Escape del Pasado

Cap 3: El Adiós

Íbamos caminando de lo más tranquilos. No me dieron casi asignaciones, así que puedo jugar todo lo que quiera, hasta las 9.

Manuel: ¿Tienes asignaciones hoy?

Juan: Lamentablemente, siiiii. Cuando estas en la universidad es más difícil y te dan más cosas que en la escuela. Dijo tristemente

Yo quería jugar Play Station con mi hermano, pero le dieron muchas asignaciones. Tendré que jugar solo. No me gusta que le den muchas asignaciones porque no puedo jugar con él. Me preocupa que cuando termine la universidad, se irá de casa y me deje solo. Por eso me encantan los veranos, porque puedes acostarte a la hora que tu quieras y estar libre. A veces mi hermano y yo nos vamos a ayudar a mi papá a lavar el carro y arreglarlo para no tener que caminar. Estoy tan feliz porque mi abuelo nos regaló un carro que tenía en su casa abandonado. Estaba oxidado y mohoso pero se que si ayudo a mi papá a arreglarlo, no tendré que caminar más.

En fin, íbamos caminando tranquilamente. Pasamos por la tienda de los helados y por el parque. Se nos hizo de noche ya que Juan se quedó hablando con sus amigos y su "NOVIA". Odio cuando Juan se queda mucho tiempo hablando, no se calla. Me aburrí, así que saque su celular de su bolsillo y me puse a jugar y escuchar música. Después de más o menos 2 o 3 horas, Juan paró de hablar y se despidió de sus amigos. Guardé su celular y continuamos nuestro camino. No me gusta caminar de noche, pero por culpa de Juan, lo tuvimos que hacer. Pasamos por un callejón oscuro y sin salida. Miré a mi hermano y veo un señor atrás enmascarado y vestido de negro con un arma.

Manuel: ¡¡¡¡CUIDADO!!!!, ¡¡¡¡ATRÁS TUYO!!!!!

Juan miró hacia atrás y vio a el señor.

Juan: ¡¡¡¡CORRE ,MANUEL, CORRE!!!

Juan trató de defenderse, pero no lo logró. Estaba herido, sangrando por el costado. Cuando empecé a correr, miré hacia atrás y empecé a llorar; no sabía que hacer. Me escondí detrás de un muro esperando que se fuera.

El señor retrocedió, como si fuera a buscar a alguien. Corrí hacia Juan, y noté que estaba pálido, sudando y débil. No sabía que hacer, no lo quiero abandonar y más en esas terribles condiciones. Después de lo bien que me ha tratado, no merece ser abandonado. Lo quiero mucho pero no se que hacer.

Juan: Te quiero Manuel, pero ahora debes irte, salir de aquí y estar a salvo. Estos hombres volverán.

Manuel: ¿Cuales hombres?

Juan: No te preocupes por eso ahora. Debes salir de aquí. No te preocupes por mí. Estaré en un lugar mejor y nos volvemos a ver. Te quiero.

Esas palabras me hicieron llorar más, estaba llorando inconsolablemente.

Manuel: No te mueras, Juan -dije mientras acariciaba su mejilla- todo estará bien, buscaré ayuda

Me levanté, con mis ojos llorosos y con dolor en el alma, empecé a correr. No esperaba que este momento llegaría tan temprano. El tenía sólo 18 años. De pronto escuché otro disparo más, a lo lejos. Lloré con más fuerza ya que sabía que mi hermano no iba a sobrevivir.

Logré llegar a una comisaría de la policía y le notifiqué la situación. Los dos hombres me tomaron la mano, me montaron en su carro y me preguntaron en donde ocurrió. Yo les señale donde era y le describí el lugar. Cuando llegamos, me dirige hacia Juan. Estaba más pálido todavía.

Manu: No, Juan, no -dije llorando mientras acariciaba su rostro. No te mueras. Abre los ojos. No te vayas. No me dejes solo, quédate aquí conmigo.

Juan abrió suavemente los ojos y acarició mi mejilla; así mismo, suavemente, los cerró y nunca más los volvió a abrir. En ese momento llego la ambulancia.  Cuando llegaron, trataron de salvar a Juan, pero ya era tarde. Me fui llorando y gritando. Me causó una gran herida, un hoyo vacío en mi corazón. Me llevaron a casa y le contaron la terrible noticia a mis padres. Ví sus caras tristes, estaban llorando y lamentándose. Que clase de idiotas hicieron esto. Mataron a mi hermano en frente de mi, y lo dejaron desangrar. Lo estrañaré mucho......