Cinco

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"Pública".

Entramos en el Círculo de la Ciudad y los doce carros llenan el circuito. Todas las ventanas de los edificios que se encuentran dentro del circuito están abarrotadas de todos los habitantes ricos del Capitolio, normalmente ellos son los que patrocinan. Los caballos nos llevan directamente hasta la mansión del presidente Black, y ahí nos paramos. La música termina con unas notas dramáticas.

El presidente, un señor alto y delgado, con el cabello negro como el cielo nocturno sin estrellas, nos da la bienvenida oficial desde lo alto de su balcón. Las cámaras se suponen que tienen que enfocar todas las caras de los veinticuatro tributos; pero se ve en las pantallas gigantes que se quedan más de la cuenta grabando los rostros de Kristoff y yo. Con forme oscurece, más difícil es apartar los ojos de nuestro centelleante atuendo. Aunque cuando suena el himno nacional hacen un esfuerzo por enfocar a cada pareja de tributos, la cámara se mantiene fija en el carro del Distrito 12, que recorre el círculo una última vez antes de desaparecer en el Centro de Entrenamiento. En cuanto se cierran las puertas, nos rodean los equipos de preparación, que farfullan piropos apenas inteligibles. Miro a mí alrededor y veo que muchos de los otros tributos nos miran con odio, lo que confirma mis sospechas de que los hemos eclipsado a todos, literalmente. Después aparecen Bunny y Portia, que nos ayudan a bajar del carro, y nos quitan con cuidado las capas y los tocados en llamas. Portia los apaga con una especie de bote con atomizador. Ellos siguen comentando entre ellos, y yo aprovecho ese momento para observar a los demás tributos. La chica rubia del Distrito 9, ahora vestida con un vestido muy bonito color crema claro; con brocados que simulan las plantas que dan los granos, me está mirando. Cuándo nuestros ojos se encuentran, ella me sonríe tímidamente y yo le devuelvo la sonrisa, sin saber mucho que hacer. Ambas apartamos la mirada. Miro a los tributos del Distrito 7, ambos vestidos a juego, con la parte de arriba vestida con camisas a cuadros y tirantes; simulando a los trajes típicos de los leñadores. Obviamente, modificados al estilo del Capitolio. Sus pantalones son cómo las cortezas de los árboles. La chica está de espaldas, con su mucho cabello rojo cayéndole por la espalda. Pero el chico me está viendo. Le pintaron el cabello, que antes era castaño, a blanco, y sus ojos azules están clavados en mí, con odio. Devuelvo la vista a Toothiana, que nos está elogiando y luciendo un traje color verde primavera con pendientes a juego.

El Centro de Entrenamiento tiene una torre diseñada exclusivamente para los tributos y sus equipos. Éste será nuestro hogar hasta que empiecen los juegos. Cada distrito tiene una planta entera, sólo hay que subir a un ascensor y pulsar el botón correspondiente al número del tuyo. El ascensor está todo hecho de cristal, así que puedes ver a las personas convertirse en hormigas cuando sales disparada hacia arriba. Yo estoy pegada al cristal, viendo todo como una niña pequeña, mientras Toothiana alaba el hecho de que, por ser del Distrito 12, nos toca el Pent-house. Las tareas de ella y Nicholas no terminan hasta aquí, nos tienen que supervisar e instruir hasta que estemos en la arena. En cierto modo, es una ventaja, porque, al menos, se puede contar con ella para que nos lleve de un lado a otro a tiempo, mientras que no hemos visto a Nicholas desde que nos dijo que consiguiéramos patrocinadores. Por otro lado, es como si Toothiana estuviese en una nube; es la primera vez que el equipo al que acompaña causa sensación en la ceremonia inaugural. Alaba no sólo nuestros trajes, sino también nuestra conducta y, según lo cuenta, ella conoce a todas las personas importantes del Capitolio y ha estado hablando bien de nosotros todo el día, intentando conseguir patrocinadores.

-Pero he sido muy misteriosa -dice, con los ojos entrecerrados-, porque, claro, Nicholas no se ha molestado en contarme su estrategia. Sin embargo, he hecho todo lo posible con lo que tenía: que Elsa se había sacrificado por su hermana y que los dos habéis luchado con éxito por superar la barbarie de vuestro distrito.

Dios mío, esta mujer no se calla ni aunque la amordazaras. Además, ¿Barbarie? ¿Qué acaso no es ésta la mujer que nos está preparando para la matanza? Bufo. ¿A qué se debe nuestro éxito? ¿A qué venimos de un distrito minero? ¿O que nos sabemos comportar en la mesa? Vuelvo a bufar. Estoy agradecida con Toothiana sus intentos de conseguirnos patrocinadores, pero su forma de presumirse a sí misma es la que me inquieta.

Juegos del Hambre {Jelsa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora