Declaraciones

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Tuve que presentarme tres veces a declarar en menos de un mes. El grupo puso un abogado a "defenderme" aunque él solo me dijo que contestase con la verdad a todo lo que me preguntasen, sin miedo a dañar a nadie. Para mí, lo que yo sabía era irrelevante para el caso, pues yo no sabía absolutamente nada.

Tras el tercer día de declaración, y de pasar horas y horas en los pasillos del juzgado esperando mi turno, mi abogada pidió que solo me llamasen de nuevo si era completamente necesario pues yo estaba en un estado de salud delicado. No volvieron a llamarme.

Marcos ha desaparecido. Esa es la principal razón por la que me hacían declarar tantas veces. Querían que yo les dijese dónde está pero, sinceramente, desde el día que le dije que estaba embarazada no he vuelto a saber de él.

Puede que no quiera pasar mi vida con él o que no le quiera formando parte de la vida de mis niños pero me preocupo por él. Al fin y al cabo fue mi única familia durante 6 años. Resuelvo preguntarle a Rubén, el último mes nos hemos visto todas las noches. A veces durante 10 minutos, otras dormía conmigo.

      - Rubén, necesito saber que está bien- le suplico por tercera vez

      - No sé...- suspira y delega- ¡Está bien! Intentaré contactar con él pero no irás sola. Elige, puede ir contigo un escolta o puedo ir yo.

      - Sé que te quedarás más a gusto si me acompañas tú así que...

      - ¡Bien!- con mis manos entre una de las suyas hace la llamada

Me besa y me abraza pero no volvemos a tener sexo. Quizás sea por la falta de intimidad o que estoy engordando debido al embarazo y ya no le parezco tan sexy. Sentados en el salón con Miguel y Elisa, hablamos sobre todo un poco, como una pareja normal.

      - ¡Nena!- Elisa me llama- ¿Cuándo es tu próxima visita al médico?

      - Pues en un par de días- me toco la barriga sintiendo a los bebés moverse- ¿Qué crees que me dirán?

      - Que los estás horneando muy bien- bromea Rubén tocando mi tripa- ¡Se mueven!

      - Suelen moverse cuando estoy quieta- siento sus dedos sobre mi cuerpo y suspiro- ¿Crees que me pondrán a dieta?

      - ¡No pueden hacer eso!- Se escandaliza Elisa- Necesitas ganar más peso, estás embarazada de cuatro meses con dos bebés y no has ganado apenas peso.

      - He engordado mucho- toco mis muslos que antes no se rozaban al andar- He tenido que comprar ropa dos tallas más grande.

      - ¿Cuál es el problema?- interviene Miguel- Nosotros te queremos y tus bebés te quieren y estas preciosa ¡Nada de dietas!

Dejo la conversación porque no quiero manifestar mis dudas sobre mi cuerpo. No quiero parecer una niña que se preocupa más por su físico que por sus hijos. En realidad, esta relación que tengo con Rubén es algo extraña, y no sé qué es. Debería hablar con él. Yo voy a ser mamá, mi vida va a cambiar mucho.

      - ¿A qué hora es tu cita?- pregunta Rubén- Si no te importa, me gustaría ir contigo

      - A las 12- intento no expresar toda la ilusión que me hace- Pero no tienes que hacerlo, ya sabes, no es responsabilidad tuya.

      - Tú eres mi responsabilidad y, por tanto, ellos también- besa mi mejilla y me aparta el pelo de la cara.

      - Yo no soy responsabilidad de nadie

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora