—No se me dan las palabras tiernas — me sonrió y asentí.
—Lo noto, y es una antología porque trabajas con escritores y lees libros que hoy han sido todo un éxito — dije juguetona acercándole la copa de vino tinto.
—¿Qué quieres que diga?, ¿que cite una?, ¿qué te parece, mi diosa interior brincaba cuando él dijo que me quería y mi vientre deseaba ser llenada?— soltó una carcajada y sonreí.
—¡Oh vamos, Demetria! — exclamé y ella golpeó mi hombro.
—Es una frase ¿no? — preguntó y tomó un sorbo de la copa de vino.
— Yo hablaba de frases buenas, de amor o desamor señorita Lovato — arquee una ceja y ella asintió.
—Bien, bien, ¿qué te parece esa frase de quién te rompe el culo es porque te ama?— me vio seria.
Empecé a reír confundida — ¿Existe al menos una frase así? — negó.
—No, pero debería de existir digo para los sadomasoquistas — tomó de nuevo un sorbo de vino.
—¿Acaso eres sadomasoquista?, porque si es así no estoy a favor de la violencia hacia la mujer — respondí.
Sonrió — ¿Quién dijo que era violencia?, no lo es; es una manera de hacer el amor así como muchos le gustan el látex, la lencería o que se disfracen de animales — habló tranquila.
Asentí — Buen punto — tome de mi copa y mientras lo hacía Demetria movió mi copa haciendo que el vino cayera de mi vestido.
Empezó a reír y dejó su copa en la repisa de la cocina.
—Lo siento.
Su risa era tan contagiosa que no pude enojarme o exigirle lo que había hecho.
—Se manchara — le dije.
—Solo usa sal y agua carbonatada — habló con una sonrisa en su rostro — no exageres todo.
—Tendré que quitármelo — anuncie y ella se mordió el labio inferior y negué — iré a mi habitación.
Bufo — No voy a hacer nada de lo que no quieras así que puedes hacerlo aquí — aseguró.
—Me da vergüenza — dije y me fui hacia la habitación.
Tome una camiseta grande, y regresé.
—Sexy — me alagó y negué.
—Me gusta ese vestido, realza tu figura y te hace ver más sexy — ella sonrió y se llevó un mechón de cabello detrás de la oreja.
—Gracias, nadie suele halagarme — habló en voz baja.
—¿Quieres más vino? — pregunté tratando de cambiar de tema.
Todos merecen recibir halagos así sean como ella, gruñona y exigente.
—Si, gracias — asintió y me entregó su copa de vino.
—Pues, yo sí te diré todos los halagos del mundo — Sonreí entregándole la copa de vino.
—Eso es un lindo detalle de tu parte Gomez — levantó su copa y luego bebió un sorbo.
—Si trabajara para ti, te pediría un aumento por eso — me vio seria, sin ninguna expresión en su rostro y me eché a reír —¿Te la creiste? — le pregunté y su expresión se suavizó, empecé a reírme aún más fuerte.
—Me has tomado el pelo — me dio una media sonrisa.
—Supongo.
Nos miramos sin decir nada más, sus ojos avellana me transportaba a un lugar donde no quería huir, sus ojos avellanas me miraban tan atentos, llenos de amor y vida que no quería dejar de verlos, su expresión tranquila y dándome toda su atención como si fuese una escultura en un museo.
—Me gustas — sus manos buscaron las mías y sin pensarlo dejé que fundara mis manos con las suyas, me acerque a ella sin que ella lo pidiera.
No podía dejar de verla y sonreír, empezó a besar mis manos de una forma lenta y amorosa. No pude más y baje mi rostro, buscando la manera de unir nuestros labios; ella lo entiendo puesto que soltó un jadeo y capturó mi labio inferior. Nos besamos lento y preciso, sus manos llegaron a mi cintura y las mías en su cuello, de un momento a otro, nuestro beso se transformó en uno apasional, y las manos no se podían mantener en un mismo lugar, subían y recorrían todo mi cuerpo, sin pudor alguno y no era que me importara, es más agradecía que Demetria fuera una sinvergüenza como lo es. Nos separamos y nuestros pechos subían y bajaban.
—¿Por-por qué te alejaste de mí? — preguntó con dificultad.
Suspire y baje mi vista — Sólo estaba confundida, quería alejarme de ti; me confundiste y ahora estoy segura que fue lo peor que pude hacer, me gustas y mucho — respondí con sinceridad.
Con el dorso de sus dedos subió y mentón, y me regaló una sonrisa tan sincera que sin saber cómo también estaba sonriendo y me dio un corto beso en los labios.
—Me encantas — sonrió y me abrazó fuerte — quiero que regreses a trabajar pero como mi mano derecha ¿te parece? — me preguntó con voz aniñada.
Estaba dando saltos internos — Está bien — no quería que pensara que me había vuelto loca sin ese trabajo.
—Y también quiero que seas parte de mi vida — murmuró en mi oído y sentí un escalofrío que me recorría toda la espina dorsal.
Sonreí —Sería un placer Demetria — besé su cuello y jadeo.
—No hagas eso, te juro que trato de contenerme pero haces todo para que… — se calló y mordió el lóbulo de mi oreja.
—Dime mejor, cual es tu otra fantasía y la hago con gusto, recuerdo que solo te hacia falta dos — Sonreí coqueta y ella arqueo la ceja.
—¿Segura? — preguntó viéndome expectante.
Rodé los ojos — ¿Por qué crees que te estoy preguntando? — la vi obvia.
Asintió un par de veces — Si, tienes razón, entonces…. — vio el sofá.
Se levantó de la silla del taburete, y se fue al sofá viéndome coquetamente. Y sabía que tenía una idea, que tenía su fantasía y mis manos sudaban frío; me llamó con su dedo pulgar y fui hacia dónde ella sin saber exactamente qué es lo que deseaba. Pero sabiendo que debía complacerla.
Abrió sus piernas y se subió el vestido, viéndome con pasión retenida y mordiéndose el labio inferior.
—Quiero que lamas, chupes, muerdas; succiones toda mi coño. Quiero que me hagas venir — me habló con voz ronca.
Me arrodille delante de ella y le sonreí, no sabía cómo hacerlo bien pero debía intentarlo. Nos miramos por un momento y bajó su rostro para darme un beso lleno de pasión.
Bien Selena, aquí vamos; me dije y empecé a bajar su braga.
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Mi Amada Jefa •|Selena Gomez Y Demi Lovato|•
FanficMi vida dio un vuelco cuando entre a "Lovato Editorial". Y yo añoraban ese cambio, y fue así. Poco a poco mi vida pareció mejorarse hasta que mi jefe decidió dejar todo a manos de su hija la cuál pensamos que seria como el señor Lovato pero no. Mi n...