Diez

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"Usada"

-Claro que lo harás-dice Caesar. Me toma la mano de nuevo y la besa. Intento no llorar, en serio que sí. Pero es difícil con todos estos pares de ojos viéndome. Miro a la cámara.

-Anna, quiero decirte que te amo.

Eso último fue un susurro, pero se escuchó en todo el lugar. La gente suspira consternada. Sienten mi dolor.

-Claro que sí, Elsa-comenta Caesar, y suena realmente afligido-. Por algo sacaste un once en tu puntuación-. Es verdad, me había olvidado completamente-, ¿podrías revelarnos cuál es tu secreto?

-No, Caesar-comento, poniéndome divertida con dificultad-, además, no puedo decir qué pasó en la prueba.

-Bueno, si no quieres hablar sobre ello-dice, con una sonrisa entre divertida y maliciosa en su rostro-, ¿cómo conquistaste el corazón de todo Panem y, a la vez, el de un tributo que vuelve locas a todas las mujeres?

Sé a qué se refiere. Está volviendo al tema de Jack, y aunque tengo tantas ganas de callarlo, no puedo. Sólo deseo que mi entrevista se acabe.

-Ya te he dicho, Caesar-comento, intentando ocultar mi irritación-. No diré nada, pues no dijo que hablaba de mí.

Me atrevo a mirar a Jack, volteándome en mi asiento a mirarlo. Tiene una mirada distinta, y me ha estado observando todo éste tiempo. Estiro las comisuras de mi boca, intentando formar una sonrisa, pero simplemente no me sale, porque no parece correcto. Un zumbido me distrae.

-Bueno, Panem-anuncia Caesar, poniéndose de pie y ayudándome a mí. El vestido frío me ayuda a moverme con más soltura. Es precioso y no dejo de admirarlo, ni yo ni la gente de Panem- es hora de despedirnos de nuestra Reina de Las Nieves, Elsa Arendelle.

Río ligeramente con el nuevo apodo. Es mucho mejor que "la chica en llamas". Me besa la mano por tercera vez en la noche y yo hago una pequeña reverencia al público, que pide más tiempo. Me giro en mis talones y puedo ver que los zapatos son de cristal. Camino con elegancia hasta mi asiento, y atraigo las miradas de mis compañeros. Algunos deben estar ardiendo de odio y me siento intimidada, pero no lo demuestro. A mi lado, Kristoff se levanta. Camina hasta el escenario y saluda a Caesar. Se sienta y sus preguntas no son nada más que superficiales, pero él parece muy cálido con la gente. Aunque puedo notar que no es de los favoritos, pues la gente se está aburriendo.

-Y dime, Kristoff -inquiere Caesar Flickerman-, ¿alguna chica?

Ruedo los ojos. Sé adónde va la pregunta, ya que a nadie realmente le importa si el traidor de Kristoff tiene a una chica; debido a su aspecto no muy atractivo. Quieren saber si tiene sentimientos por mí.

Para mi gran sorpresa, la respuesta es absolutamente lo que todos esperaban. Menos yo.

-Eh, pues sí -asegura, con la mirada en su regazo-. Pero alguien más ya la ha mencionado.

Mientras el público chilla de emoción, yo lo único que puedo hacer es clavarme las uñas en los muslos deseando estar muerta. Mierda. Mierda.

¿Qué es lo que está pasando?

Sé que es una estrategia, debe ser una estrategia. Pero una muy mala. Muy, muy mala, debido a que el público va a suponer un triángulo amoroso y entonces van a apoyar al que quieren que gane en esta "batalla" de amor. Y ese, obviamente, será Jack.

Mientras las cámaras vuelven a enfocarme a mí, me doy cuenta de que me han utilizado. Me han utilizado para ganarse patrocinadores.

Una rabia se apodera de mí, subiendo desde mi estómago hasta mis mejillas. Quiero llorar del enojo, pero no puedo y eso me frustra aún más.

Juegos del Hambre {Jelsa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora