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Ringgggg
- Quien es a esta hora? - me preguntó Leila mirando el reloj, eran las ocho de la mañana.
- Nose! Es tu habitación - le dije y volví a cerrar los ojos, no tenía clase hasta las 10.
- Quien es? - gritó Leila para que responda el que estaba en la puerta.
- Soy Tom, esta Kate? - mierda. Le había dicho que me pase a buscar, ahora me acuerdo.
- Perdon! Me olvide - le susurré a Leila que me estaba mirando con cara de pocos amigos y corrí a ponerme unos zapatos y una pollera con la musculosa que había dormido y fui a abrir la puerta.
- Hola! Ya estoy!! Vamos? - le dije rápido y estaba saliendo cuando vi que se reía de una forma rara.
- No te preocupes si te olvidaste, puedo esperar - me dijo.
- Yo... No... - no había caso, para que mentirle? - como te diste cuenta? - le pregunte.
- Primero, estás demasiado acelerada para ser las ocho de la mañana que podría ser porque te acabas de despertar o porque tomaste tres cafés seguidos, también está el factor de que no agarraste ni tu bolso ni tu celular ni nada - siguió -Tenes un zapato de cada tipo - dijo señalando mis pies - y por último - se acercó - no tengo ninguna objeción si queres salir sin corpiño y con esa remera, pero conociéndote no creo que lo hayas planeado - me puse roja de la vergüenza. Cerré la puerta dejándolo afuera y diez minutos después, ya lista, la volví a abrir.
- Empecemos de nuevo - le dije.
- Buen día pastelito de frutilla con crema - me dijo riéndose. La volví a cerrar.
- Otra vez - le dije cuando la abrí.
- Buen día novia - rodee los ojos pero no le volví a cerrar la puerta en la cara. Fuimos caminando hasta la esquina que había un Starbucks.
- Como la pasaste ayer? - me preguntó.
- Bien! Vimos películas, comimos, charlamos...- le dije - vos? -
- Yo nada, estudie un poco y vi un capítulo de greys anatomy - me contó mientras me abría la puerta de Starbucks. Mis ojos recorrieron el lugar. No podía ser, ella acá?! Se suponía que estaba del otro lado del globo terminado su residencia, no acá! Desvíe la vista rápido para que no se de cuenta de que estaba ahí.
- Tom, podemos ir a otro lado? - le pedí.
- Si, pero que pasa? Tu cara se puso blanca como si hubieras visto un fantasma - me dijo.
- Isabella - le explique - En la mesa de la esquina - giro instintivamente - no mires - le hice girar la cabeza con mi mano pero ya era tarde, ella se había dado cuenta y  se estaba parando.
- Vamos - me dijo Tom. Sabía mi historial con ella, lo que no sabía era que ya nos había visto. Puse mi mejor sonrisa falsa para saludarla.
- Isa!!! - exclamé - que lindo verte! -
- Hola Kate! - me dijo con la misma sonrisa falsa que tenía yo - Tom!!! Qué sorpresa! - nos saludo. Bueno a mí me saludo, a Tom le dejó toda la mejilla marcada con labial rojo y no pude hacer nada para impedir que sus manos no paseen por su espalda y un poco más abajo también. Estaba echa una furia. Iba a estallar en cualquier momento.
- La sorpresa es nuestra, que haces acá? - le pregunte.
- Me aburrí de ese pueblito y bueno, qué mejor lugar para terminar la residencia que el mejor hospital de Nueva York? -
- Vas a trabajar en el hospital de la universidad? - preguntamos Tom y yo juntos.
- Si, no me queres tener de compañera? - le preguntó a Tom, obviamente ignorándome - por qué no tomamos algo juntos? -
- La verdad es que nos tenemos que ir, Kate tiene clase - acaso me estaba perdiendo de algo? Tom se quería quedar sola con ella? Prácticamente se lo estaba pidiendo.
- Que Kate vaya a clase, podemos tomar algo nosotros - la odiaba.
- En realidad, tengo una hora todavía podemos tomar algo los tres - le dije mirándola fijo.
- No tenes que hacer esto - me dijo Tom al oído.
- Compramos el café y vamos a sentarnos con vos - le respondí a Isabella entre dientes. Estaba enojada, con él, con ella, y con la situación.
Isabella Jonfis, médica, mi "mejor amiga" durante la secundaria aunque tenía unos años más que yo. Siempre me sentí orgullosa de que me haya elegido como su amiga, pero era muy ingenua en ese momento, no me daba cuenta de que solo estaba conmigo cuando Tom estaba cerca o que me usaba para llegar a él. Cuando Tom se fue a la universidad me dejo de lado por completo pero cuando él se tomaba unas vacaciones y volvía a visitar a su familia, como si nada volvía a ser mi "mejor amiga". Un día estábamos en mi casa con Tom y ella mirando una película, me fui a buscar unas cosas para comer y cuando vuelvo la encuentro diciendo lo patética, lo ingenua y ridícula que soy a Tom, que él me haya defendido me hizo sentir mejor pero... Después de eso hable con algunas amigas y les pedí que hablen con algunas de las suyas para ver qué decía de mi a mis espaldas. Había dicho tantas mentiras, hablado tan mal de mí, no lo podía creer. Nunca la confronte, nunca tuve la fuerza. Aparte su plan de ser mi "amiga" para estar con Tom no funcionó. Si hay alguien que ganó acá era yo, porque Tom es mío.
- Kate, por qué no nos vamos? - insistió Tom, sacándome de mi trance. Seguíamos en la fila para comprar el café.
- Porque vos me querías mandar a clase mientras te quedabas con ella - me miro desentendido -  "Kate, tiene clase" - le recordé lo que había dicho.
- Era para sacarnos a los dos de acá - Rodé los ojos - Para... - me miro fijo - Estas celosa? - me preguntó sonriendo.
- No! - negué. No lo iba a admitir.
- Es una locura - se rió.
- No es gracioso -
- Es dulce - rodé los ojos - encima de ella? -
- que? Debería estar celosa de alguien más? - le pregunte.
- No! De nadie, solo tengo ojos para vos - me dijo.
- Pero mis ojos no son los únicos que apuntan a vos! - me queje.
- No puedo controlar eso - me dijo.
- pero podes controlar otras cosas -
- Como que?  - me preguntó.
- Como que sea la única que haga esto - le dije al oído y después con la boca abierta le di un beso en la mejilla - o esto - atravesé su espalda con mi mano hasta llegar al bolsillo de su pantalón - te quedo claro? - le pregunte.
- No - giro para que nuestras bocas se rozaran - me vas a tener que mostrar un poco más las cosas que solo vos podes hacer -
- Ya casi nos toca pedir - le dije recomponiendo mi postura, mientras él hacía un sonido de frustración. Después de todo estábamos en la fila de Starbucks.

SOS En riesgo mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora