Padre soltero

Bye

El tiempo transcurrió y para Sasuke, el tener aquella vida que compartía con la adolescente le resultaba placentero. Era como si de verdad tuviera una pareja a quien dar y de quien obtener cariño y amor, o al menos así quería verlo porque... ¿de verdad ella podría tener esa clase de sentimientos hacia él? Si, ella había aceptado sus besos, sus caricias y gestos que iban más allá de amabilidad para con el prójimo, incluso, a él de verdad le parecía verla feliz cuando él llegaba a la suite y podía jurar sentir alegría desbordante en el beso de recibimiento que ella le daba, pero... ¿era correcto?

Socialmente no lo era, eso era seguro, pero se hacía aquella pregunta porque no quería dañarla. Empero, si ella le correspondía ¿podría existir una forma para que aquella relación pudiera proseguir? Bien, antes de pensar en llamarla relación, había algo que él quería comprobar, y eso era que ella de verdad no accedía a sus gestos sólo para tener más favores económicos de él. Aquella idea Suigetsu se la había metido hacía poco, que, si bien el albino no conocía bien lo que ocurría entre ellos dos, de algo se había percatado para haber hecho el comentario. Sasuke pensó que estaba mal en siguiera considerarlo, él sentía los gestos de ella para con él sinceros, pero finalmente, él había crecido entre un montón de mujeres —de todas edades— interesadas, y aquella idea de Hozuki le parecía posible, remotamente, pero al fin y al acabo posible.

Fue por eso que un día en que la idea lo perturbó considerablemente, decidió ponerla aprueba, pues sólo sabiendo si sus acciones eran sinceras, él podría pensar en dar un paso al frente. Meditó la susodicha prueba con cuidado y solucionó tres, las cuales no tardó en poner en marcha.

Como parte de su plan, Sasuke se dirigió al centro comercial solo. No había comprado ropa para recibir a su hijo y aunque aún desconocía el sexo de su bebé, tomó varias prendas pensando en que a ella le gustaría para el niño o niña. También pasó a comprarle ropa a ella, pues estaba al final del embarazo y había notado que le hacía falta. Además, compró más para cuando ella diera luz, y si bien en primera estancia lo hacía como parte de su plan, cuando tomó las prendas no pude evitar pensar en qué le gustaría a ella, y cómo se vería luciéndolas.

Al terminar las compras llegó a la suite con las bolsas en las manos. La vio sentada en el sillón mirando una película, pero en cuanto ella notó su presencia se levantó de un salto y se apresuró a recibirlo con un tierno beso. Sentir aquellos cálidos y húmedos labios, lo hicieron dudar ¿cómo ella, que lo besaba con esa ternura, podría estar fingiendo?

—¿Qué tal su día? —le cuestionó con normalidad.

—Bien. Siéntate —ordenó. Debía proceder con lo que tenía en mente.

Se acercó hasta donde ella y dejando el montón de bolsas en el suelo, a un lado suyo, se sentó junto a la adolescente, quien lo miraba confundida.

—¿Qué es todo eso? —preguntó curiosa.

—Le pedí a Suigetsu que comprara ropa para el bebé —musitaba mientras sacaba pequeñas prendas de una de las bolsas. Aquella sería la primera prueba— Y algunas otras cosas. Quería que las vieras para que me des tu opinión.

Primera prueba: Ella no había presentado interés en el bebé hasta que empezaron a vivir como pareja. Aquello apuntaba a que ella sólo había mostrado cierta atención por él y no por pie propio. Él quería observar su reacción, saber la atención que ella podría poner a algo como aquello en que muchas mujeres parecían emocionarse.

Karin no había reaccionado a la pregunta tratando de no decepcionarse ante una reacción contraria a la que esperaba de ella, Sasuke sacó dos mamelucos, uno azul y uno rosa y se los extendió a ella.

—No soy buena con estas cosas —tardó un poco en contestar, pero al hacerlo, lo hizo de forma fría, aunque parecía tener tintes de atención— No soy muy maternal.