Capítulo 15: cliché

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15. Cliché

-¿Sofia? Hija, ¿Cómo has estado? Perdóname, nunca quise desaparecer de tu vida ni la de tu hermano, tu madre no me deja hablar contigo. Pero he tomado una decisión. -Habló rápido.

Sentí como mi corazón se aceleraba, mis manos empezaron a sudar y todo mi cuerpo tembló. Hacía años que no veía su cara, ni recordaba su voz gruesa, masculina y madura.

-¿Qué mamá no te deja hablar conmigo? Eso no es excusa, papá.

-Sé que no lo es, pero no podía, Sofia sólo escúchame. -Cerré mis ojos tratando de controlar mis lágrimas. -Tu madre los ha tenido mucho tiempo, y yo no he podido disfrutar de ustedes, es mi tiempo, dentro de una semana vivirán conmigo, he hablado con su madre, ella esta de acuerdo. -Terminó de hablar, y si antes podía controlar un poco mis lágrimas ahora eran como una cascada sin control.

-Drake no se irá. Tampoco quiero hacerlo yo, tenemos una vida aquí.

-¿Una vida buena? No lo creo Sofia, puedo escuchar como lloras, también me he enterado de que Lucía se ha ido con su padre.

¿Cómo se ha enterado de eso? Se supone que él no conoce a Lucía, o al menos eso creía yo.

-¿Cómo? ¿has estado espiandome? -Pregunté igual de confusa como antes.

-No, sólo me he enterado. Este no es el tema, ustedes vendrán conmigo.

-Joder, no puedes hacer eso, Drake ya tiene una vida aquí. Piensa una vez por nosotros y el daño que nos haría. -Dije alterada, no quería irme, y tampoco quería que Drake pasase un mal momento ya que él estaba empezando algo con aquella chica Danielle, o eso creía yo.

-No arruino sus vidas, sé que tal vez Drake esté cómodo, pero ya es momento de que vengan conmigo.

Y colgó.

Sin nada más que decir, dejándome confusa y furiosa. Furiosa por el hecho de que nos quería arrebatar ee nuestras vidas. No quería irme, iba a esperar hasta que Lucía llegase, saber que hacer con Austin, arreglarlo con Luke y esperando a que mamá respondiese.

¿Porqué a mi? ¿Porqué todos tenemos esa pregunta vagando en nosotros, sin nunca obtener una respuesta? ¿Porqué la vida era tan injusta? ¿Acaso yo hacía de mi visa una desgracia?

Miles de preguntas se acomulaban, más y más ocupando más espacio en mi cabeza.

Mi furia se corrió por todo mi cuerpo hacía el señor que se hacía llamar mi padre, aquel que nos abandonó hace años.

Siempre tuve la esperanza de volverle a ver. Pero no en aquella circunstancia.

Caminé a casa.

Mientras caminaba mi cabeza seguía confusa, y la ira seguía en mi como si fuese sangre corriendo por mis venas.

A mitad de camino empezaron a caer gotas de lluvia. Maldición. Sólo esto me tiene que pasar a mi.

Seguí caminando tratando de ignorar aquella brisa, que esperaba y no creciera.

El playboy del institutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora