POV. MÍA.Unos días más tarde al llegar al instituto, vi algo que me desconcertó bastante, Lexa y Justin besándose. Mi corazón en ese momento eran pedazos, pero estaba acostumbrada. Seguí y me fui hacia el aula de la materia que me tocaba, solo me limité a fingir que escuchaba a la profesora pero mi mente estaba en Lexa y en Justin, en ese beso que acababa de ver. Me sentía utilizada, como un pañuelo con el que te secas las lágrimas y lo tiras pero no podía odiarla, ni mucho menos reprocharle nada, es su vida y yo soy alguien más en ella.
Falté unos días a clase, tuve que viajar a Georgia para hacerme unas pruebas médicas y Lexa ni siquiera se molestó en preguntarme, de hecho cuando volví ni siquiera se acercó, solo se limitaba a mirarme por los pasillos del instituto o de reojo en las clases que coincidíamos. Me daba mucha rabia, yo quería de verdad a Lexa y sin embargo ella perdía el tiempo con ese idiota. Pasaban los días y cada vez se me hacía más difícil, verla pasear agarrada de la mano de Justin, con su sonrisa de oreja a oreja, a veces la escuchaba reír entre el barullo de gente que se formaba en la entrada, me encantaba hacerlo, podría pasarme horas escuchando su risa. En mis descansos hacía retratos, de ella, ella era mi musa a la hora de escribir, dibujar, era mi inspiración, pensé en escribirle una carta explicándole lo que sentía aunque no se me daba nada bien abrirme a nadie, lo hice, no podía dejar que pasaran los días y ambas hiciésemos como que no nos conocíamos. La metí en un sobre blanco y opté por meterla en su buzón y así hice, salí un poco antes de casa y me fui hacia la suya, no estaba del todo segura si la leería o que haría con ella pero yo tan solo necesitaba estar con ella, hacerla reír con mis chistes malos o siempre que me tropezaba cuando íbamos andando por las calles de Portland.
A primera hora ese día tenía literatura universal y preferí quedarme en la cafetería, al salir antes ni siquiera me dio tiempo a desayunar. Pedí un café y me senté en una de las mesas, estaba vacía, era extraño porque lo habitual era que estuviese lleno de gente intentando escaquearse de la primera hora. Yo solo pensaba en el sueño que tenía y el café que en poco tiempo se iba a quedar frío, de pronto apareció Lexa por la puerta, iba sola y con ojeras, no tenía muy buena cara. Miró a su alrededor y me vio sentada en una de aquellas mesas, se acercó a la barra pidió y se sentó en uno de los taburetes, era incómodo y extraño. Cogió el café, se levantó y se dirigió hacia mi mesa.
— Mía.
— Hey. — contesté un poco borde.
— ¿Que tal estás?
— ¿De verdad te importa o solo quieres hacer el paripé?
— ¿Que paripé? ¿de que estás hablando?
— Dejaste de hablarme de un día para otro, vuelves con tu Justin, falto unos días a clase y ni te molestas en preocuparte, que tampoco te lo pido que lo hagas porque al fin y al cabo estoy acostumbrada.
— Precisamente por eso he venido, mira, no se me da bien eso de empezar una conversación por eso te he preguntado. Porque no sabía como empezar...
— Y ¿que querías?
— Hablar contigo.
— Bien, adelante, siéntate o mejor, salgamos al jardín, cuenta la leyenda que la cafetería tiene oídos y prefiero que esto sea entre nosotras.
Salimos al jardín y nos sentamos en uno de los bordillos de uno de los jardines que había.
— Durante el tiempo que lo dejé con Justin y en los que estuve contigo...fueron los mejores momentos en lo que llevo de año ¿sabes? cuando estaba contigo sentía cosas, cosas que con Justin nunca he sentido. Estoy confundida y pérdida, porque no me entiendo, no se que me pasa ni como me siento. He vuelto con Justin para resolver mis dudas y no me ha servido de nada, bueno sí, para darme cuenta de que no quiero a Justin, que en realidad no quiero a nadie, ni siquiera me quiero a mi misma.
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Afortunadamente confundida.
RomantizmDicen que incluso perdiendo puedes salir ganando. Lexa, una adolescente a punto de graduarse y cumplir la mayoría de edad, con un futuro prometedor, en el momento menos esperado alguien aparece y viene con ganas de romper todos sus esquemas y poner...