Capitulo 2: Caperucita Roja y El Lobo

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En poco tiempo Ethan y Artemis llegaron dejando atrás a todos los Parabytes que les perseguían. Comenzaba a quedarme sin balas, así que decidí dejar con vida los que restaban para que deambularan un poco más.

—Charlotte! — corrió hasta mi lado aun jadeando — te encuentras bien?

—Me parece que yo debería hacer la pregunta — me levante y recogí mi arma, el me miraba sorprendido — pero no esperes a que lo haga — me retire el balcón a paso lento, Artemis estaba en el suelo aun respirando con dificultad. Ethan entro a la habitación y se mantuvo en silencio, luego de un largo rato ella hablo.

—Aun no entiendo — hablo con la voz entrecortada, carraspeo y prosiguió — Acaso eres bruja!? - movió dramáticamente las manos en el aire, parpadee varias veces, no le estaba comprendiendo en lo absoluto.

Ella lo noto, miro el suelo uniendo sus manos alrededor de sus rodillas, alzo la mirada y abrió la boca reiteradas veces sin soltar nada. Ethan al parecer se encontraba absorto en otra cosa, no le prestaba nada de atención a nuestra conversación -aunque Artemis fuera la única que hablara-

—Bueno — hizo una pausa intentando buscar las palabras — me refiero a eso de que pues – nuevamente se quedó sin habla y se removió incomoda en su lugar.

—De qué? — intente parecer interesada aunque sonaron más a palabras vacías después de un largo rato de silencio, ella volvió a alzar la mirada.

—A eso— elevo una mano, al parecer señalando la puerta detrás de mí. O tal vez me señalaba a mí... aun así no le comprendía, bufo por lo bajo — A eso... Que supieras de alguna manera que se acercaban más de eso bichos — alce una ceja — A que eras vidente antes de todo esto! — sonrío, gire los ojos y negué.

—Tenemos tiempo para hablar de eso — sonrío ampliamente, satisfecha — Luego — No muy convencida del todo asintió, ella se levantó y se acercó un poco. Se tensó al instante e intento decir algo — Cierra la boca, se te meterán moscas.

Rodé los ojos de nuevo, camine por un lado de ella y seguí hasta el pasillo. Mis ojos me habían traído un montón de problemas, la verdad para ser sincera me sorprendió su reacción, solo un poco. En su mayoría, todos los que han llegado a ver mis ojos en el momento que empleo mis habilidades han intentado dispararme o solo huyen como si su vida dependiera de ello. Busque por un largo rato una salida "segura" mientras que Artemis discutía con Ethan sobre mi existencia, y si realmente era humana. Él se mantenía al margen, y ella solo le comentaba sobre su incomodidad. Su charla debía acabar, y ahora.

-Espero que no hayas dejado el arpón como la última vez, Ethan - entre rápido a la habitación, eso me recordó a la última vez que lo habíamos necesitado y el recalco un montón de veces que no era necesario e intento buscar otra solución.

—Esta vez no lo hice — canturreo, traer tantas armas y cosas a veces era un problema, pero en ocasiones eran necesarias. Gire en mis talones y me devolví por donde había venido esperando a que me siguiera, y eso hicieron. Había encontrado otro balcón mucho más amplio que el anterior, pero se encontraba un poco destrozado e inestable, a un lado había un helicóptero que al parecer colapso contra el edificio causando el desastre que ahora había allí.

—Toma — hablo alegre, me voltee y tome el arpón con solo una mano. Él se tensó un poco y termino añadiendo — Lindos ojos.

—Oh cariño lo sé! — Exclame en burla — A que mis manos no son lindas? — me miro confundido y asintió — Sirven para golpearte — Concluí. Lo anterior dicho por él de alguna manera me recordó al cuento literario de "Caperucita Roja y el Lobo", era un mal chiste el que había intentado hacer pero nunca he sido buena para entablar conversaciones. Torcí el gesto y camine con cuidado por la peligrosa estructura.

Yo era quien llevaba la delantera para confirmar que era lo suficiente estable y resistente como para pasar a través de él, me resbale en algunas ocasiones cosa que era de extrañar... pero a la vez no. Naturalmente gracias al líquido dentro de mi soy bastante ágil, no demasiado pero mucho más a como era antes de que se activaran mis poderes.

Un trozo se desmorono, y luego fue una cadena. No dejaba de caerse el suelo detrás de mí, pare de correr en una zona que parecía ser "estable", solté todo el aire que tenía retenido en mis pulmones y me sostuve de mis rodillas. Termino siendo todo menos estable, el trozo se vino abajo y al no poder reaccionar tan rápido me vine con el también. Como pude tome el arpón con ambas manos y dispare al edificio que estaba paralelo al anterior, la cuerda me jalo hasta los ventanales del otro edificio impactando contra ellos quebrándolos por completo. Pocos fragmentos se clavaron en mis piernas y otros solo rozaron mi rostro dejando cortes poco profundos.

Me levante torpemente, en pocos segundos detecte pocos Parabytes en los pisos inferiores que a su velocidad característica comenzaban a acercarse atraídos por el sonido de los cristales quebrados y el olor a sangre fresca. Ethan gritaba desde el otro lado intentando llamar mi atención pero no podía distraer ni un poco, no quería ser comida para esas cosas, con bastante pena saque la única granada que tenía que si mi memoria no fallaba del todo había robado. Tome el arpón con la otra mano, dispare hasta el otro lado y ancle el arma entre unos muebles.

Ya tenía a los Parabytes pisándome los talones, tome la granada y la lance a la puerta que había sido abierta empañando de sangre parte de mi cuerpo y la sala. Un momento después Artemis y Ethan ya habían bajado por la curda, desganche el arpón y retraje la cuerda.

—Lo mejor será movernos rápido, debemos bloquear alguna puerta para que no sigan llegando — asintieron y comenzamos a correr, la explosión seguro atraería muchos más y con ellos problemas. Las escaleras serían imposibles de bloquear así que señale las escaleras que iban a los pisos superiores y comenzamos a subir por ella a toda velocidad. Entre uno de los pisos conseguimos una puerta, la mejor opción en esta situación era quedarse allí dentro y bloquear la entrada. Forzamos la cerradura y entramos, decidí no romper la puerta de una patada ya que luego sería inútil cubrir la entrada.

— Si cubrimos esa puerta con algo podremos seguir sin ninguna angustia — señalo la puerta que conectaba con el pasillo hacia las escaleras, a Ethan le pareció buena idea y yo solo asentí. Tomaron un estante bastante grande y cubrieron la puerta. Revise todo el lugar, ya estaba oscureciendo y lo mejor era quedarse a dormir en la habitación, en la mañana podríamos salir por la ventana, habían unas escaleras de metal que daban hasta un callejón o subían hasta el azotea. Nos serviría en cualquier caso.

—Entonces... — comenzó Ethan.

—Cuál es el plan? — Agrego la Rubia.

— Pasaremos la noche y volveremos al amanecer, a Simone no le gustara para nada la idea de que no cumplamos con nuestra tarea. Lo mejor será volver lo más pronto posible — Dictamine. Ellos asintieron y fueron a charlar a los muebles polvorientos que estaban a un costado, camine hasta la ventana la cual sobresalía de la estructura dejando un lugar para sentarse que se encontraba amueblado, lleno de peluches y cojines. Me acomode en él y aprecie un largo rato el panorama por la ventana, comenzaron a caer pequeñas gotas en el cristal ya después de unos largos minutos hasta que comenzó a llover con un poco más de intensidad, el sonido de las gotas al caer era melodía para mis oídos, el cansancio y el sueño comenzó a adueñarse de mi cuerpo llevándome así a los brazos de Morfeo.

PARABYTE: The AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora