21/30. Revelaciones

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Lizet...

Damon me regaló un gato para que me hiciera compañía. Como si Lucile con lo parlanchina que es fuera tan fácil de sustituir. Mi nuevo y peludo amigo es una bola de pelos grisáceo con el hocico literalmente aplastado entre medio de los ojos. Como no me agrada -ni yo a él  -; y como su cara es igual de fría e inexpresiva que cuando conocí a Damon, la bola de pelos fue bautizado como Crowford.

Para los egipcios, los gatos eran los protectores del inframundo. De allí todo ese halo de misterio que siempre los rodea.

Crowford sólo se acerca a mi para resfregarse en mis piernas, y por alimento. Por las noches siempre se las ingenia para meterse en mi alcoba y dormir a mis pies.

Estaba en mi cama removiendome de un lado a otro cuando la puerta de mi alcoba se abrió. La habitación estaba a oscuras apenas iluminada por la luz de la luna que se filtraba entre las cortinas.

Un leve hundimiento se produjo a los pies de mi cama. Era el mismo que se producía cada vez que Crowford saltaba en mi cama. Cerré mis ojos fingiendo estar dormida y cuando menos se lo esperara lo tomaría entre mis manos para sacarlo de mi habitación.

Cada hundimiento se hacía más cercano hasta que finalmente lo sentí respirar frente a mi rostro.
Tan rápido como me fue posible, estiré mi mano para agarrar al gato y abrir los ojos, pero el lugar estaba vacio.

Me reincorporé con la espalda apoyada contra el respaldo de la cama, palpando en todas direcciones, sin encontrar nada.

Llevé mis piernas a la altura de mi pecho, hundiendo mis rostro en mis rodillas.

Las sábanas de la cama comenzaron a elevarse como si una persona estuviera debajo. Y comenzando a desplazarse en mi dirección. Los ojos me escocian de tanto llorar y todo lo que podía ver era turbio a causa de las lágrimas. Tenía un miedo de muerte.

- Lizet - susurro lo que sea que tuviera frente a mi - Tienes que marcharte antes de que te atrape.

- ¿Q-que me-me a-tra-trape quien? - alcancé a tartamudear.

- La que volvió de entre los muertos - concluyó.

***

Desmond...

- Sigo sin comprender porque justamente yo tengo que cuidar de la joven - agregué.

- Eres poderoso Desmond - dijo la anciana - Y eres el único capaz de hacer lo correcto. Sé  que en tu interior sabes que esto es lo correcto.

- Liza murió por mi culpa - dije sintiéndome como si me sacara un peso sobre mis hombros - ¿Que tal sí también lastimo a Lizet?

La anciana negó.

- Si hay un culpable en toda esta historia, ese culpable soy yo - dijo Moria - Ella debió morir cuando niña. Pero yo me negué a dejarla ir, y cuando regresó, ya no era la misma. Lo que sea que creas que hiciste, déjame decirte que la que murió aquella noche no era Liza.

- ¿Que puede tener de especial Lizet? ¿Por que es tan importante para Damon?.

- ¿Recuerdas nuestra primera lección? - inquirió Moria.

El Misterio del Monte Crowford [ Finalizada ] #FlyAwards16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora