Mi Amada Jefa •|Selena Gomez Y Demi Lovato|•

Te quiero.....

—Gomez a mi oficina, ¡Ahora! — gritó cuando entró por el ascensor.

Había vuelto a la empresa, y nadie sospechaba que yo mantenía un “romance” con ella. Sabía que si se enteraban no me hablarían y me tendrían como una traidora y básicamente aunque lo fuera, no quería enfrentarlos. Demi accedió y dijo que estaba bien por ella, así que aquí estábamos fingiendo que había regresado porque yo se lo había implorado. De igual forma ella me dijo que no podíamos anunciarlo debido a que nos estábamos “conociendo”.

—Ahora voy, señorita Lovato — respondí.

—¡Es una pesada!— hizo una mueca de fastidio Lana y yo solo pude verla de reojo.

¿Yo me expresaba así de ella?, me da vergüenza pensar que yo pensaba eso de Demetria.

—Si...— arrastré las palabras mientras tomaba unos papeles que no tenía idea de que eran.

—Suerte, la vas a necesitar con maléfica — rió y yo solo deseaba romperle la boca pero sonreí de forma forzada.

Camine de forma apresurada fingiendo que mi vida dependía de ello, porque sabía que yo era la favorita de la jefa…

Toque dos veces la puerta, y luego la abrí, puse el seguro y me gire para verla.

—Te he extrañado, buenos días — se acercó a mi.

—Buenos días — la saludé con una sonrisa y deposité un corto beso en sus labios.

Me tomó de la cintura, y me pegó a ella; besó mi cuello para luego besar mis labios de forma lenta y tentadora como sabe que me gusta. Soltó mis labios y besó mis manos.

—¿Como estas preciosa?, ¿que tal todo? — preguntó fobial.

Su voz era más aguda y su sonrisa más resplandeciente.

—Cuando te veo, sé que no podría estar mejor — respondí.

Sus mejillas se tiñeron de carmesí, mientras que sus ojos me miraban con ternura.

—Desde que te vi, me deslumbre por ti.

No dije más y solo le sonreí, ella sabía cómo dejarme sin palabras y como hacerme sentir bien con una frase rebuscada o sincera; me daba igual solo me gustaban las palabras que articula.

—Hoy iras a mi casa ¿cierto? — pregunta yendo hacia su silla.

Sonreí — Sí, si quieres — respondí llevándome una hebra de cabello para atrás de mi oreja.

—Sabes que siempre quiero tenerte conmigo — respondió rodando los ojos.

—Está bien — respondí sonriendo.

—Acércate y bésame — me dijo y se colocó las gafas.

Bufé, me acerqué a su escritorio posando mi cuerpo encima y tomando su cuello con mis manos, acercó su rostro y unió nuestros labios en un beso lento, como si conectáramos nuestros sentidos en uno.

—Te ves hermosa — dijo al separar sus labios de los míos — como siempre — se mordió el labio inferior.

Sentía mis rodillas temblar, no podía creer como ella podía hacerme temblar con solo oír su voz y con una frase hacía más de lo que haría un regalo costoso.

—Tú eres hermosa — respondí con una sonrisa de esas que hacen que duelan tus mejillas.

— ¿Qué hice para merecerte? — preguntó viéndome como si fuese todo lo que tiene en este mundo.

—Eso me pregunto cada vez que te veo— parpadeo unas veces repetidas y yo salí de su oficina rápidamente.

Mi corazón latía con fuerza y sentía mis mejillas arder, negué y me pegue en la puerta; me hacía sentir como una adolescente.