Eres hermoso, Jimin | yoonmin

Cuatro

El simple rozar de sus labios contra los míos, sin terminar en un acalorado beso como solía ser, me derretía; Yoongi era una persona extraña, a veces tan fría e inexpresiva con los demás, con esa mirada intimidante que dirige a desconocidos cuando se acercan a preguntar, y la sínica sonrisa que de sus labios desaparece cuando esta conmigo. Nunca entendí, ni entiendo, porque él nunca fue así conmigo, me arrebató un cigarro y soltó una poesía como si fuese lo mas normal del mundo,-aunque tal vez para él lo sea-y me sonrió, aun con sus ojos llenos de lagrimas, me sonrió como ninguna otra persona lo había hecho en el mundo. 

Poco es decir que lo quiero, pero, ¿por qué todavía me es imposible decir que lo amo?

Somos todo y nada a la vez. Compatimos cuerpo y alma, secretos y memorias, nos decimos poesía y soñamos juntos, nos besamos en la oscuridad, como lo hacen los enamorados, ¿estamos nosotros enamorados?

Yoongi me besa, me besa con tanta pasión que olvido mi nombre, reparte besos y caricias por toda la extensión de mi anatomía y se detiene en el cuello, besando y marcando, como si fuera suyo, ¿lo soy realmente? Dejo ese pensamiento de lado y mejor dejo de pensar. Me concentro en el como nuestros cuerpos desordenan la cama y llenan la habitación de nuestros gemidos y gruñidos, nos apoderamos del lugar, con el calor que nuestros cuerpos emiten, cada carga llena de algo indescriptible, tan conocido y desconocido a la vez. 

Entonces caigo en cuenta; tal vez esto si sea amor. 

Acabamos, el cae rendido encima de mi cuerpo, sudoroso y con la respiración acelerada, aun con sus brazos firmes alrededor de mi cintura, como si temiera soltarme. Le cuesta separarse, pero lo hace, dedicandome la mas lujuriosa de las miradas, examinando mi cuerpo. Me sonrojó de nuevo y me tapó con la sabana lentamente, el detiene mi mano y niega. 

-Eres hermoso, Jimin-no digo nada, aunque se que no dice la verdad, aunque en el fondo divagan preguntas y preguntas de como pudo acostarse con alguien tan sucio como yo, tan asqueroso y olvidado. 

Y siento sus labios de nuevo. Y me siento morir.

Octavio Paz dice que dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano. Tal vez nosotros seamos esas dos olas que mueven el océano.