Capítulo 11: La verdad.

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-Me voy, madre...-decía Victoria

-¡¿Que estás diciendo?!- dije indignada por la repentina decisión de mi hija.

-Ya no soporto más, necesito saber donde esta mi padre! Me dijiste que él se fue de viaje hace mucho tiempo, y el aun no aparece. Tengo 20 años y aun no he podido conocerlo.-

-Cariño, el volverá te lo aseguro, solo debes ser un poco mas paciente.-

-Lo siento madre, pero llevo casi toda una vida esperando su regreso. Si tú no tienes las agallas para ir a buscarlo, lo haré yo misma. Merezco saber quién es y el por qué de su abandono hacia nosotras.-

Su paso decidido e infranqueable logro asustarme. Victoria siempre me había dicho desde pequeña que algún día iría a conocer a su padre. Y yo siempre le dije que él vendría hasta nosotras y que no era necesario salir en su búsqueda. 20 años han pasado, y el jamás apareció, y jamás lo hará. El murió hace muchos años atrás, de una manera cruel y despiadada. Y yo, con la intención de mantener la ilusión de un padre en la memoria de mi hija, y con la poca esperanza que me quedaba de verlo de nuevo como en su último momento de vida, logre llevar esta mentira por más de 20 largos años en la vida de mi hija, con la intención de protegerla y hacerla feliz.

Sin embargo, esta ilusión trajo consigo muchos problemas, sobre todo en la infancia de mi hija. Sus amigos la molestaban diciéndole que su padre era un fugitivo o un ladrón que vagaba por el mundo para salvarse de la condena. Que era un hombre malvado que dejo a su familia por dinero y placer, o que era una mera ilusión de Victoria, ya que todos en el pueblo creían que mi hija estaba tan loca como yo. Toda esta tención y este dolor en su corazón la superan día a día, y cree que la única alternativa para sentirse completa seria buscar a su padre para conocerlo y saber la verdad de su propia boca.

Veo como mi hija prepara su equipaje, guardando lo esencial para su próximo viaje con un destino desconocido para mí.

-No me contaras por lo menos a donde piensas ir?-

-El apellido de mi padre, he investigado su procedencia, casi no hay información de este apellido en las bibliotecas que he visitado, pero lo que si logre encontrar fue su origen. Australia es a donde iré.-

-¡¿Australia?! ¡¿Y que harás allá?! No tienes nada ni a nadie con quien estar en ese país... ¿Cómo sobrevivirás?-

-Puedo arreglármelas sola, madre. De eso no te preocupes.-

Al terminar su equipaje, y sin haberme advertido antes que su vuelo era hoy en la tarde, sale de su habitación y cruza la sala de estar para luego abrir la puerta principal, con la intención de salir.

-¡Cariño, espera!...- dije en un grito desesperado, justo antes de que saliera mi más preciado amor de nuestra casa. –Yo...- justo en ese momento, cuando Victoria había desviado su mirada a mis ojos, prestándome atención a lo que diría a continuación, digo...

-No... No es nada... Espero que logres encontrar a tu padre cariño...-

La sorpresa se reflejaba en el rostro de mi dulce Victoria. En ese instante ella deja las maletas en el suelo, y corre hacia mis brazos abrazándome fuertemente. En mi hombro pude sentir la humedad de sus ojos empapados en llanto, y al sentir su calidez en mi, mi llanto se hace notar también.

- Gracias madre, por dejarme hacer esto...-

-Si esto es lo que de verdad te hará feliz y encontraras la tranquilidad que tanto anhelas en tu alma, entonces lo acepto cariño, claro que sí.- dije cediendo al impulso de mi hija.

Luego de aquel memorable acontecer, la acompaño hasta la reja de nuestro jardín, que la llevarían prontamente hacia el exterior. Yo misma abro la puerta de la reja y dejo salir a mi tesoro mas preciado hacia el mundo exterior. Ella me abraza nuevamente y me da un tierno beso en la frente.

La intrépida gata que se enamoróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora