-Que... ¿cómo es eso posible?- dije con una leve sorpresa en la tonalidad de mi voz. Sentía como mis ojos se abrían de par en par por la sorpresa a tal confesión.
-Señora, esto es un caso delicado y la verdad muy extraño. Escuche atentamente a lo que voy a decirle. La niña y su hija eran oficialmente pasajeras del avión AB-123. Pude averiguar en los informes y registros de ventas de pasajes en las oficinas del aeropuerto. Su nieta estaba dentro de ese avión.-
-Eso es imposibles... si ese fuera el caso mi nieta estaría...- hice una pausa en aquel momento antes de pronunciar la palabra "muerta". Mi estado aun era inestable al momento de hablar con el hombre frente a mí. De repente, mi vista se vuelve nublosa, la cabeza me da vueltas, y lo último que logro divisar es al oficial observándome preocupado y asustado por mi tambaleo.
-¡Señora! ¡¿Se encuentra bien?! ¡Señora Garden!- la voz del hombre gritando mi nombre y los llantos seguidos de la bebé fueron los últimos sonidos y ruidos que escucharon mis oídos. Después, todo se volvió absolutamente negro...
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando mi conciencia recupero su cordura y estabilidad, me encuentro reposando en el sillón principal del living. Ya era de mañana, el sol atravesaba las transparentes cortinas de la habitación, y el frío mañanero atravesaba la puerta entreabierta de la entrada le la casa. El hombre de anoche, el señor Franklyn Lewis, se había ido. Dejándome arropada con una manta azul sobre el sillón en el que me encontraba y con mí supuesta nieta durmiendo en el sofá que estaba al frente. A levantarme, lentamente me acerco a paso torpe hasta el sofá, y lo primero que veo es el tierno y blanco rostro de la criatura que yacía durmiendo enredada en su manta de lana.
Su respiración entrecortada, sus labios hinchados y rojos por el calor, su pequeña pancita que se inflaba y desinflaba al respirar, cada detalle lo observe, y no pude evitar pensar que esta criatura era la copia perfecta de su madre. Cada parte de ella era igual a las de mi hija al nacer. Las mismas pestañas, tan largas que en un bebé es extraño, los mismos labios grandes y su misma tez blanca y limpia.
Todo esto me hizo recordar el momento en que nació Victoria, la alegría que sentí al tenerla entre mis brazos, la sensación de que jamás volvería a estar sola, sus llantos y ruidos que simbolizaban "la vida" en la mía. Todo eso y mucho más sentí al instante en que la vi. Saber que, después de la muerte de Rich tendría una segunda oportunidad para poder ser feliz.
Justo en ese momento, mis lágrimas caen por mis mejillas...
Desde ese momento no pude controlarme, el llanto era eterno, y lo gritos de dolor interminables. Al llorar y gritar, sentía como mi estomago se hacía más pequeño y como mi garganta se apretaba por el dolor. Veía a la pequeña bebé mientras que lloraba sin cesar, y ella aun no se percataba de mi presencia. Ella durmió hasta las 12 de la mañana, y yo justo en el momento en que deje de llorar fue cuando ella comenzó a hacerlo.
Cuando noto que su llanto se hace más fuerte, tomo al bebé entre mis brazos, la llevo hasta mi habitación y trato de calmarla un poco. Le doy palmaditas en la espalda, le hago cariño y le hablo para que deje de llorar. Luego la dejo sobre mi cama y voy a la cocina a preparar algo para comer. A la pequeña le preparo una papilla de manzana con pera, de manera rápida llevo el alimento hasta mi habitación y comienzo a alimentarla. Después de un rato haciéndola tragar la comida, se calma y nuevamente se queda dormida. Al parecer este bebé no será un problema al momento de hacerla dormir.
ESTÁS LEYENDO
La intrépida gata que se enamoró
FantasyDavid me amaba, se preocupaba de mí, me cuidaba, me alimentaba, me mimaba. Si él no hubiese estado... ¿Qué habría sido de mí? Mi vida no habría tenido sentido, habría pasado eternamente arrullada por él. Cuando me acariciaba, se me erizaba toda la...