CAPÍTULO 3 - Pensamiento

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Parpadeó, mirando a la nada.

Su cerebro no podía procesar la respuesta, o más bien se negaba a hacerlo.

¿El CRI se había llevado a su abuelo? ¿El gobierno?

-Eso... Es imposible -dijo Eve a media voz.

Silene se cruzó de brazos, volviendo a reclinarse en su silla.

-Es verdad. El contacto que nos informó de la operación en la que iban a registrar los alrededores del cementerio nos lo transmitió horas más tarde -explicó-. Mandamos una patrulla para que le sacaran de allí antes de que llegara el Servicio Secreto, pero se nos adelantaron.

Eve no podía hablar. Tenía un nudo en la garganta, el corazón encogido y el estómago retorciéndose como si tuviera culebras dentro. Le comenzaba a faltar el aire.

-Todo es culpa vuestra... -alcanzó a decir.

Silene permaneció callada, se inclinó poco a poco para mirarla mejor a los ojos, y cuando habló lo hizo firme y estrictamente.

-¿Crees que habría mandado una patrulla para rescatar a un solo hombre? ¿A un hombre anciano al que no le quedaba mucha vida? ¿Acaso eres tan estúpida como para no darte cuenta de que nuestro objetivo era él, pero te conseguimos rescatar a ti al menos?

-A mí no me habrían hecho daño -contestó Eve tras una pausa.

Silene esbozó una tétrica sonrisa.

-Eras familia de un traidor. ¿Crees que te tratarían como a una dama todavía?

Otra larga pausa.

Eve estaba temblando desde hace rato. Toda aquella información la había golpeado sin cesar durante días, sin entender realmente lo que estaba pasando.

Estaba traumatizada.

-No. Eso no puede ser. No... -sollozó Eve, chocando los puños contra su cabeza, tratando de encontrar alguna cosa que tuviera sentido-. Esto no tendría que haber pasado...

Eve fue subiendo lentamente la cabeza hasta encontrar los profundos ojos verdes de Silene.

-Todo es culpa vuestra... Es culpa de los hombres del trigo.

Silene volvió a sonreír.

-Estas cosas antes no pasaban... Todo lo que hace el gobierno, lo hace por vuestra culpa. Si no hubiérais reclutado a mi abuelo... ¡No habría pasado nada de esto! - concluyó, gritando.

La sonrisa se borró del rostro de Silene.

-Escúchame bien, niñata. A tu abuelo le teníamos aprecio, ya te lo he dicho. Pero tú no eres tu abuelo. No eres relevante -comentó, con su voz carente de expresión-. Rosier ya te lo ha dicho. Quédate o vete.

Lágrimas silenciosas resbalaban por las mejillas de Eve.

-Pero si te quedas... Podrás ver con tus propios ojos que el gobierno que defiendes inconscientemente no es tan benévolo como se muestra.

Eve se encontraba vagando por los pasillos de aquel recinto, arrastrando los pies. Su cabeza no paraba de dar vueltas. Tenía tantas dudas, tanta información carente de sentido y de veracidad, que todo aquello había logrado traumatizarla. El punzante dolor de sus sienes no cesaba ni un segundo.

''De todas formas no puedes irte'', resonaron las últimas palabras de aquella horrible conversación que había mantenido con Silene. ''Te están buscando. Te matarán si te encuentran, y tú no quieres eso, ¿verdad?'', recordaba Eve mientras en su mente se dibujaba la tétrica sonrisa de la Canciller.

IN ALBIS: Euphorbia (INCOMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora