Otra vez

25 2 1
                                    


Rubén está esperando a que haga algo, creo. No deja de mirarme mientras yo solo puedo mirar a mi alrededor. La casa es verdaderamente bonita, decorada en colores negro, blanco y rojo. Todo muy futurista parece pero también muy acogedor.

La chimenea, vacía, capta mi atención. Sobre ella una televisión con un sistema de sonido que nada tiene que envidiar a una sala de cine. Y fotos. Por las paredes, en las mesas y estanterías hay fotos que parecen de sus familiares y amigos. Ese es el punto acogedor de la casa.

Sé que debería hacer algo. Preguntar, llorar, gritar o sentir algo, pero no puedo sentir nada. Parece imposible pensar que Marcos se ha ido, ya no estará nunca más. Mis hijos nunca conocerán a su padre.

Me doy cuenta que, muy en mi interior, yo esperaba tener un final feliz con él. Nuestra casa, nuestros niños, excursiones de fin de semana y cocinar juntos. Ayudarlos a dar sus primeros pasos y abrazarlos cuando lloren. Me siento hipócrita al estar con Rubén cuando mi subconsciente piensa de esa manera.

- Rubén- llamo su atención- ¿Cómo murió? Dani me dijo que quizás no despertaría pero no me dijo que estaba tan mal como para morir tan repentinamente.

- No estoy seguro, porque aún no han terminado el informe de la autopsia, pero por lo que se habla, le han envenenado en el hospital.

- ¿Fue asesinado? ¿O un accidente?- sigo preguntando sin creer lo que ha pasado

- No lo sé, te prometo contarte todo lo que sepa- se arrodilla frente a mi y coge mis manos- ¿qué piensas? ¿Cómo estás?

- Tengo que ser sincera contigo- cojo aire antes de empezar y cierro los ojos, no puedo ver la decepción en su cara- Creo, que de alguna manera, mi futuro y el de mis hijos se ha desmoronado. No sé cuando ha pasado, yo ayer no tenía claro mi futuro ¿sabes? Pero hace cinco minutos me han venido imágenes de Marcos y yo siendo una familia feliz, criando a nuestros hijos y, tal y como vinieron, se fueron y me han dolido.

- Entiendo- suelta mis manos y se levanta dándome la espalda- ¿Eso es lo que en realidad querías?

- No lo sé, de verdad- las lágrimas queman en mis ojos al intentar retenerlas- Todo ha sido muy rápido y... me siento una hipócrita estando aquí, en tu casa, jugando a que somos una familia.

- ¿Tú me quieres?- sigue dándome la espalda

- Ya te lo dije, por supuesto que te quiero pero...

- No hay "peros" que valgan, Virginia- su tono es agresivo y siento cada una de sus palabras clavarse en mí profundamente- Si me quieres, quédate. Quédate porque yo te quiero y quiero a los niños, no te quepa la menor duda.

- Pero te acabo de decir...

- Sé lo que has dicho, no hace falta que lo repitas- sus puños están cerrados y toda su espalda en tensión- Nos conocemos hace poco, sí, pero esto puede ser el principio de algo bueno y yo estoy decidido a que lo sea ¿qué quieres tú?

- Quiero lo mismo que tú pero estoy confundida, mi pasado, presente y futuro han colisionado y no sé qué parte pertenece a cuál. Es difícil.

- Es difícil- concuerda él- pero merece la pena

Se da la vuelta y simula una sonrisa que no parece muy real, me tiende la mano y se ofrece a enseñarme la casa. Es bastante grande, con tres habitaciones. Él me pregunta dónde debe dejar mis cosas directamente, indirectamente está preguntando si dormiré con él. Asiento y el respira aliviado.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora