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- Y esa maceta? - le pregunte cuándo ya sentados en el auto y vi que sobre el asiento de atrás había una planta de orquídeas blancas.
- Ah, sí. Es para vos, como no te gustan las flores cortadas pensé que bueno esto sería mejor. Iba a dártelas al principio de la cita pero me olvide - nos reímos.
- Gracias, me encanta - le sonreí.
Mire por la ventana mientras él empezó a manejar. Pensé en nuestra cita y después fui más para atrás acordándome como nuestra relación paso de ser que me cuide y no me deje hacer nada a... Bueno, a esto. Recordé nuestro primer beso en ese bar, el juego de las preguntas, como lo extrañe durante esos días que no nos vimos, cuando empezamos a ser amigos, lo que me dijo mientras pensaba que estaba dormida...
- Kate? Qué pasa? - me preguntó interrumpiendo mis pensamientos.
- Nada, solo estoy pensando cómo llegamos acá - le dije y nos quedamos un rato en silencio.
Ya habíamos llegado. Tom había estacionado pero no parecía con muchas ganas de bajar. Puse la mano el la manija para abrir la puerta.
- Kate? - me preguntó de vuelta. Tocándome el brazo.
- Si? - gire para verlo.
- Yo siempre quise - me dijo.
- Que cosa? - ahora me tocó a mí preguntar.
- Que seas mía, nunca te vi como una hermana, mi intención nunca fue ser tu perro guardián, yo nunca... - siguió diciendo pero yo no lo escuchaba, me había quedado en las primeras tres palabras.
- Tom? Y vos? - le pregunte si quisiera ser mío.
- Siempre lo fui, soy tuyo - me dijo antes de besarme. Cuánto quería que esa frase sea cierta era incalculable. Pero Tom nunca fue mío y no creo que lo sea, es un jugador. Si, estaba disfrutando este momento, quería estar con él, pero también era realista y Tom es Tom. Desde que lo conozco sus relaciones no duran más que una noche.
- Yo... Tengo que ir - susurre. Me acompañó hasta la puerta de la habitación.
- No sabes cuánto espere este momento - Dijo no sé si para que yo escuche.
- Que la cita terminara? - lo sorprendí diciendo.
- No! Como vas a pensar eso! - Me dijo disgustado.
- Entonces que esperaste? -
- Que salieras conmigo! Desde hace años te espero - me aclaro - Por mí que esta noche no se termine, sería la persona más feliz del mundo - rodé los ojos.
- Nos vemos mañana Tom -  le sonreí.
- Buenas noches - Me dijo y me besó la frente - Hasta mañana - Se quedo abrazándome un rato más de lo normal con sus labios apoyados sobre mi frente. Subí la cabeza para mirarlo.
- Sabes? Me tendrías que soltar si queres que abra la puerta - Le dije mirándolo, pero como me seguía abrazando y yo había subido la cabeza nuestros labios se rozaban cuando hablaba.
- No quiero - negó con la cabeza.
- Que no queres? - le pregunte.
- Que la abras, a la puerta - me dijo - me queiro quedar así, con vos - me reí.
- No sé si es un buen plan, dentro de un rato te van a empezar a doler las piernas, se te van a dormir los brazos y te vas a cansar de estar parado - hizo una mueca pero me libero de sus brazos. Abrí la puerta de mi habitación.
- Las salidas exitosas no terminan con un beso? - me preguntó poniendo la mano entre la puerta y el marco para que no se cerrará.
- Y quien te dice que la nuestra fue una cita exitosa? - le respondí.
- Esto - dijo y entrando a mi habitación me tomo de la cintura y me alzo. Me apoyó sobre la mesada de la cocina y empezó a besar. Lo envolví con mis piernas y puse mis manos en su nuca haciendo un intento de acercarlo más a mi. No sabía dónde iba a terminar esto, pero estaba dispuesta a averiguarlo.

SOS En riesgo mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora