Parte 7

9 2 0
                                    


Abro mis ojos y apoyo las manos para levantarme pero lo que estas encuentran no son las mullidas sabanas de la cama de la habitación, lo que mi tacto percibe es un frio y duro suelo de tierra, me encuentro soñando en el bosque una vez más.

Realmente no me extraña, ya conozco la mayor parte de este bosque, esta vez no me muevo sin rumbo fijo, me dirijo hacia el anciano, decido hacer tal como los enmascarados tras los barrotes e ignorar lo que tengo a mi alrededor, la puerta, los árboles, incluso los sonidos de desconocidos animales, paso de todo. Los hilos dorados de su chaqueta han vuelto y son tan brillantes como la noche de mi escape.

-Buenas noches-lo saludo amigablemente-gracias por ayudarme-le digo aun cuando no se si la voz en mi cabeza era la suya.

Me senté junto a el tras unos segundos de silencio, realmente no esperaba respuesta por su parte, tan solo deseaba expresar mi agradecimiento.

No sé cuánto tiempo pasa sin que ninguno de los dos se mueva, realmente me siento bien junto a él, lo describiría como un sentimiento de seguridad.

Una vez más la puerta se abre y uno de los enmascarados pasa por ella, ambos permanecemos tranquilos ante la intromisión, justo como lo hemos estado por horas. Nuestro nuevo acompañante repite el proceso de acercarse y llevar su mano a la máscara.

-Nos veremos pronto-le digo al viejo, sabiendo que despertaré dentro de poco.

Espero la habitual reacción, pero el anciano no hace ni dice nada para evitar que se muestre el rostro del extraño. Este se despoja de su máscara y no doy crédito alguno a mis ojos, el rostro tras esta es el de Helap.

-Es momento-susurra el anciano.

Parpadeo, puedo ver una vez más el cuarto de la hermosa posada, la puerta de entrada está abierta, la tenue luz de una vela brilla al otro lado de la puerta, sigo adormilado pero puedo escuchar unas cuantas voces, son dos, la de Helap y otra que no logro reconocer.

-No, doscientas monedas de oro son demasiado no pienso pagarlo -aclama la voz de un extraño.

-Porque no, ya lo viste, dijiste que podría ser valioso -replica Helap.

-Exacto, podría -dice molesta la extraña voz, el desconocido tarda un momento en volver a hablar -escucha, eres de fiar pero el precio es demasiado alto.

-Claro, te entiendo, que te parecen ciento cincuenta -dice Helap con su habitual tono amigable -tenemos un trato.

-Trato, enviare a alguien a pagarte en cuanto la mercancía llegue al destino. Lo quiero en la jaula antes del alba.

-Voy a buscarlo- declara Helap con evidente emoción.

Escucho sus pesados pasos que se dirigen hacia mí.

-Acaso no estabas dormido -pregunta sin una sola pizca de la emoción que pude percibir antes en su voz.

-Sí, apenas desperté. Cambiando de tema ¿con quién hablabas? -es obvio que lo tomó por sorpresa pues se pone tenso.

-Con nadie, solo un socio de negocios muchacho, nada que te interese.

Estas palabras hicieron que brotara una sonrisa en su rostro, antes lo había visto sonreír varias veces, la que tengo ante mí ahora es distinta a todas aquellas, es claramente forzada. Antes de preguntar cualquier otra cosa su puño impacta mi rostro como un rayo, ni estando preparado hubiera podido evitarlo. El impacto me hace tirar la cabeza hacia atrás, otro golpe le sucede al anterior en cuanto recobro la compostura, esta vez mucho más fuerte, tras unos segundos pierdo el conocimiento.

Despierto súbitamente sin poder moverme, al observar mis nuevos alrededores veo que estoy dentro de una jaula, mis extremidades han sido atadas con una gruesa soga, al otro lado esta Helap.

-Que has hecho -grito llamando su atención.

-Que no es obvio, hice un buen trato.

-¿Y nuestro acuerdo? creí que me llevarías a Betis.

-Aun llegarás, solo que no como un hombre libre.

-Acaso no somos amigos, por qué me haces esto.

-No niño nunca fuimos amigos, te traté bien porque eso hago con mis clientes- su respuesta es fría y sin emociones, una completamente distinta de la que habría esperado del Helap que creí conocer -pero ahora ya no eres cliente, eres mercancía.

Su cruel humor me deja sin respuesta, lo único que hallo en mi mente son más preguntas.

-¿Y qué voy a hacer?- pregunto entre sollozos.

-No lo sé, pero ya no tendrás que preocuparte de que el sol reflejado en mi calva te despierte.

Me hago un ovillo dentro de mi jaula.

-Hará falta más que un carrete esta vez- suena la voz de mi cabeza.

El coche con la jaula en la que estoy se pone en movimiento, lo último que puedo recordar de Varanasi es la fuerte risa de Helap, la escuché hasta quedar dormido en el suelo del lugar de mi encierro.

o.uk,1&%޸

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 11, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hilos DoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora