Amaba sus ojos, creo que lo he dicho muchas veces ya. Siento todavía en mi sangre la locura de perderme en ellos, se lo digo siempre, ese par de esferitas que cuando sonreía se hacían cada vez mas pequeñas y pequeñas hasta formar una tierna línea eran mi perdición. Junto a sus labios y el aroma que desprende su cuerpo.
Sus ojos eran en la noche lo único que iluminaba mi camino, raros abismos de luz y sueño.
(pupilas vagas y misteriosas,
pupilas negras, cual mariposas)Caminabamos frente al mar a media noche en un lugar recóndito, paseando con los pies descalzos sobre la arena. Mi familia poseía una propiedad frente a este lugar, nada comparada con la mansión de Namjoon. La nuestra era solo una pequeña cabaña de madera. Era de las únicas cosas que habían quedado a mi nombre, y no la desaprovecharía.
Mi plan era venir, solo venir y disfrutar, nada de planes perversos contra él, como invadir su espacio personal mientras dormía o besar sus labios durante mas de cinco minutos sin su consentimiento, aunque no voy a negar que todas aquellas ideas me parecían de lo mas tentadoras, como el rozar nuestras manos o abrazar su cintura, no lo consideraba correcto. Hablabamos, solo eso. Volvíamos a conocernos, ahora cada uno era una persona completamente distinta y veía con admiración como Jimin pronto se mantendría de pie. Para siempre y sin mi ayuda. Era eso lo que él necesitaba. Quererse, amarse a si mismo y luego estaba yo, y si no quería volver a estar conmigo no era mi problema. Yo no me rendiría, yo se que todavía a pesar de todo, me sigue amando.
Un amor como el nuestro no era una cosa de esas que acababan.
Lo nuestro era todavía mas apasionado que eso.
- Me encanta este lugar, Yoongi - susurró Jimin, observando el cielo con fascinación. A él siempre le habían gustado las estrellas, a mi me gustan, pero prefiero las de sus ojos.
- Solía venir con mi mamá. Era lo único que ese hombre nos había dejado tras su huída, me trae lindos recuerdos. Aquí caminó Yuna por primera vez y Jihoon leyó su primer cuento completo, madre se distraía aquí, yo colocaba una mecedora para ella frente al mar mientras ella leía alguna historia corta sobre amor. Yo solía decirle que con eso solo se hacía daño, pero nunca me hacía caso - suspiré, riendo tontamente ante los recuerdos de Yuna corriendo únicamente en pañales por todo el lugar y Jihoon persiguiéndola.
- No es necesario que hables de eso, Yoongi, lo sabes - negué y me senté sobre una toalla que habíamos colocado con anterioridad, invitándolo a sentarse a mi lado, lo hizo sin protestar.
- Ya no me afecta hablar de ella, Jimin, mi mamá murió, lloré lo que tenía que llorar y lo perdí todo. Pero la gente muere, la gente se va, yo al menos tuve el privilegio de decirle adiós - me sonrió con la ternura que él solo poseía y yo acaricié su mejilla con las yemas de los dedos e inmediatamente quise bajarlas, tal vez esto lo ponga incómodo.
Sin embargo era ahora su pequeña mano la que subía la mía de nuevo a su mejilla, su rostro acercándose poco a poco al mío, nuestros labios rozándose y nuestras respiraciones combinándose. Yo había aprendido a controlarme durante este tiempo, pero sentía que hoy había llegado a mi límite.
Lo tumbé de espaldas sobre la toalla, suave y brusco. Entonces hoy, fui yo quien se acercó a sus labios con notable nerviosismo y mi corazón latiendo a mil por hora.
- ¿Puedo...? - pronuncié tímidamente sobre sus labios, el rió de la misma manera pero asintió, cediendo a mi capricho.
Entonces, nuevamente, después de unos cuantos meses, me permití el placer de besarlo y esta vez, también de explorar su cuerpo un poco. Era igual de dulce que la última vez, y su figura (que aunque siempre había sido hermosa) ahora era un poco mas fuerte y firme, eso me enorgullecía.
Me perdí en el paraíso infernal de su ser, y esta vez, me uní a él para nunca dejarlo ir.
Nos separamos a regañadientes por la falta de aire y nos miramos a los ojos, solo como nosotros podíamos hacerlo, solo como los enamorados podían, bajo el manto de la noche y la luz tenue de la luna.
- Perdóname, perdóname, por favor - supliqué, besando su cuello con suavidad, él acarició mis cabellos de la nuca.
- Te he perdonado, Yoongi - dijo él - lo hice esa vez.
- Pero se que no lo hiciste de verdad - tragué saliva y posé mi frente en su hombro - se que aun guardabas rencor.
- Lo hacía, pero ya no.
- Entonces... ¿en serio perdonas a este imbécil? - el se rió y exclamó un "¡si!", con las mejillas sonrojadas y sin mirarme.
Lo besé de nuevo, con euforia, con pasión, con magia y juventud, recordando las tardes que pasamos en el parque o cuando yo me colaba en su habitación solo para hacerlo reír, las llamadas a altas horas de la noche y todas las canciones dedicadas.
- Eres hermoso, Jimin
Y volvimos a los besos.
¿Saben?, la historia bien podría concluir aquí. Es un final precioso, pero no lo sé, hay algo que le falta. Así que diré que aunque pareciera que Jimin volvió a caer en sus manos, nos falta un poco de él y saber lo que piensa. Que si, que Yoongi hizo el avance mas grande de su vida, pero todavía le falta quedarse ciego.
Me gusta ocupar a Yoongi como narrador, en si, me encanta escribir a Yoongi. Es tan él que no puedo resistirme. Jimin me gusta también, pero menos.
Falta muy poco, y por eso quiero disfrutar de lo que queda. Las partes que estaban en cursiva menos obviamente "eres hermoso, jimin" son de un poema de Amado Nervo.
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Eres hermoso, Jimin | yoonmin
Fanfiction¿Por qué nadie notaba la falsa sonrisa y el vacío de sus ojos, por qué ni siquiera notaban su belleza? Jimin solía pensar que era porque a absolutamente nadie le interesaba, porque nadie lo quería. Yoongi en cambio, pensaba que Jimin era d...