Lily revisó una vez más la lista de útiles que la profesora Macgonagall había enviando a su residencia. No podía creerlo ¡este sería su último año en Hogwarts! No podía evitar sentir nostalgia, aquel gran castillo había sido su hogar y su refugio, el lugar donde nadie la miraba como un bicho raro, no la juzgaban ni la ofendían pues era una de los suyos.
-Muy bien, ahora solo hace falta el libro de pociones- comentó Lily al vendedor con una gran sonrisa.
El hombre entregó a la pelirroja un volumen nuevo de tapa dura y azulada. Lily entregó la cantidad de galeones correspondiente a su compra y salió de Flourish y Blotts en dirección a El Emporio de las Lechuzas, donde había quedado a reunirse con sus padres.
A lo lejos de la tienda podía ver a dos figuras borrosas levantando la mano mientras le sonreían con entusiasmo: eran sus dos amadas amigas y casi hermanas Alice Longbottom y Elizabeth Michaelson. Lily saltó de felicidad al verlas a ambas y enganchó a correr al instante.
- Lil, ¡eres tú!- exclamó Elizabeth- Mirate, ¡qué hermosa estás!
- Y tú igual Eli.
- No tienen idea de cuánto las extrañé chicas - replicó Alice casi gritando.
- El verano ha sido una tortura,- continuó Elizabeth al tiempo que jugaba con sus rizos color caoba- mi estúpido hermanastro no dejaba de molestarme y llamarme fenómeno, deseaba con todas mis fuerzas lanzarle un petrificus totalus si madre no me hubiese prohibido usar magia mientras estaba en casa.
Lily suspiró, su amiga tenía mucho en común con ella, pues amabas eran hijas de padres muggles y denigradas por sus hermanos, en el caso de la pelirroja, Petunia, su hermana mayor, no le dirigía la palabra a menos que fuera para decir algo hiriente; no la había volteado a ver ni siquiera cuando ella la había invitado amablemente a acompañarla al Callejón Diagon, en su lugar prefería salir a caminar con su asqueroso y amargado novio Vernon Dursley.
La chica no podía evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas al pensar en ello.
- Le pedía a Petunia que viniera - dijo ella suavemente -, y sólo conseguí que me mirara con desprecio.
Pudo escuchar como Alice suspiraba mientras se acercaba para abrazarla.
- No la presentes atención, solo está celosa porqué es una simple muggle y tú acaparas toda la atención en casa.
A Lily le dolía, ella no había pedido ser bruja por mucho que le gustara, pero quería a su hermana de vuelta.
- Oigan, tengo una idea, podemos ir a comer un helado - asintió la bruja con la cabeza, era mejor que sollozar -.
- Y Lil puede contarnos cuantos días faltan para que se convierta en la señora Potter- Elizabeth soltó una carcajada.
- ¡Ja!, seguro - bufé-. Me casaré con Potter cuando Macgonagall bese al profesor Dumbledore.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de las tres al imaginarse aquella escenita.***
Lily contempló desde arriba el Gran Comedor, sus amigas le sonreían y levantaban los pulgares desde la mesa de Gryffindor.
Ella estaba ahí, parada al lado del director de Hogwarts mientras él la honraba con el mayor honor que se le podía otorgar a un estudiante: el Premio Anual; era su mayor sueño desde que supo que tenía sangre mágica, bueno, su segundo mayor sueño después de convertirse en la primera Ministra de Magia mujer. Todo era justo como ella lo había imaginado...casi todo; sería completamente perfecto si tan solo James Potter no estuviese a su lado, sonriendo como si de verdad se mereciera recibir aquel reconocimiento.
Durante el verano, la pelirroja había estado casi segura de serían ella y Remus los Premios Anuales de ese año, al igual que fueron los prefectos, nunca se le habría pasado por la cabeza que Dumbledore prefiriera a alguien como Potter, un revoltosos y escandaloso, por encima de dulce y tranquilo Remus.- Dime Evans, ¿qué te ha parecido eso?- el pelinegro esbozó una de sus encantadoras sonrisas, mientras caminaban por el pasillo del Gran Salón.
- Ha sido como una pesadilla - le espeté.
James la miró, un poco confundido por su comentario.
- Pero creí que siempre habías querido esto...
- Sí,- le interrumpió - pero no contigo arruinando el momento.
- Oh, vamos Evans, yo hago que todo sea mucho mejor. -Lily odia esa cara de suficiencia que tenía - Además, esto ha sido como un presagio.
Al ver que la pelirroja no comprendía una palabra de lo que decía él continuó.
- Ya sabes, tú y yo, ambos Premios Anuales de Hogwarts, eso quiere decir que Dumbledore nos considera tan brillantes que sería un horror no darle al mundo mágico la satisfacción de conocer a nuestro hijo, con mi físico y tu cerebro, el chico tendrá tanto encanto que hasta Sirius se sentirá intimidado - James le guiñó un ojo pícaramente -. Piensalo Evans, es el último año y tu última oportunidad de aceptar mi oferta. Si lo haces, sería sublime.
La chica soltó una fuerte carcajada.
- ¿Qué da tanta risa?- inquirió el joven.
- Es solo que me sorprende que tu diminuto cerebro tenga espacio para conocer el significado de la palabra "sublime" y luego lo uses en una oración - se dio un momento para disfrutar de la expresión de estupefacción de su acosador -. Ya es tiempo de que entiendas Potter, hasta Filch tendría más oportunidad conmigo que tú.
Lily se dio media vuelta, sacudiendo su hermosa melena roja y partió en dirección a la Sala Común de Gryffindor, dejando a James una vez más con la palabra en la boca.
- Esta chica me vuelve loco...
- Deberías escucharla Cornamenta, es en serio - comentó Sirius, que había estado observándolos a ambos desde las escaleras junto con el resto de los Merodeadores. -. Llevas siete años intentado que Evans sienta lo mismo que tú, ya es momento de parar y aceptar la derrota.
- Detesto admitirlo - prosiguió Remus despegando la mirada de su libro de Historia de la Magia- , pero Canuto tiene razón; este es tu último año aquí compañero, no dejes que se arruine por tu locura romántica hacia Lily.
- ¡¿Qué?!- gritó James eventualmente molesto-. Eso jamás, nunca renunciaré a MI pelirroja; ya lo verán, me burlaré de ustedes cuando esté caminando hacia mí con una elegante túnica de bodas. - los ojos avellana del joven brillaron con ansia- Es más, como venganza, ni siquiera los invitaré a la celebración.
Sirius puso los ojos en blanco.
- Cornamenta, tú y yo sabemos que no puedes vivir sin mí, me amas, soy demasiado sensual.
- Olvidalo Canuto, me has traicionado- dijo James llevándose la mano al pecho con una fingida dolencia.
La discusión de los dos mejores amigos fue interrumpida por Peter, quien jalaba al pelinegro de la túnica para captar su atención.
- Eh, ¿qué sucede Colagusano?
- Po...¿podrías mostrarla otra vez?
James sonrío, satisfecho de sí mismo. Se arregló las gafas y agarró el cuello de su uniforme negro, dejando a la vista la lustrosa medalla dorada con las iniciales P.A.
- Es increíble- comentó Peter con sus pequeños ojos brillantes.
- Por su puesto que lo es, y gracias a ella pude pasar más tiempo con mi hermosa Lily.
Remus gruñó.
- Es increíble que te la hayan dado a ti y no a mí, ¿qué habrá estado pensando Dumbledore en ese momento?- el chico volteó hacia su amigo, con la mirada que parecía haber encontrado la respuesta a su dilema -. Ya lo tengo, ¿te has revolcado con él no es así? ¡Claro! Es la única explicación lógica.
Los tres alumnos se rieron hasta que sus estómagos dolían.
-Sí, por supuesto Lunático, me has descubierto - James casi no podía hablar por el aire que le faltaba.
- Deja la envidia y largate a dormir ¿quieres? - se quejó Sirius.
Los Merodeadores se acostaron en sus respectivas camas de dosel y cayeron dormidos al instante.
James, obviamente, feliz por estar soñado con cierta pelirroja.Hola :), esta es mi primera historia desde que entré a Wattpad, llevo varios meses planeandola y me he animado por fin a subirla. Espero que les guste tanto como a mí y si es así, me encantaría que lo compartieran con sus amigos o familiares.
Dejen sus comentarios y sugerencias aquí, estaré feliz de leerlas.
Un abrazo <3.
ESTÁS LEYENDO
Lily Evans Y James Potter: La historia de dos almas gemelas.
FanfictionJames Potter es la cabecilla del club de los Merodeadores y el chico más popular y deseado por las chicas de todo Hogwarts, pero él solo tiene ojos para una: Lily Evans, la estudiante perfecta que siempre tiene un libro en la mano y jamás se juntarí...