La cita

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—Buenas tardes.

—Buenas tardes —saludó Karin al llegar al sitio de la cita— ¿Podemos terminar con esto rápido?

—Relájate un poco, sólo quiero hablar. Vayamos a comer, así compensaré el tiempo que te estoy quitando.

Seidou no contestó nada, más aceptó la invitación subiendo al coche de Uchiha, y se mantuvo callada durante el trayecto. Itachi no insistió en platicar, ni si quiera lo intentó, sabía que debía irse con cuidado si quería conseguir la información que deseaba.

—¿Qué quiere saber?

—¿Te parece si mejor pedimos la comida y luego hablamos?

Era notorio que la joven deseaba terminar rápido, ya que apenas había tomado asiento cuando hizo la cuestión. Se le veía irritada, y al no recibir respuesta, Itachi hizo una seña para llamar al mesero. Obviamente no se encontraban en el restaurante donde ella trabajaba.

—Antes que nada, dime una cosa —Uchiha tomó la palabra después que el mero se fuera con la orden de ambos— ¿Cómo están tus hermanos?

—No estamos aquí para hablar de ellos. No es de su incumbencia.

—Lo siento, sólo lo preguntaba para relajar las cosas, pero veo que no será posible —ella permanecía callada— El que estés aquí conmigo, indica que te interesa hablar con Kisho, pero me hace preguntarme ¿por qué no intentaste acercarte al él antes?

—Tengo un contrato que no violaré, pero ello no aplica si la misma parte me lo ofrece.

—Pero en realidad te interesa mi sobrino —Karin frunció el ceño sin articular palabra alguna— Lo siento, de verdad tenía la duda. Es que después de tanto tiempo de tu ausencia, no creí que te interesara —la vio a punto de replicar, pero él la detuvo al colocar sus manos al frente y sonriendo amistosamente— No te enojes, celebro tu convicción al cumplir tu palabra, pero imagino que debió ser duro.

—¡Sólo dígame si tendré la oportunidad o no!

—Si, podrás platicar con él, pero a cambio quiero...

—Sabía que había algo más... —murmuró, pero no lo suficientemente bajo para no ser escuchada— ¿Qué es?

—No pienses mal de mí por favor, en realidad sólo tengo dos peticiones —contestó Uchiha al notar la agresividad de la joven— Y de hecho, es por eso que te he invitado a comer, para cumplir una de mis peticiones —notó la interrogante en su rostro, pese a que no dejaba de lado su molestia— ¿Podrías platicarme cómo es que terminaste bajo este contrato? Aunque también me gustaría que me relataras, cómo viviste con mi hermano.

—Sí me investigó, ya debería saber todo eso, y si tiene dudas, debería hacerle la pregunta a su hermano, especialmente lo de mi estadía.

—Si, es verdad que investigué, pero los contratos y documentos no explican cómo se conocieron. Por otro lado, preguntarle a Sasuke sería lo mismo que preguntarle a la pared, y pese a ello, conociéndolo, sé que te tuvo en buenas atenciones médicas, pero lo que me interesa saber, es tu opinión sobre su trato hacia ti.

—No entiendo para qué quiere saber esas cosas.

Ella lo miraba acusadoramente, como quien tiene sospechas de alguna fechoría; situación que le preocupaba, pues ella podría negarse a hablar, o bien, omitiría cosas que podrían serle útiles.

—La verdad es que quizá creas que soy un poco excéntrico, o que estoy loco, pero quiero mucho a mi sobrino, y tengo mucha curiosidad sobre ti, porque sé qué sacó de mi hermano, pero no de ti, ni que es propio de Kisho.

—El humor, carácter o formas de ser, no son genéticos —aseguró la pelirroja— Platicarle esas cosas sólo sería una pérdida de tiempo.

—¿Estás segura de eso? Porque no te conozco mucho, pero puedo decir que esa convicción tuya, que me tiene muy impresionado, también la tiene Kisho —notó la curiosidad en su interlocutora y comenzó a reír suavemente— No sabes la cantidad de veces en que esa actitud, ha puesto en entre dicho a mi hermano —hizo una pausa— Quizá esto te parezca una pérdida de tiempo como me lo acabas de decir, pero si es así, la que en realidad saldría ganando eres tú.

El mesero llegó con la orden de cada uno, dejando los platos en su respectivo lugar mientras ambos permanecieron en silencio. Colocaron frente a sus platos de crema de elote, un vaso con limonada.

—Provecho.

—Gracias.

—Te lo agradezco.

El empleado se alejó con la obligada sonrisa que debía dar a los clientes, muy a pesar del sincero agradecimiento de la joven. Desde su llegada, el mesero no dejaba de ver con morbo dicha cena, dada la notable diferencia de edad entre ambos clientes.

—Una comida y la oportunidad de hablar un poco con tu hijo —prosiguió Uchiha notando un pequeño gesto de incomodidad en la pelirroja, al decir "tu hijo"— ¿Te parece poco por sólo platicar un rato?

—Pero aún falta algo más en este trato ¿no?

—¡Cierto! ¡Mi segunda petición! —exclamó Itachi sorprendido. Si que era observadora— Verás, Sasuke no sabe de esto, y no quisiera que enterara, porque quizá se opondría a dejar que veas a Kisho... —Karin se levantó de la silla a punto de irse, pero el varón, imitándola, quiso evitar su partida— Espera, por favor...

—¡Si él no sabe nada, no me garantiza poder ver al niño! Yo no hago tratos al azar. Y por mí, puede hacerle todo mal a su hermano como hacen los ricos por dinero, pero yo no voy a contribuir, mucho menos si ello podría al niño a o mí.

—Karin por favor —habló Itachi dulcemente— Si me das un momento, puedo explicártelo —miró alrededor cómo el resto de los clientes, así como los empleados, los miraban— Por favor, no quiero que esto quede en un mal entendido.

—¿Está todo bien aquí?

Había llegado el encargado del restaurante, provocando que las miradas ajenas, se hicieran más curiosas en los presentes. El mesero no había sido el único que veía con morbo la cena del par, y las palabras emitidas por la pelirroja, no habían contribuido a atenuar las dudas.

Seidou miró brevemente al maître, quien esperaba impacientemente una respuesta, después miró al Uchiha, quien sonreía suplicante.

—Todo en orden. Gracias por preguntar.

—Perdonen todos —Itachi se dirigió a todos para desviar las atenciones— Sólo fue un mal entendido.

Ambos tomaron asiento nuevamente, mirando a su alrededor esperando que la gente regresara a sus propios asuntos, quizá, no hubo que esperar mucho, dada la mirada ruda de la joven. Pese a haberse alejado, el encargo, decidió vigilarlos con la mirada.

—¿Y bien?

—No es mentira que quiero a mi sobrino, y a mi hermano, por muy cabeza dura que pueda ser, también lo quiero. Jamás podría hacerles ningún daño. Sé que quizá no puedas creerme, pero aunque me lo propusiera, sería difícil quitarle a mi hermano todo lo que es suyo, puedes preguntárselo si no me crees. Puedo esperar a tu relato hasta que estés segura.

Itachi la observó con una sonrisa suplicante, mientras ella le sostenía la mirada acusadoramente. Uchiha no retractó su mirada, y Karin soltó un suspiro después de algunos segundos.

Karin tomó su cuchara para dar una vuelta al contenido del plato junta a ella y dio una probada a la crema con cuidado, esperando que ya no estuviera caliente. Itachi comprendió el gesto e imitó la acción dando un suspiro mental, por algunos momentos creyó que todo su plan estaría perdido, aunque estaba seguro que lo que ella pudiera decirle, eliminaría algunos detalles.

—Fue durante la ceremonia de las Becas de la fundación Uchiha. Un día antes había hablado con mi madre y las probabilidades de renunciar a la beca para entrar a trabajar. Estaba decidida a renunciar la beca ese mismo día, y no pude evitar sentirme nerviosa. Habré ido al baño miles de veces por los nervios y...

Padre solteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora