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  —déjame en paz, es una decisión que yo tomé desde el principio.

—pero... Agh —negué de nuevo y solté el aire—. De acuerdo, vamos a aclarar todas las cosas que necesitamos aclarar, no me interesa que aun no sea el atardecer. Estoy demasiado enojado aun como para cumplir tus deseos exigentes.

—está bien, pero... Sólo ya no estés enojado conmigo, por favor —soltó mi mano y antes de que yo contestara se levantó con cuidado y pasó una pierna para sentarse a horcajadas sobre mí.

Sonreí abiertamente cuando se sentó y acaricié sus piernas suaves mientras ella se acomodaba bien. Mi cuerpo recibió su calor enseguida y envió una oleada eléctrica de felicidad de arriba abajo, por todos lados.

Tenía ganas de abrazarla fuerte, pero no podía porque seguramente le iba a sacar a Cosa bonita del cuerpo, quería besarla fuerte pero nuestro hijo —se siente realmente raro decir eso— bueno, me estorba para mis maniobras. Quería hacerle el amor de nuevo, mil veces, pero eso ya no es posible ¿Cierto? No hasta que la cosa salga de su panza.

—dame un beso —rogué de la manera más patética y necesitada del mundo, desechando mi fachada de chico enojado un momento, porque realmente necesitaba un beso. Sólo un beso, podía sobrevivir con eso.

—no, ningún beso hasta que aclaremos esto —dijo con una sonrisa tierna, una sonrisa que devolví con mal humor.

—eres mala conmigo —susurré inconscientemente y ella se puso a reír como loca. Entonces se agachó y depositó un beso pequeño en mis labios, con un solo mensaje: ya te di tu mugroso beso, ahora cierra la boca.

—De acuerdo. Te dejé esa grabación esa vez que me fui de aquí porque estaba segura de que tú sólo me querías como mejor amiga y porque no me atrevía a decírtelo de frente, no quería humillarme de esa manera. Además nunca le he dicho a nadie todas las cosas que te dije... Que quiero decirte, yo no... No sé cómo hacerlo ni sé que palabras decir.

—yo tampoco las he dicho y yo tampoco sé cómo decirlo —admití—. Por eso te advierto de una vez que no esperes palabras sacadas de una película romántica, yo no soy así y aunque me voy a exprimir el cerebro, no creo que salga mucho.

—bueno, gracias por aclararlo —se rió y levantó su mano derecha para recorrer mi cara lentamente—. Estaba insegura acerca de todo, no quería pisar ningún hospital y no quería que tú me dieras amor de lastima... Estuve enamorada de ti desde siempre, ni siquiera sé cual fue el momento en que por fin lo acepté pero sé que sentí algo por ti desde el principio...

—yo también —dije, con voz baja—. Sé que acepté que te amaba por fin la primera vez que nos besamos, en la fiesta de mi papá, pero igual te quise desde que llegué al parque y te vi en ese columpio... Con la cara toda roja, el cabello despeinado, acompañándome a comprar helados y sonriendo por cada cosa que yo decía, y... Y cuando me dijiste lo de tu enfermedad... Fue como que me tiraran un balde de agua fría encima, pero aun así, te invité a salir y lo demás se fue dando solo ¿Me entiendes? No podía tener suficiente de ti, quería estar contigo a cada minuto, quería besarte cada jodido segundo, pero tú siempre lucias tan fuera de todo eso, tan desconectada que simplemente no lo hice.

—¿De qué hablas? Yo estaba pensando todo el tiempo en que quería besarte, yo estaba pensando en ti todo el maldito tiempo —murmuró entre lagrimas de... No sé de que eran, ella sólo había empezado a llorar de la nada mientras yo hablaba.

Limpié las lagrimas de su cara y bajé mis manos desde su mejilla a su cuello, después a su pecho izquierdo, sacándole una sonrisa traviesa, hasta llegar a la grande y seguramente muy cómoda cueva de Cosa bonita.

—eres una chica terriblemente loca, rara, dramática, tonta, soñadora en exceso, sin coordinación cerebro-piernas e imaginativa en un nivel demasiado elevado, no es siquiera sano —aclaré, como si ella no lo supiera. _____ bajó la cara, apenada de repente, perdiendo la sonrisa—. Hey, no te pongas así, todo eso es algo bueno.

—claro que no lo es —susurró. Y yo negué con la cabeza.

—no seas terca, claro que sí ¿Tú crees que yo quisiera una chica aburrida con ideas nada locas, normal, de tonos grises, que le sacara algo inteligente a todas las pendejadas que digo, que no se riera por nada, que no me exigiera cosas sacadas de películas, que caminara siempre sin caerse y que no sobre actuara cualquier simple cosa que le sucede? ¿En serio? Eso es triste. Chicas así no me hacen robar cosas.

—Justin... Yo sé que no soy muy normal ¿Sabes? Y eso es algo divertido para todos menos para mi misma. No estoy diciendo que preferirías una chica así, digo que cualquier hombre en el mundo prefiere a una mujer que sabe caminar correctamente, que no piensa tantas tonterías y que no lo hace ir a robar dulces o a hacer vandalismo en las paredes de su país.

—pues depende, yo estoy muy seguro de que te quiero a ti, así como eres, tal cual. No te cambiaría nada.

—¿Aunque esté embarazada, gorda y fea?

—estás embarazada y eso es asombroso y me hace sentir orgulloso porque sólo lo hicimos una vez, y eso quiere decir que mi semen es potente —solté y me arrepentí al instante. Ella cambio su cara inicial de horror por una gran sonrisa y una carcajada.

Yo realmente no iba a decir eso, sólo lo estaba pensando. De verdad, lo juro. Estaba tratando de hablar como un hombre sensible y amoroso y de pronto suelto esa mierda de que mi semen es potente... Aunque, bueno, obviamente lo es.
Pero no tenia porque decirlo.

—bueno, no estás gorda, sólo tienes la panza de un tamaño mutante e inhumano, y por supuesto, no estás fea. Estás más hermosa que nunca. Estás viva, sobre mí, sonriéndome y diciendo que me amas. Yo realmente podría morir ahora mismo y moriría feliz.

—oh, Justin —sollozó y empezó a llorar de nuevo. Es increíble que aunque esté llorando se vea hermosa—. Dijiste eso del semen y yo pensé que tu fase romántica se había acabado pero ese ultimo fue tan lindo. Te amo tanto, oh Dios.

Se agachó hacia mí, dispuesta a darme un beso pero su vientre no la dejó ir demasiado lejos, así que con mucho esfuerzo y rompiendo mi espina dorsal como siempre, alcé mi cuello y toqué por fin sus labios, después de todos esos meses pensando que jamas lo haría de nuevo.

Puse mis manos a ambos lados de su cara y la besé con necesidad, sin acariciar sus labios al principio como a ella le gustaba, ya tendriamos tiempo para eso después. Yo necesitaba sentir su boca en la mía y eso hice, moví mis labios de manera dura y suave al mismo tiempo, exigente y lento, no sé cómo pero lo hice. La jalé más cerca para reclamar su lengua y la acaricié suspirando.

Ella se alejó de mi jadeando y dejándome con todas las ganas del mundo de seguir.

—me vas a ahogar —dijo con la respiración agitada, tomando aire—. Ese fue un buen beso de bienvenida.

—sí, y quiero darte muchos más de esos

Me acerqué de nuevo a su cara y ataqué esos labios de nuevo.


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De pronto _____ se alejó de mis labios demasiado duramente y su cara cambió a un ceño realmente fruncido y ojos preocupados—. ¿Donde está mi Druwstin?

Primero me quedé confundido por su arrebato tan de la nada, y después al escuchar su nombre me quedé totalmente de pierda, inmóvil.
Tenía rato sin verlo, ni a él ni a Kimmo...

—¿Druwstin? ¿Kimmo? —me pregunté a mi mismo. Porque no me acordaba.

No me acuerdo ¿Donde jodidos están?

—¡¿Justin, donde demonios está mi Druwstin?! —preguntó ella alterada, alterándome también.

Y entonces recordé.

—¡Mi Kimmo, tu cerdo inútil! ¡Los olvidé en el veterinario! —exclamé recordado.— Hace dos semanas.

—¡Mi cer... Druwstin! ¡¿Cómo se te pudo hacer olvidado?!  

Real Life, real love- TPBL #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora