Capítulo 3: Cartas hacia él.

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Al momento de que los chicos comenzaron a jugar, nosotras aplaudíamos y reíamos por algunos chistes que decían las típicas chicas graciosas.

En uno de los movimientos, me dolió el pecho gravemente y me tuve que sentar, el dolor era insoportable, después se extendió por mis muñecas y comencé a quejarme. El dolor atravesaba mi piel como sí algo invisible estuviera cortándome las muñecas. Perla comenzó a decirme unas cosas, pero no la escuchaba, era como sí alguien estuviese tapándome los oídos. Perla corrió y trajo a Elvis, él me gritó unas cosas y me cargó. No entendía nada.



Cuando desperté estaba en la enfermería del instituto, Perla y un chico estaban sentados, enfrente de mi. Al chico no lo reconocí. Sólo dijo "Mierda, despertó. Me voy Perla, le hablaré a Elvis" en un tono medio frío, cortante y triste. Me senté en cuando la puerta se cerro.

-__

-Perla -me tallé los ojos- ¿Qué me pasó?

-No sabemos -Dijo ella con la mirada, al parecer; perdida- Comenzaste a gritar de dolor agarrándote la muñeca en la cual no tenías cortes. Quedaste inconsciente; con los ojos abiertos, respirabas y parpadeabas. Te pasó algo raro, dicen que es la primera vez que ven algo así pero que son síntomas de embarazo. ¿Has tenido relaciones sexuales con Elvis?

-¡PERLA! ¿Me crees capaz de hacer eso? la última vez que lo hicimos fue el mes pasado. Pero, no andaba en mis días.

-Pudo haberte pasado algo.

-Tomé la pastilla del día siguiente ¿de acuerdo? Estoy bien, me haré pruebas.

Me levanté y tomé mi bolso mientras Perla me miraba, preocupada.

-Nos vemos mañana -Me despedí y ella no dijo ni "Pío"

Salí por la puerta y Mario estaba sentado enfrente de ella, con la mirada baja a causa del celular. Los ojos rojos e hinchados. Levantó la cabeza y abrió la boca al verme, sentí un golpe en el estómago y decidí bajar la mirada y seguir mi camino

Entré a mi carro y me apuré por llegar lo más pronto a casa, así que aceleré un poco.

En el transcurso, recuerdo perfectamente que me puse a pensar, yo amo a Elvis; no dudaba. Pero tampoco dudaba de amar a Mario. Lo amaba tanto y es que, la cosa es que cuando te enamoras es como cuando te vuelves loca. Y cuando menos piensas, el mundo se ve diferente y harías lo que fuera por el otro.

Llegué a casa y abrí la puerta del barandal, luego la de mi casa y prendí la luz. Tomé una hoja de papel y escribí, una vez más...

"Mario:

Quiero decirte, la verdad es que te extraño demasiado. Creo que los días sin ti se han vuelto eternos y la verdad mi relación con Elvis no me ah dejado percatarme de lo mucho que te amo y te necesito.

Espero y estés bien, sé que ahorita que estaba en enfermería eras tú el chico el que estaba sentado con Perla, te preocupas por mi y te lo agradezco demasiado.

Mario, te amo demasiado y creo que sólo nosotros sabemos la falta que nos hacemos...Quiero que regresemos a esos días de pasión, de ver películas en las tardes mientras me abrazas debajo de las mantas, quiero que volvamos a esos días sí quieres de pelear...pero siento que estoy esperando algo que jamás sucederá.

Espero y no pase demasiado tiempo como para que me arrepienta de hacer ésto...pero creo que no puedo vivir sin ti, sin más preámbulos... necesito decirte todo lo que siento y si crees que lo de arriba es suficiente para describirlo estás totalmente equivocado.

No hay palabras suficientes como para describir lo que siento por ti, por ti siento hasta los sentimientos que no se han inventado... no sabes lo difícil que es mirarte y tener que sonreír, aunque me duela demasiado.

Me alejo de ti ésta vez, para que seas feliz y olvides el sufrimiento, olvídame...sin más rodeos... sé que no hago falta en tu vida y tal vez nunca la hice...yo sólo quiero que seas feliz.


Sólo me queda una cosa más que decir: "Fuimos un cuento breve que leería mil veces"

La guardé en un sobre y encendí mi coche.


We will never be together  2° temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora