Capítulo III: El juego ha comenzado.

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Jaime Bell siempre había observado de lejos a la hermosa Lily Evans, le encantaban sus ojos, dos pequeños brillos esmeralda que parecían mirar en su interior, su sonrisa tímida difícil de conseguir, la manera en que su roja cabellera caía sobre su rostro mientras se inclinaba para leer un libro y sus coordinados movimientos al momento de lanzar un hechizo, el cual, nunca fallaba, porque ella era simplemente perfecta en todo lo que hacía y él lo sabía.
Esa mañana la vería, estudiarían juntos Encantamientos y no podía estar más nervioso; sus compañeros no dejaban de hacer bromas a cerca de su estado de ánimo, sus dedos se habían vuelto torpes hasta el punto que no era capaz de anudar el moño de su corbata.
Se preguntó si Lily estaría sintiendo lo mismo.
- Adiós, señor Evans. ¡Qué le vaya maravilloso con el amor de su vida!- se burló uno de sus amigos.
El rubio no tenía tiempo suficiente para replicar, tenía que llegar a su destino.
Se detuvo en seco una vez que estuvo dentro de la biblioteca: Lily estaba preciosa, se había arreglado su rebelde cabello en una larga trenza espiga con tres mechones sueltos que caían sobre sus mejillas rojisas. Jaime amaba cuando se ponían así. Sus ojos hoy tenían una efecto atrapante sobre él, más que en cualquier otro momento y no paraba de realizar círculos en el suelo con la punta de sus zapatillas, señal de que estaba nerviosa.
-Hola- fueron todas las palabras que se permitió decir por su nudo en la garganta.
- Hola- sonrío-, me he tomado la libertad de buscar algunos libros que nos ayudarán a reforzar nuestros conocimientos, un poco de lectura ligera antes de empezar.
Posó su mirada sobre los cinco empolvados volúmenes de cuero; para cualquier otra persona, esto serían una tortura ¡eran enormes!, la mayoría se leería uno en más de dos meses...pero no para Jaime, para él no eran más que justo eso, lectura ligera.
-Deberíamos empezar, tenemos mucho por delante.
Acababan de tomar asiento en los sillones de cuero cuando una...Irritante y odiosa voz los interrumpió:
-¡Evans! ¿Tú también has venido a hacer la tarea de Encantamientos? Es un poco larga pero nada con lo que mi gran inteligencia no pueda.

Antes, no tenía nada contra James Potter, todo lo contrario, Jaime creía que era divertido y agradable, disfrutaba (al igual que todos en Hogwarts) verle gastar bromas crueles a los Slytherin; era su héroe, pues él siempre había querido ser así: llamativo, gracioso, sociable, envidiada la forma en que todos querían estar cerca de él.
Lo admitía, quería ser como James, ocupar su lugar, en todos los aspectos. Solo había una cosa que impedía a Jaime tomar una poción multijugos para así poder suplantar al Merodeador, y esa era Lily Evans; no importaba cuánto la persiguiera el pelinegro ni cuántas sonrisas encantadoras le regalara, ella nunca amaría a Potter... Y eso le agradaba, le encantaba saber que había alguien en ese colegio que no se derretía por aquel joven.

- ¿Qué es lo que quieres Potter? Interrumpes la hora de estudio.
- Lo que quiero es alegrarte la vida, si continúas negando tus sentimientos hacia mí, no harás más que ser infeliz- le guiñó un ojo que se escondía detrás de sus redondas gafas-. Aceptalo de una vez Evans, yo estaré encantado de abrir un espacio en mi agenda para darte una cita conmigo.

La pelirroja tensó la mandíbula.

-Black, ¿te importaría llevarte lejos a tu amigo? No lo quiero cerca.

- Ya la has escuchado Cornamenta- Sirius tomó a James de la túnica arrastrándolo hasta un sofá al otro lado de la biblioteca.
-Entonces, ¿en qué estábamos?- murmuró la chica con una de sus mejores miraditas dulces.

- ¿Lo has visto Canuto? El tal Jaime se la estaba comiendo con la mirada ¡babea por ella hermano! Tengo que hacer algo antes de que me la quite.

Sirius miró a su amigo resignado; detestaba ser amargo y cruel con él pero cuando se trataba de aquella chica lo mejor era romper sus ilusiones antes de que saliera lastimado y si eso sucedía, a Sirius no le iba a importar en lo más mínimo que Lily tuviera vagina.
Le partiría la cara.

Lily Evans Y James Potter: La historia de dos almas gemelas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora