Mi Amada Jefa •|Selena Gomez Y Demi Lovato|•

Tal vez, sólo no lo sé....

—Te ha sentado bien vivir sola ¡eh! — me codea y deja el plato por segunda vez a la mitad de sopa en la mesa de madera rectangular de la cocina.

—Sí, mamá — le sonrío con una sonrisa fingida.

— ¿Y qué hay de tu vida hija?, ¿Quizás un chico? — pregunta curiosa sentándose a mi lado, no se porque intenta comportarse como mi amiga cuando lo que ocasiona son traumas.

—Estoy disfrutando mi empleo, y paso trabajando todo el día — asiente decepcionada — y ¿Grace? — pregunto tratando de relajar el ambiente.

— Jugando con sus juguetes junto a Brian— me dice no muy convencida.

—Ah, vale — la veo de reojo — te ha quedado buenisima la sopa, gracias — la misma mentira de siempre, odio como cocina, nunca me ha gustado excepto por dos o tres comidas pero en general cocina horrible.

— Hemos llegado a la conclusión que nos ocultas algo Selena — y aquí empieza su mismo drama — ¿Te has vuelto homosexual? ¡Dios!, ¿Acaso te has metido con un hombre casado?, ¿Que paso con el chico aquel? — al menos me ha dejado comerme la mitad del plato de sopa.

—No mamá, no me he vuelto homosexual, no me he metido con un hombre casado y con el idiota ese, creo que se te olvida que se acostó con Taylor — contesto con pesadez tratando de no levantar la voz, ella respira dramáticamente y acaricia mi hombro.

—Él me caía bien — me mira como si yo tuve la culpa que se acostará con mi supuesta amiga.

—¡Vale! — grito —  ¡adoptalo y listo!, ¡me tienes hasta el coño! — tiro los cubiertos y tomo mi chaqueta, siempre es mala idea venir a ver a mi madre — y sabes qué, por esto es que no te visito, ¿Acaso sabes como sufri cuando me entere que el me habia traicionado?, ¿Tu que hiciste? ¡Me repetías que algo había hecho mal y por eso él buscó en otro lugar lo que yo no le di!  y sabes qué — ella me mira esperando a que hable con el ceño fruncido — ¡Nunca me gustó tu sopa!.

Se lleva la mano al pecho como si le he disparado — ¿¡Que has dicho?!, ¡Brian! ¡Brian — aparece mi padrastro bajando los escalones rápidamente viendonos preocupado.

—¿Que pasa? — pregunta afligido.

Me llevo las manos a la cintura y ruedo los ojos.

— ¡La niña se nos ha echado a perder! ¡Ahora ya no ama mis comidas! ¿¡Que hemos hecho mal?!— él la abraza y me ve negando con la cabeza.

—Yo me voy, te hablo luego. Te depositaré el dinero a tu cuenta — subo el zipper de mi chaqueta para irme.

—¡Selena!, ¡Selena! — escucho como grita mi madre cuando salgo de su casa.

Siempre es lo mismo, mi mamá cree que las mujeres nacieron para casarse, tener hijos, y dedicarse a su marido y hogar, soportando a toda costa lo que ellos hagan porque son “hombres”. Eso no va conmigo aunque sé que he dicho que quiero un marido millonario, es otra historia.

Me pongo el gorro de lana, mientras camino por las calles de California, desearía alguna vez ser parte del orgullo de mi madre pero no, nunca ha confiado en mí.

Tomé mi celular y le marque a mi jefa, que mas da, yo no puedo confiar en nadie más y se que ella no irá con el chisme con todos como lo hiciera Lana. Y se que dirán entonces ¿Por qué es mi amiga?, bien cuando creces te das cuenta que solo te tienes a ti misma aunque quisieras una amiga de verdad a veces no pasa y solo tienes conocidas o como las llamo yo amigas de fiesta. Yo quiero mucho a Lana pero también sé que es una chismosa, eso... es una chismosa de primera.

—Hola — contestó confundida.

—Espero no haberte interrumpido — digo, y siendo sincera me he arrepentido y quiero colgarle.