Cuando Desmond vislumbró por primera vez a Liza después de muchos años en el internado, pensó que era lo más hermoso que había visto en su vida. Pero sólo era la cáscara lo que lo había cautivado. Desmond no podía estar más equivocado, que lo qué creía puro, sería su perdición.
***
Lizet...
Estoy en el interior de la habitación. Aquella pequeña habitación no tiene nada en particular perturbador y a la vez lo tiene todo.
Me deslizo rodeando las paredes para descubrir los cuadros. Algunos son de Damon de pequeño con sus padres cuando niño. Otros, de él más grande. En casi todas, se repite la misma mujer. Un anciana de rasgos fríos, ojos grandes y brillantes, y una cabellera grisácea, en una postura maternal. Supongo que se tratará de su institutriz. Algo en ella, llama mi atención. Un dije que luce como un pequeño espejo. En los retratos más nuevos, Damon aparece sonriente. En todos ellos, parece llevar el dije de la anciana.
Después de descubrir los cuadros, sigo por los baúles. Todos ellos cerrados bajo llave.
En el centro de la habitación, lo último en mantenerse sin descubrir, es un espejo de enormes dimensiones.
De fondo, el sonido del viento, truenos y relámpagos se mimetizan en la noche.
Algo en ese espejo me atrae, es como si ... me llamara.
La tela que lo cubre comienza a moverse por debajo.
<< De seguro es el viento>> pienso. Pero no hay ningún lugar por dónde pueda colarse un pizca de brisa.
Un paso hacia adelante. Dos. Tres. Y nada cambia, algo detrás de la tela - entre ésta y el espejo-, es el causante de aquél movimiento. Poco a poco, la tela comienza a moverse hacia mi, formando un rostro humano.
Mis ojos se humedecen, mis piernas tiemblan y me reprocho interiormente por haber metido mis narices donde no debía.
<< Los fantasmas no existen, los fantasmas no existen >>. Me repito en vano.
Sin pensarlo dos veces, tiro de la manta y como era de esperarse, no hay nada allí. Sólo un viejo y distorsionado espejo.
Tomo pequeñas bocanada de aire y vuelvo a tomar el control sobre mis nervios.
Estiro mis dedos hacia el espejo y algo extraño sucede. Fragmentos de imágenes invaden mi cabeza. Fuego, humo y carne.
Aparto la mano y siento un leve cosquilleo.
La observo. No hay nada anormal. Repito el intento , pero milímetros antes, la imagen de una mujer en llamas del otro lado del espejo me grita palabras que no llego a comprender.
Caigo de bruces al piso por el susto y escucho la puerta abrirse detrás de mi. No quiero voltear a ver.
- ¿¡Que diablos crees que estas haciendo!? - me reprende Damon.
Lo miro a él y luego al espejo pero no hay nada más que nuestros reflejos.
Él se inclina y me arrastra fuera de la habitación. Toma la llave y cierra la puerta.
Bajo los escalones de dos en dos para seguirle el paso, pero se me dificulta.
El final del trayecto culmina en mi habitación y él arrojandome sobre la cama.
- ¿¡Qué parte de no rebasar mí autoridad no quedó claro!? - espeta caminando de un lado al otro.
-¡No eres mi padre! ¡No tengo porque hacer caso omiso a todo lo que digas!- grito desafiante.
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El Misterio del Monte Crowford [ Finalizada ] #FlyAwards16
FantastiqueSiglo XIX, Irlanda. En la Mansión Crowford fantasmas pasean por sus corredores, secretos y magia rondan a sus alrededores y Lizet es sólo una pieza en todo ese halo de misterio. **** Todos los derechos reservados. Prohibida su reproduccion y copia...