Capítulo 6: El día de la familia

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Capítulo 6: El día de la familia

                  
Faltaba apenas una semana para que llegasen las vacaciones de verano, y la felicidad ya podía palparse en el ambiente.

Nuestro colegio cada año por esas fechas organiza el día de la familia, en el cual los jardines se llenan de atracciones y puestos de comida. Además cada curso prepara un espectáculo para que lo vean los padres.

Pues hagamos un salto en el tiempo para recordar como pasábamos ese día cuando éramos pequeñitas.

Con muchísima ilusión nos despertábamos y nos vestíamos con una camiseta blanca y unos pantalones negros. Luego íbamos al colegio con nuestros padres y comprábamos una pulsera para poder subir a las atracciones.

Primero nos dirigíamos al polideportivo y cuando los padres se sentaban en las gradas empezábamos el espectáculo, que consistía en hacer piruetas, castillos humanos y bailes. Unos 60 niños sincronizados. ¡Era una pasada!

Después de que los padres nos avalaran con sus aplausos nos marchábamos a los jardines con nuestros amigos para disfrutar al máximo.

Subíamos al toro mecánico, en el cual era muy difícil aguantar y nos pegábamos unos tortazos contra la colchoneta.

También a la tirolina, a la cual se accedía escalando un rocódromo que daba mucho vértigo.

El futbolín gigante en el que jugábamos a fútbol sin poder soltarnos de la barra.

"El reloj", que te subías a una plataforma y había un palo que giraba y tenías que saltarlo sin caerte.

Las peleas con los palos de gomaespuma.

Los karts que tenías que manejar por un circuito muy peliagudo.

La piscina de bolas en la cual o te escondías o hacías guerra de balonazos.

El túnel del terror organizado por los alumnos más mayores, que daba tanto miedo que una vez me tuve que salir por la mitad.

El puesto de frankfurts del club excursionista, que estaban deliciosos.

Los inflables con ese tobogán tan divertido en el que uno se podía pasar horas tirándose sin parar.

Y al final de la tarde la fiesta de espuma, en la cual acababas empapado y calado hasta los huesos.

Era un día inolvidable y agotador, pero lo más importante, ¡divertidísimo!

Me apetecía hacer un flash back y recordar esos momentos que nos llenaban de ilusión cuando éramos peques.

Qué cursiiii

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