Un "me gustas" correspondido...

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Me sumergí entre sus piernas, y cerré mis ojos para que todos mis sentidos se concentraran en ella. Tenía la cabeza echada para atrás, la boca levemente abierta y sus manos se aferraban a la parte de atrás del sofá; no podía hacer más que jadear y seguir degustando su sabor junto sus pliegues.

—¡Oh, si! — exclamó con voz ronca y un gemido ahogado salió de su boca.

Los gemidos llenaban la habitación y mis oídos, sentía mi garganta seca y deseosa de llenarla de su sabor y nada más que eso.  Sentía mis mejillas arder y sudaba como si fuese yo quien recibía tal atención; en un momento empezó a temblar y a mover sus caderas más toscamente, yo solo atine a seguir en lo mío y llegó al orgasmo.

—¡Oh, Selena! — gimió y se llevó las manos al rostro.

Se mantuvo así por un tiempo prolongado, su pecho subía y bajaba de forma rápida, y sus mejillas estaban teñidas de carmesí. La observé incluso así se me hacía hermosa y me gustaba.

—¿Estas bien? — me atreví a preguntar.

Sonrió y deslizó sus manos afuera de su rostro — ¿Como crees que estoy? — preguntó con una sonrisa y su quijada marcada apareció.

—Por eso he preguntado — le dije en tono neutro y ella me vio confundida.

—Bien.

Fue todo lo que dijo y se acomodo la ropa interior y sacudió el borde de su blusa.

—¿Estas molesta? — no quería que se molestara y la verdad es que me encantaría tener una sesión de besos y luego…

—No— contestó de forma seca.

—¿Quieres quedarte a dormir? — me atreví a preguntar y es que deseaba que se quedara porque me gusta su olor y su calor.

Su sonrisa creció más y fue inevitable sonreír — Con gusto, Gomez — se extendió la mano y la acepté.

No dijimos nada y yo solo procure no pensar mucho en lo que había pasado en el sofá de mi casa, debido a que, a veces yo puedo exagerar, bueno siempre lo hago.

Empezó a desvestirse delante de mí, sin vergüenza alguna y me molestaba aunque también me gustara.

—¿Puedes darme una blusa o pijama para dormir? — me pregunto inocente y moví mi cabeza en aprobación.

—Claro — le dije y solo pensé que no debía verla mucho aunque nos hayamos besado y todo eso.

No debía enamorarme aunque me gustara su compañía. Demetria no es de esas mujeres que te van a llamar novia o pareja. Aunque me haya tomado de la mano delante de todos…

Me incorpore a la cama y ella hizo lo mismo, se acercó a mí rodeando mi cintura, y me apretó a ella.

—En serio, me gustas — y sentí que todo mi cuerpo se erizaba, y su voz en mi oído era la sensación más inexplicable pero a la vez hermosa.

—También me gustas — respondí intentando no sonar insegura.

—¿Podemos tener una cita alguna vez? — pregunta aún hablando sobre mi oído y erizando mi piel.

Rió — ¿En serio?, hemos hecho muchas cosas y me dices eso — suelto con diversión.

Jadea, puedo sentir el aire que absorbe por la nariz y el latir de su corazón en mi espalda.

—Es diferente, seria por….— se calla un momento y se separa de mi, incorporándose boca arriba en la cama — olvidalo, buenas noches Gomez — se gira y ahora yo volteo para abrazarla por detrás.

—Me encantaría, pero espero que cuando descubras ese “algo”, no te alejes de mí — Murmuré sobre su espalda y ella giró para verme.

—No lo haría, tengo por seguro — responde y con el dorso de sus dedos acaricia mi mejilla.

Gira un poco más y sus manos se deslizan hasta mi quijada, sus ojos se cierran y besa mis labios, solo uniéndolos sin movimiento alguno hasta que yo no puedo más y tomo su mejilla y empiezo a exigir sus labios atrapando su labio inferior.

Sus manos atraparon mi cintura y la mía su cuello, baja su mano a mi nalga derecha y con la izquierda acaricia mi pecho.

—Mierda Gomez, me enloqueces — murmura sobre mis labios y vuelve a besarme de forma desenfrenada.

No me dio tiempo de responder, pero de igual forma no me importaba, solo quería sus labios sobre los míos, el sabor de su saliva junto al sabor de la mía y su calor con el mío.

Jadeo y rompí el beso, me giré de la cama dándole la espalda y me abrazó pegándome fuerte a ella.

—No te haría daño, nunca — me segura y acaricia mis dedos.

—Lo sé — respondí, suspiramos y sonreí — yo nunca te haría daño, lo sabes ¿no? — dije expectante.

—Lo sé — respondió con voz queda.

No dije nada puesto que solo quería entender lo que estaba pasando, no me importaba más nadie, solo ella y ni siquiera había pensado en Bryan durante toda la tarde si no hasta ahora que estaba acostada entre los brazos de la prima de mi aun novio y no me importaba menos, es sólo que no voy a cambiar los brazos cálidos y finos por unos toscos y fríos como los de él; quizás no íbamos a estar juntas por siempre pero el tiempo que me estaba dando lo iba a disfrutar, de todos modos no tenía ni tengo nada que perder.

Sentí su pierna encima de las mías y su respiración tranquilizarse, su mano dejó de apretar la mía y supe que se había dormido. Me mantuve observándola y pensando en todas esas perversiones que ella ha pensado conmigo y quizás antes me hubiera espantado pero ahora solo deseaba saberlo, saciar mi sed y dejar que hiciera conmigo lo que se le antojara, no me gustan las mujeres solo me gusta ella, y solo ella me gusta.

Solo Demetria hace que sienta ese sentimiento extraño, como felicidad y ganas de estar con ella, quizás no solo me gusta, quizás la quiera pero nunca se lo voy a decir porque ella es alguien imposible y aunque quiera pensar que no lo es; así es.

Mis párpados pesaban y mi cuerpo empezaba a entumecer, supe que en cualquier momento me dormía así que solo me incorpore junto a ella, escondiendo mi rostro en el hueco de su hombro y cuello aceptando así el polvo de sueño y me dispuse a cerrar los ojos.

Mi Amada Jefa •|Selena Gomez Y Demi Lovato|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora