¡Oops! I Did It Again

15. Extra 3: James

- Es momento, no podemos esperar más
- ¿Estás seguro? - apretó su mano con dulzura - Podríamos...
- Nada de eso, será ahora o nunca - dijo con su mirada llena de determinación.

Bob sonrió inmensamente al ver aquella mirada en los lindos ojos del chico que había robado su corazón. Era algo que nunca se cansaría de admirar del menor de los Way, su fortaleza, su determinación... cada pequeño y maldito detalle sólo hacía que se perdiera a cada segundo en esa cálida y reconfortante sensación en su pecho.

Ahora comprendía un poco más a Frank. También temía que alguien se percatara de lo perfecto que era su Michael y quisiera alejarlo de su lado. Instintos asesinos en su usual temperamento calmo hacían aparición cada vez que Ray, Brian e incluso Gerard entablaban una corta conversación con su Mikey.
- ¡En serio! ¡¿No han dicho nada?! - interrumpió Sara sus cavilaciones - Ok, ok, no te juzgaré... tu hermano tardó mucho en decirle al padre, al menos fuiste lo suficientemente inteligente como para enterarlo antes que a todos - le dirigió una significativa mirada al rubio.
- ¿Ese en nuestro bebé? - Mikey señaló el monitor donde se veía una imagen borrosa; el tierno bulto los saludaba
- Así es - Sara asintió enérgicamente, concentrándose por completo en el bebé - Tiene cuatro meses exactos - sonrió
- ¡¡Wow!! Creo que se parece a mí - dijo Bob, recibiendo un leve golpe de parte de Mikey

Ambos padres se perdieron en el bultito por varios minutos, admirando lo pequeño que era sin perder la enorme sonrisa en sus rostros. Mientras Bob no dejaba de apretar la mano de Mikey y tratar de retener sus lágrimas, el castaño lucía sereno pero con una gran sonrisa nunca antes vista.
- Todo está de maravilla - dijo Sara finalizando con la hermosa imagen - Pueden irse a casa
- Muchas gracias Sara - el rubio abrazó a la mujer con fuerza, dejando escapar varias lágrimas. Ella sólo respondió el abrazó con una mueca divertida por el comportamiento del ojiazul.
- Gracias Sara y discúlpalo - dijo Mikey cuando fue su turno para abrazarla - Últimamente está muy sensible
- Cuídate Mikey... veremos cómo toma tu hermano la noticia
- Es mi hermano, no creo que se altere demasiado.

~*~

- ¡Miles! ¡Frank! ¡Dejen de correr por la sala! - gritó mientras mecía a una inquieta Cherry entre sus brazos
- No grites mi cielo, asustas a los niños - Frank señaló con la cabeza a los otros dos pequeños que tanto su madre como la de Gerard mecían sin cesar.
- No gritaría si hubieras cambiado a Miles como te pedí... ¡¿Y qué dije de los perros!? - pateó levemente a los pequeños cachorros que insistían en morder su pantalón - ¡¡FRANK!! - el susodicho huyo de inmediato
- ¿Hola? - Mikey y Bob entraron al hogar de Way y Iero, sintiéndose aturdidos por el descontrol.

Los trillizos lloraban desesperadamente mientras dos cachorros jugueteaban con el pantalón de Gerard quien lucía unas impresionantes ojeras y el cabello extrañamente amarrado en una pequeña coleta. Estaba acostumbrados a verlo radiante, con pantalones ajustados y una sonrisa pícara... nada comparado con su imagen fachosa de ese momento, luciendo un pantalón suelto y una camisa negra con restos de leche.
- Oh, hola - saludo apenas, pasándoles de inmediato a la pequeña Cherry - Pasen por favor, la comida está casi lista
- ¿Quieres que te ayude? - se ofreció Mikey mientras dejaba que Bob se encargara de la pequeña Cherry y, de paso, tomara algo de práctica - Yo tengo... debo decirte algo
- No es necesario... iré a cambiarme - antes que pudiera decir algo Gerard había desaparecido.

Con algo de incomodidad fue a sentarse junto a su madre. Apenas hacía un mes les había soltado la noticia de que era gay y tenía pareja, ¿cómo soltarles que también estaba embarazado?
- Hola cariño - le saludo su madre - ¿Cómo has estado?
- Ehh... bien... Bob y yo estamos viviendo juntos y...
- ¿No crees que es algo precipitado? - interrumpió su madre - Digo, llevan un mes como pareja
- Lo que pasa es que...
- ¡La comida está lista! - apareció Frank gritando, con Miles en sus brazos. Jamás pensó que pasaría pero en ese momento no podía apreciar más al enano baboso que tenía por cuñado - Muévanse o Gee vendrá y nos golpeará a todos.