Capítulo 4: Esquiando
Ahora nos situamos en plena estación de invierno después de haber pasado un agotador primer trimestre estudiando como locas.Y es que esa noche nadie pudo dormir ¡pues al día siguiente nos íbamos todos de esquiada!
Nos despertamos a las seis de la mañana con los nervios a flor de piel y después de vestirnos con la ropa de esquiar y hacer los últimos arreglos en la maleta, nos fuimos al colegio.
Allí nos reunimos con el resto de estudiantes y profesores que iban a acompañarnos en los próximos tres días.
En fila fuimos subiendo al autocar y acomodándonos para el largo viaje. Yo me senté al lado de Lu, y Marta estaba al otro lado del pasillo.
Después de charlar, cantar y reír, paramos en una gasolinera para desayunar y repostar. Como al final deberíamos hacer un video montaje de toda la esquiada nos hicimos varias fotos haciendo poses estúpidas.
Más tarde regresamos al autocar y fue entonces cuando pasó... Chan chan... ¡Lu vomitó! ¡Yu-juuuu!
No sabéis la ilusión que me hizo.
Lu tuvo que cargar con la bolsa del vómito hasta que llegamos a nuestro destino final, las pistas francesas de esquí de fondo. Una vez allí salimos todos en pelotón para poder respirar al fin un aire puro y sin olores apestosos, pero un viento gélido nos azotó y nos puso la piel de gallina.
¡Hacía un frío para morirse!
Nos pusimos en corrillo para entrar en calor mientras los profesores iban a hablar con la secretaria de las pistas. Y entonces...
¡A Lu se le cayó la bolsa con el vómito al suelo!
Fue realmente asqueroso. Pero lo peor fue que un perro que estaba por allí se lo empezó a comer...
Aquello no se libró de una foto para el montaje.
Finalmente los profes decidieron que ese día no íbamos a esquiar porque hacía mucho frío y estaba nevando, por lo que nos dirigimos al albergue donde dormiríamos. Allí sí que hacía buen tiempo y, después de preparar las camas y cambiarnos, disfrutamos de actividades al aire libre como tiro con arco y escalar el rocódromo.
La comida estuvo muy bien y la cena calentita todavía más. Al acabar de cenar nos reunieron a todos y nos explicaron que debíamos ir a las habitaciones a coger las linternas y los móviles (necesarios para hacer unas fotos). Obedientes, pasados diez minutos estábamos otra vez reunidos y separados en grupos para realizar la actividad nocturna que nos habían preparado.
Los profesores iban avisando grupo por grupo y cuando llamaron al nuestro nos hicieron apagar los móviles y meterlos en un saco. ¡Qué ingenuos habíamos sido! ¡Nos habían tendido una trampa para que no usáramos los teléfonos!
Después de esa jugarreta nos entregaron unos rompecabezas y nos mandaron a buscar las soluciones. El juego en si se hizo un poco pesado pero fue divertido. Aunque lo mejor fue cuando nos dijeron que podíamos ir a acostarnos y descansar... ¡Estábamos exhaustas!
Al día siguiente nos despertaron a las siete y nos vestimos otra vez con la ropa para esquiar. Realizamos el mismo trayecto con el autocar hasta las pistas y esta vez sí que hacía buen día.
Nos dividieron por niveles de cuánto sabíamos de esquí alpino, pues era la primera vez para todos de esquí de fondo, y me pusieron con Lu. Éramos las únicas chicas del grupo (pero con más cojones que todos los suyos sumados).
Encabezamos el ascenso de la colina siguiendo al monitor y se hizo muy tedioso pues o nos resbalábamos o teníamos que esperar a algún lento.
Pero al final conseguimos llegar a donde empezaba el descenso, y como caballerosos que eran, pasaron los chicos primero. Todos se cayeron en la primera curva unos encima de otros y yo pensaba que ese iba a ser también mi destino pero milagrosamente conseguí superarlo, pero al intentar frenar me caí, y luego Lu encima de mí.
Qué patatas.
Como lo de esquiar no era lo nuestro nos tiramos al suelo e hicimos muñecos y guerras de bolas de nieve.
Volvimos a comer al albergue y por la tarde nos juntamos unas veinte personas para jugar al Just Dance. Después de cenar nos habían organizado una discoteca ¡en la cual lo pasamos muy bien!
Y el tercer día tuvimos el despertar más raro de todos.
Mientras dormíamos un profesor aprovechó para pintarnos a todas las chicas la cara. Por la mañana él junto a toda la población masculina entraron por las habitaciones gritando, aporreándonos con globos y haciendo el mongolo. Y a continuación, cuando estábamos en nuestro momento de belleza suprema (mentira) nos hizo una foto en primer plano de nuestros caretos de sobadas.
Después de asearnos, vestirnos y desayunar, fuimos con raquetas de nieve a dar una excursión por la montaña. Fue bastante agotador, pero con un descanso y una guerra de bolas de nieve todo se pasa. Y más si después te dan un bocata de Frankfurt y un caldo caliente.
Allí fue cuando nos despedimos de estas colonias tan divertidas y regresamos a nuestras casas con muchas cosas que explicar.
Pido disculpas por segunda vez por explicar lo de tu vómito, pero todavía quedan capítulos peores mi amor... <3
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PEQUELU
Historia CortaVa a ser el cumpleaños de una personita especial y le he escrito una historia muy peculiar ¡A disfrutar!