Capítulo 13.

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Maratón 4/10.

Mario no me creía y en eso escuchó un ruido en la cocina. Abrió los ojos.

-No ahora, porfavor -Dijo Mario levantándose.

Caminó con un bate de golf hacia la cocina y escuché varios golpes, mientras nerviosa escuchaba los pasos hacia el cuarto y como abría todas las puertas a su paso, corrí a el closet y cerré la puerta.

El chavo con capucha negra caminó alrededor de la habitación y se acercó a la puerta. Al abrirla se encontró conmigo, me tomó de los brazos y le di una patada en las bolas, mientras él se quejaba, corrí hacia Mario y estaba herido en el suelo con un poco de sangre desmayado, traté de cargarlo pero era inútil, lo único que hice fue tomar el bate de golf y esperar a que viniera hacia mi, al no escuchar nada, fui hacia afuera y llamé a los vecinos, una niña adolescente salió de una casa blanca de dos pisos preguntando que había sucedido, la niña tomó su teléfono y llamó a la policía y a la ambulancia.

Entré a la casa y al mismo paso, la puerta principal se cerró de golpe, miré hacia atrás y ahí estaba él, me tomó del cuello y me puso un trapo, y entonces...todo se puso negro.

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El calor en la habitación me despertó y el dolor en mis muñecas que hasta llegué a pensar que era sangre. Abrí un poco los ojos y lo único que vi era un establo de madera. No estaba segura, pero ese lugar me parecía un poco familiar, miré al rededor y había telarañas y paja vieja.

Me quejé  y escuché un ruido detrás de mi, no pude ver quien era porque mi cuello no me lo permitía pero un muchacho medio alto se puso frente a mi.

-Despertaste -Dijo él- Llevas al menos dos días así.

Era imposible, me dolía la cara como cuando en el colegio las chicas me golpeaban

-¿Qué quieres? -Dije

-Y siempre las mismas preguntas, amor.

-Asqueroso -Dije.

-¿Sabes quién es asqueroso? Tu novio. El tal Mario al que en el instante en el que le tomé la mano, lo odié.

-Yo...¿Qué?¿De qué hablas?

-No puedo creer como te pudiste llamar mejor amiga aquéllos años __, sólo jugabas conmigo.

-Alto...-Dije- Muestra tu cara...-Antes de acabar Bryan Landgom se posó frente a mi con una sonrisa malévola.

-Por fin

-¿Es una maldita broma?¿A qué demonios va ésto? -Dije enojada

-Jamás me hiciste caso, el futuro nos tenía un destino juntos hermoso y no dejaré que te cases con ese imbécil.

-Mario no es ningún imbécil, no lo vuelvas a decir, el imbécil gilipollas que me tiene amarrada aquí eres tú, puerco

Sentí que de repente me ardió la mejilla

-Fue para que no le vuelvas a faltar el respeto a tu futuro esposo.

-No me casaré contigo jamás, ¡Me das asco!

Me comenzó a desatar las muñecas y me levantó de golpe, me besó y le escupí en la cara, como un maniático gritaba que lo besara y me puso en el suelo quitándome la ropa y toqueteandome. Me dio asco y ganas de vomitar, literal pero en eso me volvió a amarrar las muñecas y no pude pelear.

Me penetró una, dos, tres veces sin decir nada, solo gimiendo y las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas.  Le pegué en las bolas y me golpeó en la cara varias veces; hasta me hizo moretones en los cachetes y me jalaba el cabello. 

Todos los días se volvía una rutina, un trauma para mí. Tenía el labio hinchado y sangre en mis muñecas por los rasguños que me hacía, dos días se convirtieron en dos semanas y después en casi un mes; Me despertaba amarrada a un tubo detrás de mi, discutíamos y de nuevo, sexo. Una y otra vez, el resto del día lloraba y suplicaba que me dejara ir, y él me golpeaba.

Un día desperté vestida en un vestido blanco y estaba ahí sentado frente a mi con una sonrisa en su cara

-Adivina quienes se casaron...-Sonrió enseñándome la hoja.

-Hay no...-¿Cómo podía ser posible y no recordarlo? La hoja decía "Uno en matrimonio a __ Withem y a Bryan Landgom bajo la ley" y después unas firmas.

Comencé a llorar sin esperanza de que me encontraran...

-Vamos -Me desató- A nuestra casa -Dijo-

-¿Qué?

-Elegí una casa, vamos a "Estrenarla"

-No -Dije llorando- No otra vez, porfavor...déjame ir.

Me amarró fuera del tubo y me metió a su carro con cinta en la boca, comencé a llorar.

Me quedé dormida después de que Bryan me diera una galleta con sabor raro.

En mis sueños con Mario sentí que el carro se detuvo y unas voces en el fondo, abrí los ojos y vi en el cielo reflejado las luces de un carro de policías, me quité poquito la cinta de la boca e intenté gritar, grité y escuché unas voces que se aproximaban al maletero del carro.

La luz del sol me quemó la piel y me encandiló los ojos, un policía me desamarró y quitó la cinta de la boca, comencé a llorar desesperadamente agradeciéndole, él me preguntó si __ Withem era mi nombre y contesté que sí, entonces otra persona apareció en frente de mi, parecía que era un sueño como los anteriores y lloré abrazándolo

-Te...extrañé demasiado mi amor, no sabes cuanto

-¿Qué te hizo ese imbécil __? -Dijo preocupado tomándome de la cara- ¿Todo ésto de lo hizo él?

-Yo...no sólo eso, no quiero hablar sobre eso, no me hagas hacerlo

-__ necesito que se haga justicia mi amor, saldremos juntos de ésto, lo superaremos juntos. Pero necesitas decirme.

Le conté al policía y a Mario en el camino hacia el hospital, ya que creían que tenía hemorragia interna por golpes y uno de los conductores tomaba nota de todo lo que yo decía, Mario sólo bajaba la mirada y a veces sentía que se enojaba, y a la vez me tomaba la mano.

We will never be together  2° temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora