Veintinueve

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La mirada del hombre conectaba con la suya, de un momento a otro, se sintió pequeño, minúsculo. Era día de visitas en la cárcel, y Jimin sentía que moría ahí dentro, de miedo, de angustia, de nervios.

- ¿Tenías ganas de verme, cariño? - el estómago de Jimin se revolvió del asco, su tono se hablar dulce, la manera en la que se había acercado para tomar la mano. Su aspecto era demacrado, sucio, su barba era larga y su cabello se notaba grasoso, casi tan asqueroso como lo era por dentro.

- Jungsun - pronunció, lo mas firme que pudo, asqueado.

Las pesadillas habían vuelto durante estos días en los que por fin había logrado sentirse feliz, cuando sus ojos habían comenzado a dejar de ser tristes. Sus días habían empezado a sonreír, pero ahora, frente al villano de sus sueños, se sentía tan roto como cuando era un niño y se escondía entre las sabanas de su habitación a llorar sin el consuelo de nadie. Siempre había estado solo. Hasta que llegó Yoongi.

Había sufrido por el dolor personal que ocasionaba recordar, año tras año, sin olvidar las burlas en la secundaria, el desprecio de sus padres y el infierno que significó Jungsun para él. Pero ahora Jimin se sentía preparado para enfrentarse a sus demonios, a tratar de eliminarlos, uno, por uno.

- ¿Qué pasa, cariño? 

- Eres un asco - escupió, con la mirada en blanco, no podía creer que estando en la cárcel podría ser igual cínico que siempre. 

- ¿Lo dices por mi apariencia? tantos años aquí no me permiten cuidarme como es debido, pero aun así te encanto, Jimin - se rió, con ganas de llorar. Frustrado, ¿por qué parecía como si no sufriera, por qué siempre era él el único dañado? - ¿cierto? 

- Siempre fuiste un puto asco, Jungsun - gruñó - arruinaste mi vida - el hombre frente a él se mostró ofendido, como si no supiera nada. Como si no entendiera sus palabras, pero Jimin sabía que fingía, Jungsun podía ser un maestro de la mentira, pero frente a él era solo un hombre destruído y enfermo. Lo había conocido peor que cualquiera.

- Jimin, bonito... 

- ¡Cállate! - bramó - vine aquí sin esperanzas, solo vine aquí a ver que tan jodido estabas, y creo que lo que veo es lo suficientemente bueno para estar satisfecho - señaló su apariencia.

- Estoy jodido, Jimin, estar aquí te vuelve loco - dijo de repente con voz casi temerosa, como queriendo que nadie lo escuche - cuando llegué esos hombres, esos hombres... 

- Te hicieron lo mismo que tu me hiciste a mi alguna vez - sonrió.

- Yo nunca llegué al final Jimin, ellos si. Están enfermos, ¡enfermos! no tienes idea de lo mucho que yo... a veces lamento lo que te hice y lloro. Nunca lloré hasta que llegué aquí, siempre fui alguien sin piedad, nunca realmente me preocupé por lo que yo sentía o lo que sentían los demás, pero cuando me encerraron por primera vez me sentí débil, no tenía nada, ni mi dinero y mi apellido aquí no vale nada... - Jimin escuchó atento sus palabras con una sonrisa. Se dio cuenta de que la sonrisa burlona que el hombre mayor había mostrado cuando lo vio no era mas que un caparazón para ocultar al Jungsun que era hoy en día, roto, mas roto que él. Ahora sintió que todo por lo que luchó para meterlo a la cárcel había valido la pena. 

- ¿Te arrepientes? - cuestionó. El hombre desgraciado alzó la mirada para encontrarse con la suya y asintió desesperado, intentando tocar las manos que separó de golpe. 

- Perdóname, en serio perdóname, yo, yo, solo quiero morir aquí adentro, pero siento que no podré morir en paz si tu no me perdonas, siento sombras acechándome en la noche, jamás se van, ellas vuelven, vuelven... - Jimin negó, comenzando a pararse, reuniendo toda la dignidad y orgullo que pudo. 

- Púdrete en el infierno, Jungsun - pronunció antes de irse y salir. Caminó con firmeza, con la cabeza mas en alto que nunca. 

Ahora sabía que Jungsun se arrepentía, que estaba sufriendo y que lo haría para siempre. Estaría ahí dentro hasta el final de sus días, y cuando su muerte llegué, nadie derramaría lagrimas por él.

Porque así era como la gente mala moría: solitaria.

Todo el camino en taxi fue en silencio, esperando llegar a su destino. Miró por la ventana. Sintió que el sol por fin brillaba y que el cielo dejaba de ser gris, que los arboles por fin se teñían de verde y no eran de un amargo color café.

Cuando pagó y bajó del carro caminó con pasos decididos hacia el apartamento de Yoongi.

Caminó dispuesto a ser feliz.

Caminó queriendo ser libre.

N/A: ES HORRIBLE MATENME QUIERO MORIR PERDÍ EL TOQUE NECESITO MOMENTOS DE YOONGI PORQUE A JIMIN NO SE CONTROLARLO AAAAAAAAA perdón por tardar, tenía el capítulo en mi mente desde hace rato pero no sabía como acomodarlo y creo que ya ¿ pero es horrible, hay defectos por todas partes y no lo soporto UGHHHHH NO SE NI PORQUE LO VOY A PUBLICAR. LO MAS PROBABLE ES QUE EDITE ESTA COSA DESPUÉS.

Eres hermoso, Jimin | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora