Capítulo II: El dueño de su atención.

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Era una mañana fresca, la luz se filtraba por las ventanas del dormitorio, dentro, una mujer de cabello caoba dormita cómodamente en su cama y a su lado una pequeña pelirroja le daba brillo por enésima vez a su medalla del Premio Anual.
- ¿Quieres dejar eso Lil? - inquirió Alice mientras arreglaba su corbata -. Esa cosa va a desaparecer de tanta mano que le has dado.
- No puedo evitarlo Ali, es tan hermosa- Lily alzó la medalla para poder contemplarla mejor.
- Sí, lo entiendo, tu gran sueño está cumplido y toda la cosa, pero no has dormido en toda la noche por hablar de ello y lo que es peor, ni Elizabeth ni yo hemos podido pegar el ojo.
-No seas exagerada.
- ¡Voy tarde a mi clase de Astronomía por tu culpa!
Alice salió disparada por la puerta, Lily estaba más que segura que su amiga no se molestaría en ir a desayunar con lo atrasada que iba.
Dirigió su mirada a Elizabeth, quien aún yacía dormida.
"Qué suertuda es, clases en la tarde"
La joven tomó su mochila, metió sus libros dentro y partió hacia el aula de Encantamientos.

***

Como la excelente estudiante que era, Lily Evans siempre llegaba puntual a las clases, más bien, la palabra puntual no era lo suficientemente buena para describirla, ella entraba en el aula cuando ni siquiera el profesor había llegado.
La pelirroja miro el reloj de la pared, dándose cuenta que aún le quedaba tiempo para repasar un poco sus apuntes del curso pasado. Estaba tan metida en su libro que no se percató del chico que la observaba atentamente desde hacía varios minutos.
- Hola Lil- dijo una voz tímidamente.
Levantó la cabeza, aquella voz la reconocería en cualquier parte.
- No me llames Lil, solo mis amigos me llaman así Severus.
Lily quería que su tono fuera lo más desagradable posible, y así fue; odiaba a Severus Snape, su ex mejor amigo, eso era lo único que tenía en común con el idiota de Potter.
- No seas así - Severus agachó la cabeza con tristeza, dejado que su engrasado cabello negro le cubriera el rostro.
- Largo, ¿quieres? Tengo que leer.
Pero él no se fue, y Lily no podía concentrase con esos ojos clavados sobre ella.
Suspiró, rendida.
- ¿Qué es lo que quieres Severus?
- Quiero hablar contigo, Lil. No sabes cómo lo siento y cuánto te extraño, esta es mi última oportunidad para conseguir tu perdón y haré lo que sea.
La pelirroja casi pudo imaginarlo arrodillándose, sabía que él era capaz de hacer algo así.
- Pues yo no deseo hablar -le espetó con descaro -. Tú dejaste muy claro en quinto año que yo no era más que una sangre sucia para ti, así que hazme un favor y dejame en paz de una vez.
Antes de que el chico tuviera oportunidad de replicar una voz masculina los interrumpió.
- Ya has oído a la señorita, tienes que irte.
- ¿Y tú quién te crees para decirme qué hacer?- inquirió él con acidez.
- Muy buena pregunta, me creo y soy el prefecto de Ravenclaw, así que sino haces lo que te digo me encargaré de que su reloj tenga tan pocas esmeraldas que ni siquiera tu talento en pociones podrá recuperarlas. ¡Ahora largo!
Snape, al haber entendido la advertencia, salió del aula con el ánimo por los suelos: otro día más sin obtener el perdón de su amada.
Lily levantó la mirada hacia el joven, era alto, mucho más que ella, su cabello rubio oscuro y ondulado caía con gracia sobre su frente, su cara tenía rasgos angulosos y una sonrisa dulce que sacaría a cualquiera un suspiro...y sus ojos ¡eran tan hermosos! Los ojos más azules que Lily había visto jamás.
- Es un placer, mi nombre es Jaime Bell- le extendió la mano-. Posiblemente no me conozcas.
- No, en realidad no- concordó Lily, un poco apenada.
- Tranquila, no soy exactamente popular, para los profesores sí pero no para los alumnos.
Lily no sabía que responder, aquel era un chico tan guapo que su mente se nublaba ¡eso nunca le había sucedido!
¿Qué decía? No podía quedarse callada.
- ¿Qué estás leyendo?- preguntó Jaime.
-Son.. Em, mis, esto...
- ¿Notas del año anterior?- sonrío y ella se derritió al instante.
Asintió con la cabeza, incapaz de articular una sola palabra.
- Yo estaba a punto de hacerlo lo mismo, podemos estudiar juntos, quiero decir, si tú quieres.
-Ajá, claro, sí.
Un leve rubor se extendió por las mejillas de Jaime y Lily estaba casi segura que las suyas estaban igual.
Se hizo a un lado para dejar un asiento junto a ella; aparte de sus amigas, nunca se sentaba con nadie más... Pero podía hacer una excepción.

***

James corría a través de los pasillos de Hogwarts, si llegaba a tiempo, podía tener una conversación con su amada pelirroja antes de que comenzara la clase.
-Más despacio Cornamenta, vas a hacer que me de un ataque.
- Tengo que llegar temprano Canuto.
- ¿Tiene que ver con Lily cierto? - preguntó Peter tan suave que James no pudo oírle.
- No lo dudes Colagusano - contestó Sirius.
- Veanle el lado bueno al menos está entusiasmado por ir a clases y no por escapar de ellas.
El pelinegro cruzó rápidamente la última curva hasta llegar a su destino. El salón estaba casi lleno, pero no fue difícil para él distinguir a una pequeña cabecita roja del resto y... ¿Quién era el que estaba a su lado?
- Evans, ¡qué sorpresa encontrarte aquí! Compartimos Defensa contra las Artes Oscuras, Transformaciones, !y ahora Encantamientos! ¿Estás segura de que no lo haces solo para estar cerca de mí?
James se había parado entre Lily y el chico misterio, acaparando toda la atención de la chica, la cual estaba roja de la rabia pues habían interrumpido su maravilloso momento con Jaime.
-Solo en tus sueños haría algo así Potter, ahora quitate del medio- lo apartó de un empujón -, estoy, estamos estudiando.
El pelinegro no pudo evitar notar la forma en que Lily enfatizó la palabra estamos, queriendo dejarle claro que estaba con aquel y no con él.
- Señor Potter, si no toma asiento, no puedo comenzar mi clase - le reprendió Flitwick-, a menos que quiera que lo envíe a la oficina del director.
- No profesor, para nada - respondió, esforzándose en poner su mejor cara de ángel en lugar de ahorcar al chico desconocido, que era lo único que le apetecía.
- Te ha rechazado por completo Cornamenta...otra vez.
- Cierra la boca Sirius- sentenció al tiempo que tomaba asiento al lado de su mejor amigo.
James no prestó la más mínima atención a la clase y Sirius lo sabía, le había cachado más de una vez con la mirada llena de odio, posiblemente imaginando las distintas formas de asesinar al chico que tonteaba con Lily en la mesa de al lado.
"De seguro quiere lanzarle un avada kedavra " pensó Sirius.
- Así que esa será la tarea de hoy- Canuto dirigió su atención a Flitwick, este era el único momento de la clase que verdaderamente escuchaba, solo para decirle a James más tarde lo que tendrían que hacer -; en una semana quiero en la mesa de mi despacho un pergamino con TODOS los encantamientos que aprendimos el año anterior.
Toda la clase, a excepción de Lily y Jaime, soltó un quejido o hizo una mueca de disgusto.
-Les servirá de respaldo para sus EXTASIS - concluyó el profesor-. Pueden hacerlo en parejas si desean.
La campana sonó, indicando que Encantamientos había terminado.

-Eh, Lily- comentó Jaime, antes de que la pelirroja saliera del aula.
- Puedes llamar Lil, me gusta Lil.
- ¡Oh! Sí, claro, es que, ¿has oído lo que dijo Flitwick? La tarea puede ser en parejas.
-Y, ¿a quién se lo pedirás?- Lily jugueteaba con su cabello nerviosa.
-Pues, a ti, Lil.
La chica se sonrojó y dejó escapar un sonrisa radiante.
-Sí, me, eh, yo...
-¿Nos vemos en la biblioteca mañana? ¿A las siete estaría bien? Bueno, entonces es una cita... De estudios- se apresuró a decir, colorandose por la vergüenza.
Lily parecía decepcionada ante la aclaración, pero no importaba: era una cita, poco convencional, aunque perfecta para dos come libros como ellos.
A lo lejos, James Potter parecía estar hirviendo de la rabia: ese tipejo se atrevía a intentar quitarle a SU chica y encima ella parecía a gusto con él. Lo odiaba, más que a Snivellus.

Lily Evans Y James Potter: La historia de dos almas gemelas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora