EPÍLOGO.

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Nunca supe que fue lo que me arrastró a su lado a robarle un cigarrillo, a soltarle un poema como si nada y escribir mi número en su mano, guiñarle y salir como si nada. De hecho, cada que lo repito en mi mente suena mas estúpido.

¡Era joven! esa siempre es mi manera de defenderme, que cliché, que idiota, que tanto había sido y aun así, Jimin me mandó un mensaje a la media noche, justo cuando yo estaba ansioso mordiéndome las uñas, de repente, lo que había sucedido con Jisoo y me había herido tanto ya no importaba, solo esperaba la llamada del chico lindo de sonrisa encantadora.

Mi coqueteo había sido descarado y patético. Lo había visto tan triste y por eso me acerque. Claro que también lo había hecho porque fuera bonito, mas bonito que aquella chica de la cual tengo un vago recuerdo borroso. Pero no era todo. Su sonrisa, feliz, pero vacía. Como sus ojos. Que hermosos ojos, había pensado en ese momento, ahí puedo ver las estrellas.

Park Jimin siempre fue y es demasiado para mí. Hice de todo por él para compensarle el tesoro de haber llegado a mis brazos. Como colarme por su ventana para hacerle el amor a escondidas de sus padres—que dormían como muertos—o pelearme con su desagradable papá. Homofóbico como el solo, junto a su madre.

No quiero hablar de ellos. Nunca fueron importantes, nunca defendieron ni apoyaron a mi chico, no se merecen un poco mas de mi tiempo.

Al conocerlo y adentrarme en su mundo, aun con los peligros y las consecuencias que estaba dispuesto a asumir, me di cuenta de que había muchas cosas tras él que desconocía. A menudo tenía pesadillas y su autoestima era muy bajo, bajísimo. Al tiempo me enteré de que sufrió un problema de bulimia que pudo superar. Según él, se dio cuenta a tiempo, antes de que fuera una obsesión, de que estaba haciendo mal.

También me enteré de otras cosas mas dolorosas, cosas que incluyen a un hombre encaprichado con un adolescente inseguro que creció sin el amor de sus padres y amenazas, de manos que lo tocaban a la fuerza y muchas lágrimas.

Muchas lágrimas que prometí, secaría con mis labios.

Me costó un poco enamorarlo, pero lo logré a base de tropezones y palabras, que no eran bonitas, sino, verdaderas. Y poesía, por supuesto. Si puedo darles un consejo, la poesía une a las almas extraviadas, las junta y las vuelve una. Y son una increíble estrategia para ligar. 

Hace poco nos habíamos casado, Seokjin lo había organizado todo junto a Jimin, y Namjoon había puesto la tarjeta de crédito... En fin, es culpa de Seokjin. En su defensa diré que él es el que hace de comer en su casa porque Namjoon le tiene pavor a la cocina (¡aprendí a cocinar! es decir, solo un poco, ahora puedo hacer pastas cuando Jimin tiene una semana muy pesada de trabajo). Todo había sido muy bello, les agradecí, de corazón, a todos. Pagué lo de Namjoon, por cierto.

La luna de miel fue maravillosa. Punto. No diré nada mas.

Y lo que siguió fue adoptar un niño. Con lo que yo los odiaba... Pero ese niñito revoltoso se había convertido en mi adoración. Tiene a penas cinco años y no me deja dormir, llego demacrado al trabajo, Namjoon me recibe con una sonrisa burlona y me dice "y te burlabas de mi, ahora sufre, ¡cabrón!" entonces suelta una carcajada. Lo detesto.

—Mi amor, ¿estás despierto?—habla Jimin, somnoliento, y me giro a mirarlo. Sus ojitos, que de por si son pequeñitos, ahora lo son mas, me río de eso y el frunce el ceño.

—Te amo, Park Jimin, tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo, tu lo tienes—es su turno de reír y arquear una ceja. No esperaba esa reacción, esperaba un beso o un abrazo pero, su risa es tan hermosa que me conformo con ello.

—¿Qué bicho te picó, Min Yoongi?

—Me puse a pensar en lo mucho que te amo, en todo lo que hemos construido—contesté, colocándome encima suyo, con los brazos a cada lado de su cabeza y con una rodilla entre sus desnudas piernas. Jihyun se había ido a dormir a casa de Taehyung, Jungkook y su hijo, después de todo, la noche fue nuestra y pudimos llenar la casa de gemidos y jadeos—y en lo hermoso que eres—y no mentía, jamás lo haría.

—¿Nunca te cansarás de repetirlo, cierto?—pasó sus manos juguetonas por mi espalda y suspiré. Su toque, solo eso, me volvía loco.

—Jamás—y lo besé.

Y me besó, como solo él sabía hacerlo.

Sinceramente, me apetecía otra ronda antes de que los idiotas esos llegaran con Jihyun.

FIN.

Ahora si, puede que no haya aclarado todo, y eso, que no haya escena sentimental de ellos con el niño pero para eso están los extras y bueno, dentro de poquito los agradecimientos así que no me pondré gay por acá todavía<3

*Las letras en cursivas después del "Te amo, Park Jimin" son de "Tu tienes lo que busco", un poema de Jaime Sabines.

*Suspiro*

-quiero llorar ahora- 

Eres hermoso, Jimin | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora