Despedida

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El marido de María me trae a casa en mi propio coche y me dice que no me preocupe. Nos han tomado los datos a todos los que estábamos allí para ir a declarar y todos los que ya se habían ido irán también si hace falta.

Me da un abrazo y me deja subir a casa al llegar. En un último momento veo como se va en la moto de Rubén, ni idea de dónde ha sacado las llaves.

Ya en la cama me doy cuenta que estoy más preocupada por Rubén que por Marcos. Él es mi pasado y el culpable de todo lo que me está pasando. Con más pensamientos similares caigo en un sueño donde tengo que elegir un camino entre miles distintos.

- ¡Buenos días, chica!- me saluda Miguel tras el periódico- Para ser domingo llegasteis tarde.

- Llegué- aclaro- Rubén está en el calabozo.

Le explico todo lo que pasó la noche anterior y nos ponemos en marcha. No sé a quién llamar del grupo y no quiero tocar el móvil de Rubén. Tendremos que ir a la comisaría a enterarnos. Los tres nos vestimos y bajamos cuando suena el móvil de Rubén y contesto.

- ¿Sí? ¿Quién es?

- ¡Hola, Virginia!- saluda una voz grave al otro lado- Soy Jairo, ¿te acuerdas de mí, de anoche?

- ¡Sí, por supuesto! Si estás buscando a Rubén...

- Te estoy buscando a ti, soy parte del grupo. En frente de tu casa hay un coche negro- miro hacia el coche y allí está él.

Me hace un gesto para que me acerque y lo hago a la vez que guardo el teléfono en el bolso, seguida por Elisa y Miguel, que no entienden qué estoy haciendo.

- ¿Qué haces aquí?- pregunto al acercarme

- ¡Subid! Vamos a sacar a Rubén del calabozo.

- ¡Vaya!- exclamo sorprendida al subir al coche- En traje estás de lo más sexy

- No eres la primera que me lo dice- se atusa la barba y sigue- Esta mañana he ido a visitarlo y me ha dicho que debía recogerte aquí junto a tus padres.

- Ellos no...- intento explicar la situación

- Ese es un buen muchacho- interviene Miguel

- Y ¿quién eres tú?- pregunta Elisa metiendo la cabeza entre los asientos delanteros

- Soy Jairo, Motero, amigo de Rubén, miembro del grupo y abogado, por ese orden- la mira y añade- Usted debe ser la nueva madre de Virginia.

- ¡Esa soy yo!- sonríe con su boca desdentada- ¡Qué bien que Rubén tenga tan buenos amigos!

Nos hacen esperar casi una hora en la que Jairo me explica que hay dos detenidos más como sospechosos y que Rubén está casi fuera, no tardarán mucho. Otra hora más y hacen entrar a Jairo, tras quince minutos salen juntos y, mientras mis piernas se paralizan, Rubén corre hacia mí y me abraza.

- ¿Estás bien?- acaricia mi cara y mi barriga

- Perfectamente- contesto en su cuello- ¿Nos podemos ir?

- Antes tengo que decirte algo- coge mi mano y me mira a los ojos- El tiempo que me han tenido aquí haciendo nada me he dado cuenta que no te lo he dicho. Te quiero, Virginia.

- Yo también te quiero.

Y allí, rodeados de policías, mis nuevos padres y su amigo nos besamos como si estuviésemos solos y me doy cuenta de que es muy verdad, que le quiero y no lo había sabido ver antes.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora