Capítulo cuatro.

151 13 0
                                    

Me levanté de la cama y bajé al salón lo más rápido posible.

- Dejar a YoungJae -dije- Yo tengo toda la culpa... Pero esque hay un problema -de la rabia que tenía acumulada una lágrima decidió escaparse de mis ojos- El policía pega a su hija y a su mujer.
- ¿Estás llorando? -me preguntó HimChan abriendo el puño suavemente.
- No, tan sólo... Da igual, no quiero que ese gilipollas toque a su hija, ella no se merece eso -dije- Asique tenemos que hacer algo, lo que sea. Y no pienso quedarme en casa.

Todos estaban callados, sin saber que decir, con lo cual aproveché para salir de casa ya que sabía que no me lo impedirían.
No tenía prisa con lo cual fui andando por el bosque, dando vueltas sin rumbo, era la única forma de evadirme de toda ésta mierda.

Tras horas en el bosque me senté en una de las ramas de un árbol. Me apoyé en el tronco y miré al cielo, hacia poco que había amanecido por suerte las ramas superiores de ese árbol me protegían de los rayos del sol.
Cerré los ojos y me quedé allí hasta que cierto olor que ya conocía hizo que abriera los ojos, más el ruido de unos pasos adentrándose en el bosque.
Bajé de la rama y andando me acerqué a donde la oía.
Iba quejándose y mirando al suelo.

Me subí a otra rama, un poco más alta que la anterior y la observé desde allí. Cuando levantó la cabeza se dio cuenta de que estaba perdida, se le aceleró el corazón y el olor de su sangre se intensificó.

Oí a los chicos acercarse, su olor había llegado hasta nuestra casa. Vi a DaeHyun en la rama de un árbol cercano, le miré furioso enseñándole los colmillos, era un aviso de que no se atrevieran a tocarla, y así avisé a los demás cuando conseguí localizarlos, decidieron alejarse ya que si no el olor de la chica les haría lanzarse sobre ella sin importar nada.

Al moverme hice ruido y la chica se asustó de nuevo, su olor volvió a calarse en mi, agarré con fuerza la rama para evitar matarla.

- ¿Hay... Alguien? -preguntó sin moverse.
- Sí -dije no muy alto, ella miró hacia arriba- Siento asustarte.
- No me has asustado -mintió y yo reí- ¿Cómo has llegado hasta ahí arriba?
- Trepando, no está tan alto, ¿y tú qué haces por aquí sóla?
- Escapar de casa.
- Pero te dije que aquí corrías peligro. Hay animales peligrosos que podrían matarte en un abrir y cerrar de ojos -dije refiriéndome a nosotros.
- No sé de que animales hablas, aquí sólo hay pajaros, y como mucho serpientes y arañar -dijo.
- Hablo de otros animales -dije sentándome más relajado- Aunque esos animales suelen cazar de noche, pero si una comida tan apetecible anda cerca pueden cambiar su horario y atacar por la mañana.
- No creo que haya animales así por aquí -dijo- Deberías bajar, te vas a hacer daño ahí arriba.
- Creo que lo mejor será que me quede aquí. Y tú deberías marcharte.
- No tengo ganas de volver a casa -dijo dándole una patada a una piedra.
- Ah. Oye, ¿cómo te llamas? -pregunté.
- Min -dijo, su corazón ya no latía tan rápido, al fin se había relajado- ¿y tú?
- JongUp.
- Por cierto, no me explicaste por qué sabes que mi padre es policía. ¿Nos espías? Porque nunca te he visto por el pueblo.
- No es nada, sólo que el otro día te vi con él cuando volvía a mi casa -sonreí leventente para no mostrar mis colmillos.
- Oh -dijo- No sé por qué pero tenía la impresión de que estarías por aquí -empezó a andar.
- Suelo andar mucho por aquí.
- Así sabré donde encontrarte -río- Espero volver a verte.

Bajé del árbol.

- Por tu bien será mejor que no nos volvamos a ver -y salí corriendo de allí.

Cuando llegué a casa subí a mi habitación y cerré la puerta, pude respirar con tranquilad cuando ya no la tenía cerca pero las ganas de retenerla a mi lado no se fueron hasta que entré en casa.

#Narra Min.

- Por tu bien sera mejor que no nos volvamos a ver -dijo, al darme la vuelta ya no estaba.

¿Había sido todo una alucinación? No creo, él es real. Demasiado perfecto para serlo, pero es real.
Salí del bosque y volví a casa, tras comer subí a mi cuarto y alli me quedé toda la tarde.
Estuve leyendo, jugando al ordenador y mirando el techo sin más.
Después de cenar volví a mi cuarto, por suerte mi padre no había vuelto. Me puse el pijama y me senté en la cama contra la pared y con el ordenador sobre las piernas.

Oí algo fuera, y sí, me asusté, pero no me moví ni un centímetro. Moví sólo los ojos para mirar la ventana.
En el árbol había una sombra que se acercaba poco a poco a la ventana y cuando le dio la luz del cuarto vi quién era.
Al darse cuenta de que estaba mirando saltó para desaparecer de mi vista y yo me acerqué a la ventana, la cual abrí.

- Sé que estás ahí JongUp -dije- Venga, sal...

Saltó de nuevo a la rama desde el tejado y me asustó, él se echó hacia atrás.

- ¿Qué haces aquí? ¿De verdad que no eres un violador o algo por el estilo? -pregunté.
- No lo soy -sonrió. Sus dientes brillaban con un tono blanco precioso, pero dejó ver sus colmillos.
- ¿Entonces? -pregunté.
- Quería verte -dijo aún echado hacia atrás.
- Ah, puedes pasar si quieres -dije.
- Prefiero quedarme aquí -dijo acomodándose- No quiero hacerte daño.
- No eres un violador ni nada así... No me harás daño -me senté en el borde de la ventana.
- Soy algo peor que eso -pegó más su espalda al árbol.
- Un vampiro -afirmé.
- ¿Cómo...? -preguntó.
- ¿Cómo lo sé? Ni idea, supongo que tus ojos rojos y esos alucinantes colmillos me lo habrán dicho.
- Mierda -dijo casi en un susurro.
- ¿Soy tu próxima comida? -pregunté.
- No, no quiero matarte.
- No lo entiendo, ¿entonces por qué no te acercas?
- No sé si seré capaz de controlarme estando cerca de ti -dijo- Sigues siendo una debil humana.
- Puede -reí- Pero si no quieres acercarte a mi y aún así me sigues a todos los lados será un poco raro.
- Un poco sí -río.

Su risa era tan perfecta, bueno, como todo él.

- Una pregunta... ¿Por qué no tienes miedo? Sabes que soy un vampiro, que tomo sangre humana... Y aún así me estás invitando a entrar a tu casa...
- Puede que los vampiros me gusten -sonreí- Mi padre habla tanto de vosotros que para mi ya sois algo normal, aunque él habla de vosotros como si fuerais unos monstruos horrorosos pero para mi es tan increíble que algo como tú exista...
- Que rara eres -sonrió.
- Un poco, pero no sé... Me gusta como soy -dije moviendo los pies.

Oí como mi padre subía las escaleras y JongUp también porque se escondió entre las ramas. Entré a la habitación e hice que estaba recogiendo.

- No has recogido la cocina -dijo entrando por la puerta.
- Ya, esque estaba mamá cenando cuando yo ya había terminado -intenté decir amablemente.
- Pues bajas ahora mismo a recoger -dijo acercándose a mi.
- Papá, todavía tienes que cenar tú -rechisté.

Me pegó tal golpe que no pude evitar no llorar.

- Baja ahora mismo -dijo.

Bajé a la cocina y recogí todo sin decir nada, mi madre estaba en el sofá sin moverse, supongo que porque mi padre no la dejaba.
Al terminar subí de nuevo medio llorando y me senté en la cama, se me había olvidado que JongUp estaba allí hasta que se sentó en el marco de la ventana.

- Min, yo...
- Siento que hayas visto eso -dije sin mirarle.
- Escuchame, no voy a dejar que vuelva a pasar -dijo.
- La unica manera sería matándome -dije mirándole a los ojos.
- No pienso matarte, te lo he dicho -se acercó tan rápido que no me dio tiempo ni a darme cuenta- Haré que tu padre no vuelva a tocaros ni a tu madre ni a ti...

No sabía si él se había dado cuenta de lo cerca que estaba de mi pero era bastante reconfortante.

- Vete a la cama e intenta descansar, recuerda que voy a estar por aquí -sonrió y salió por la ventana.

Me metí en la cama y apagué la luz.
Oí a mi padre y a mi madre subir de nuevo.

- Dejala, ya está en la cama -dijo mi madre.
- Por ahora se libra -dijo mi padre y yo suspiré.

Les oí entrar a su habitación.

- ¿Y tú quién eres? -gritó mi padre.

Red [B.A.P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora