Capitulo 5: Que cínica eres

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—No hablaremos! — afirmo el hombre con barba, que parecía ser el cabecilla del grupo. Los demás individuos no compartían la misma opinión que el hombre en cuestión, pero la gruesa voz del viejo que resonó en toda la recepción dejo intranquilos a los sujetos presentes. La desorientación fue casi impresa en el rostro de la mayoría de jóvenes presentes, mientras que el hombre con apariencia desalineada se mantenía erguido con la mandíbula apretada.

—Ya me harte de estos críos -masculle con rabia — regresa a la otra habitación y localiza de nuevo a Simone — ordene a la rubia, quien había vuelto a la sala. Se encamino de nuevo a la otra habitación

—Que — el más joven del grupo intento hablar, pero aun seguía sin aire. Paro un momento y luego continuo – Q-que eres? — no despego su vista de mí, me quede sin expresión alguna, solté una risilla – No le encuentro la gracia — intento reprenderme, aunque su voz era un poco temblorosa.

Camine hasta estar frente el, me agache y acaricie su cabeza como si fuera un cachorro plantando en mi rostro una gran sonrisa. Me encantaba infundir terror en las personas, hacerlas sufrir y que de a poco pierdan la cordura, su cara era un deleite para mí. Intente reír agradablemente, aunque sonó más como una risa sínica. Sacar a flote en ocasiones mi personalidad se sentía tan bien, aunque en ocasiones se salía todo de control... solo un poco.

—Acaso me tienes miedo? — el negó con dificultad, pero parecía más que rogaba porque no le hiciera nada — crees que una linda niña como yo te haría daño? — hice pucheros, sin dificultad alguna lo tome del cuello y lo alce del suelo. Se retorció un poco, pero no logro hacer mucho con las manos atadas — Espero que sea así -fruncí el ceño, comencé a apretar con más fuerza su cuello de a poco hasta que su rostro se tornó a un color morado, estaba empezando a hacerme gracia su expresión, cuando estaba a punto de suavizar mi expresión entro Artemis interrumpiéndome.

—Simone viene en camino, no se encuentra muy lejos — informó. Libere al chico de mi agarre, cayó en seco al suelo para luego retorcerse intentando respirar con normalidad.

—Vayamos hasta la calle entonces — propuso Ethan, asentí. Tome al señor con barba y sin ningún cuidado lo coloque en mi hombro, al principio se sacudió un poco y solo una que otra blasfemia en voz baja para luego quedarse totalmente inmóvil y en silencio. Tome por el cuello de la camisa al joven y comencé a arrastrarlo hasta salida, hasta donde podía captar no tendríamos problemas en salir, de una patada mande a volar los muebles que intentaban cubrir la entrada llevándose consigo también las puertas.

—Ustedes están dementes! — comenzó el hombre en mi hombro — Esas cosas nos comerán! — siguió, refiriéndose a los infectados. Lo deje caer a un costado como un objeto y luego solté al joven, ambos se acomodaron para estar erguidos en el suelo. Me obligue a mí misma a expandir mi rango de vista con esfuerzo, no encontré nada relevante además del ruido de una camioneta que se acercaba por la calle principal. Me frote la frente, aunque ahora controlaba un poco mejor mis habilidades seguía doliéndome la cabeza cada que los forzaba.

En pocos minutos se hicieron visibles las camionetas de las cuales provenía el ruido, eran más que reconocibles así que no eleve ningún arma. Los vehículos frenaron frente a nosotros, del primero en la fila bajo Simone y con un caminar regular se acercó un poco hasta la entrada.

—Al parecer consiguieron algo interesante el día de hoy— Me miro con cautela, luego a mis dos compañeros y por ultimo a los hombres retenidos en el suelo — solo un poco, pero pudo haber sido mejor — hablo mirando con desprecio a los individuos con mayor edad. Gruñí por lo bajo

—Como sea —el general aplaudió suavemente y con lentitud, se giró y miro a las demás personas, ayudantes supuse — Tomen a esas cosas — giro cabeza con un gesto extraño en su rostro — Y hagan que se sienten como mucho cuidado en el colectivo — sonrío "gentilmente" y se devolvió al auto.

—No comprendo para que traen tanta gente — susurro a mi lado Artemis, quien se había acercado con cautela, me encogí de hombros en mi lugar.

Habían muchos hombres, o más de los necesarios. No me moví de mi lugar hasta que todos fueron cargados al vehículo más grande, camine a paso liviano hasta una de las camionetas y me monte en la parte trasera, que era cubierta por una manta de tela oscura manchada que se sostenía a algunos tubos de metal. En la parte trasera solo se encontraban por un momento Artemis y Ethan, luego llego un hombre y se asomó por la cortina de atrás, converso por un momento con alguien para segundos después entrar y cerrar. El auto encendió el motor y comenzó a andar de inmediato.

El hombre era mayor, tenía una cara de cansancio plasmada en su rostro, como todos. Sus ojos eran claros, un color miel y su pelo era negro con algunas canas al igual que su barba. Se giró y me miró fijamente, estaba totalmente serio al igual que yo, al no apartar la mirada ya después de un rato él se giró y se rasco la nuca un poco haciendo una mueca rara. No le preste atención.

Llegamos más rápido de lo que esperaba, al bajarnos habíamos captado la atención de los Parabytes que nos encontramos el día anterior terminando de asesinarlos. Descanse un momento en la recepción junto a Owen, quien me entrego un vaso de agua e intento tener una plática decente conmigo pero yo solo contestaba con monosílabas o asentía con la cabeza.

Los hombres de Simone obligaron a que los individuos del grupo capturado fueran hasta una zona exterior, alejada de las demás habitaciones.

—Deberías ir a la enfermería— por primera vez Owen llamo mi atención — me preocupan esas balas

—Quiero aclarar una dudo con Simone — deje el vaso sobre la mesa — tendré tiempo después — susurre sin apartar la mirada del General y sus hombres, me encamine hasta donde se encontraban con lentitud y pare en seco detrás de él

—Que harán con esos hombres? — Le pregunte sin ningún todo en mi voz, refiriéndome a los chicos que habíamos encontrado a las afueras.

— Seguro asesinarlos 

—Bien — finalice la corta conversación con indiferencia. Me gire en mis talones y me encamine en a la enfermería, una mano sobre mi hombro me paro

—Sigues siendo igual de cínica, Charlotte — me gire hacia él quitando su mano de mi hombro

—Tú no te quedas atrás — me mantuve erguida mirándole a la cara

PARABYTE: The AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora