El Misterio del Monte Crowford [ Finalizada ] #FlyAwards16

26/30.Vida de mentira ☆

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Lizet...

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Vida de mentira

La hechicería negra, era algo que al joven Damon se le había dado mejor que nunca desde que había emprendido su camino de venganza y odio.

Dicen que si has de emprender un camino de venganza, debes de cavar dos tumbas, una para ti y otra para tu adversario, pero las que Damon planeaba cavar, solo serian para Desmond y Lizet.

Con un leve ademán de mano y una fuerza invisible - que escapaba a el razonamiento de cualquier simple mortal -, sin siquiera tocarlo y a una distancia de al menos unos cinco metros, Damon tomó a Desmond por los aires - apartándolo de Lizet -, y lanzándolo contra unos árboles lejanos, dónde éste  cayó inconsciente.

Lizet se quedó estupefacta, ¿que era aquello que acababa de presenciar? ¿Qué estaba sucediendo allí? ¿Como fue que Damon hizo aquél truco? ¿Era un truco, en todo caso?

Para cuando logró reaccionar de su asombro, Lilith y Wilson la tenían tomada uno de cada brazo arrastrándola a la fuerza en dirección al circulo de columnas rocosas.

- ¡Suéltenme! ¡Suéltenme! ¡Malditos asesinos! -gritó al fin, vociferando aquel sentimiento de impotencia que le había provocado ver el cuerpo sin vida de Lucile.

No se necesitaba ser un experto en sacrificios humanos, para saber que lo que allí iba a gestarse, no seria nada bueno.

Lizet jaló, gritó, lloró, pero nada de aquello sirvió.

- ¿Por qué me haces esto? - preguntó a Damon entre llantos - ¿Qué te he hecho?

- No me has hecho nada - dijo el hombre de fría mirada tomándola del mentón - Ese no es el problema. Necesito algo de ti que no estarás dispuesta a darme por las buenas.

- No comprendo. ¡No entiendo que puedes querer de mi! ¡No tengo nada de valor y tú lo tienes todo! - escupió la joven.

- Te equivocas - dijo Damon - Si tienes algo que necesito. Tu vida. Y cuando la luna este en su punto más alto, la tendré.

En un nuevo ademán de manos, el circulo se encendió rodeado de llamas.

A pesar de las fuertes llamaradas, Lizet no sentía calor, sentía el frío colándose entre sus huesos.

- Ve por el imbécil - ordenó Damon a Wilson, a quien le apartó las llamas antes de salir.

Damon tomó a Lizet posicionándose por detrás de ella y haciéndola avanzar frente al enorme espejo, que ella había reconocido como el inmenso espejo de la torre. Era una estructura inmensa para haber sido arrastrada hasta allí, pensó. Pero para esas alturas, todo lo que parecía imposible dejaba de serlo en un abrir y cerrar de ojos.

Una de las primeras conversaciones con Lucile se coló en la mente de la joven Lizet.

- No están acostumbrados a ver señoritas tan finas por aquí - dijo Lucile - ¿Como es la gran ciudad?- inquiere con ese aire soñador que la caracteriza.

- Pues bien, Dublín es hermoso todo el año. Pequeños puentecitos comunican a las personas entre canal y canal. Flores lilas suelen decorar los pequeños balcones de las casas. Es ...es mágico.

- ¿Mágico? - pregunté con el ceño fruncido y ella abrió ampliamente sus ojos -¿Dije algo malo? - Ella sacude la cabeza y niega enfáticamente.