Capítulo 8: International Evening

7 1 0
                                    

Capítulo 8: International Evening

                  
Habían pasado ya 2 días desde que llegamos a Haileybury.

Tuvimos tiempo para hacer varios amigos como Francesca, una italiana de nariz respingona monísima con un don para dibujar y cantar.

Cada tarde, después de cenar (¡qué cenábamos a las 17:30!), preparaban alguna actividad.

El primer día fue una presentación de todos los profesores, monitores y gente importante, además de una explicación de las normas. El segundo día fue una discoteca de bienvenida, que como todavía no nos conocíamos mucho, no fue muy divertida.

Y ese día había el "International Evening". Cada grupo de estudiantes de cada país tenía que prepararse algo característico para interpretar al resto.

Como éramos los españoles el grupo en el que más gente había, fue imposible organizarnos, así que tendríamos que improvisar.

A las 18:30 nos reunimos todos los alumnos de la escuela (éramos cientos) en el Salón de Actos. No sentamos enfrente del escenario y mientras esperábamos íbamos acosando con la mirada a Josh, un monitor que estaba muy bueno, y a Zack también.

Enseguida empezó y los representantes de cada país fueron subiendo ordenadamente al escenario.

Las rusas con las que compartía habitación Andrea hicieron claqué.

Una china hizo un baile tradicional muy bonito.

Los italianos fingieron que eran alumnos y un profesor que les iba preguntando curiosidades sobre su país.

Un grupo que no recuerdo de qué país eran cantaron y bailaron un baile tradicional.

Una alemana que se había vestido súper guapa con un vestido celeste estilo Frozen tocó el piano, y se llevó un chasco cuando vio que éste no estaba sobre el escenario, por lo que no nos pudo deslumbrar como habría preferido.

Y llegó nuestro turno.                                       

Subimos todos al escenario (éramos 40) y nos colocamos en 4 filas.

Y de repente empezó a sonar La Macarena.

Ya nos ves a 40 personas bailando La Macarena descoordinadamente en un espacio súper reducido.

Fue un caos.

A cada salto que pegábamos vibraba todo el suelo. Nos dábamos manotazos mútuamente, nos sacábamos ojos (literalmente vi cómo uno caía rodando del escenario) y cantábamos completamente descompasados.

Y lo peor es que no pude parar de reír.

Cuando se acabó la canción fue genial ver las caras que ponían los otros. Estaban flipando.

Puede que no fuera el más preparado, ¡pero seguro que fue el más divertido!


PD: lo del ojo es mentira, tranquilizaos

PEQUELUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora