Siete

266 23 3
                                    

PERDÓN SI LOS HE CONFUNDIDO SEGÚN LOS TRIBUTOS DE CADA DISTRITO, POR QUE SÍ HE COMETIDO ERRORES AL COLOCARLOS. ACLARACIÓN: DISTRITO UNO- HANS Y MÉRIDA. DOS- HICCUP Y XXX. SIETE- JACK Y SU HERMANA, EMMA. NUEVE- RAPUNZEL Y XXX. DOCE- ELSA Y KRISTOFF.

+++++

"Imprudente".

El grito de Atala fue lo que me hizo despertar.

- ¡Tributos! ¿Qué demonios están haciendo? ¡Dejen de jugar y vuelvan a sus lugares!

Él se inclina, claramente incómodo y murmurando maldiciones ininteligibles. La sangre se acumula en sus mejillas y frente; la confusión se tiñe en su rostro. Podría decir que no sabe muy bien por qué me cachó.

En cuanto mis pies tocan el suelo él suelta todo agarre a mi cuerpo y se gira sobre sus talones, sin volver a mirar atrás.

Es extraño, pero mi piel quema allí dónde me tocó.

+++

Cuando el elevador se abre, soy la primera en pisar el penthouse y dirigirme hacia mi habitación, esquivando las miradas inquisitivas de St. Nicholas y Toothiana.

Cierro la puerta con fuerza tras de mí y recuerdos vacíos del Distrito Doce pasean por mi mente. Extraño mi casa, dónde todo parecía más facil, incluso el pasar hambre.

- Elsa, ¿podemos hablar? -pregunta la sonora voz de Nicholas tras la puerta. Me lo pienso un segundo.

Educadamente, abro la puerta y camino hasta mi cama. Nicholas tiene que agacharse para poder pasar por el umbral, y cuando lo logra, camina por la habitación y se sienta en la cama, haciéndola crujir y bajar con una fuerza alarmante. Aguanto las ganas por reír, pues presiento que va a dar un gran sermón sobre ayudar a los tributos ajenos y como tienes que cuidarte sólo a ti mismo y a nadie más.

- Oí lo que hiciste en el entrenamiento -comenta, y su mirada azul no indica ningún reproche o regaño, es más compasiva.

- Nicholas, no podía dejarla caer - digo, con un nudo en la garganta. Esto no es real -, jamás me lo perdonaría.

- Jamás te lo perdonarías tú, ¿o quizás no te lo perdonaría Anna?

Su pregunta me congela los pensamientos y me pone a reflexionar. Quizás intento actuar como actuaría ella si su nombre hubiera salido en la urna.

Pero su nombre fue el que salió.

- Creo que... -comienzo a decir en voz alta, pero carraspeo -, intento actuar como ella.

Nicholas tiene una mirada comprensiva y parece... Afectado.

- No tienes por qué hacer eso.

- Lo sé -contesto, miserable -. Pero, al hacerlo, es casi como si ella estuviera aquí. Casi.

Nicholas me abraza, y aunque su gesto me sorprende, lo acepto, pues su calor corporal es tan fuerte que aletarga mis sentidos. Sin embargo, me echo a llorar como una niña necesitada de un padre. La niña que soy.

- Tú eres diferente, Elsa -dice, y no reparo en lo que me está diciendo, pensando en mi padre, cuyo cuerpo no estuvo en su ataúd. Su cuerpo está hecho cenizas, enterradas bajo la tierra. Me estoy quedando dormida y su voz es como si hablara a través de una gasa-. Tú tienes corazón por todos y no es Anna la que actúa por ti. Eres tú misma, y aunque no te des cuenta, lo podrás ver cuando regreses a casa con las manos limpias. Haré todo lo que está en mis manos para que ganes.

Lo siguiente que sé, es que la oscuridad me envolvió.

+++

El día siguiente no fue nada especial, Rapunzel estuvo conmigo adonde yo iba, ya sea puesto de nudos, camuflaje, armas, trampas, ella me seguía y me daba todos los datos de los tributos. Pensé en preguntarle cómo sabía todo eso, pero decidí que lo más sabio sería simplemente callar todas mis preguntas y lograr que confíe en mí. Quizás era una rarita del Distrito Nueve, quizás mi confidente... Pero lo único que podía decir con certeza era que podía confiar en ella, y no era el hecho de que me trataba muy bien, o que si creía que me ofendía con cualquier frase se disculpaba millones de veces. Si no que había algo en su forma de hablar y moverse que me hacía sentir segura.

Juegos del Hambre {Jelsa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora