Capítulo 15: RosasEra Sant Jordi otra vez y como expliqué hace un tiempo las calles se iban a llenar de paraditas de rosas y libros.
Y aquella vez decidimos Lu y yo que íbamos a montar una también para ganar algo de dinero para las vacaciones de verano.
La noche anterior la pasamos haciendo los últimos preparativos y cuidando a nuestras rosas como bebés. Lu durmió en mi casa ya que es la que estaba más cerca de donde queríamos ponernos al día siguiente.
Nos despertamos a las 7 y después de desayunar y cargar todo en el coche llegamos a la ubicación deseada.
Montamos la mesa, la carpa, todos los productos complementarios (chuches y marca páginas) y la decoración.
Hasta las 10 no tuvimos muchos clientes ya que la gente estaba durmiendo y aproveché para coger un megáfono e ir al restaurante y al salón de estética de delante de nosotras a chillarles si nos compraban rosas para sus clientes. Aunque fue en vano disfruté mucho viendo sus caras horrorizadas de que les estuviera hablando a través de un megáfono cuando estaban tan solo a un metro de distancia.
Soy malvada. Muajajaja.
De las 10 a las 14 fue nuestro momento de gloria. No paraban de llegar clientes, cada uno más raro que el anterior, a comprarnos.
Hubo un chino que nos pidió 8 rosas y como estaba muy distraído mirando su móvil tardó unos 10 minutos en llevárselas, y mientras tanto nosotras sonriendo como tontas.
Un anciano nos entretuvo mucho rato repitiendo los mismos chistes que no eran graciosos una y otra vez. También intentó ligar con una mujer que pasaba por allí.
A la hora de comer la calle estaba completamente desierta y aprovechamos para comernos unos bocadillos y bailar un rato.
También teníamos un ambientador que olía muy bien que echamos alrededor nuestro disimuladamente cuando no pasaba nadie.
Bajó un joven al cual Lu le preguntó si quería una rosa y éste le contestó "Porque no llevo dinero que si no seguro que te la compraba a ti".
Y ese fue solo uno de los 4 piropos que le cayeron esa tarde.
Y a mí ninguno, qué triste es la vida.
A las 18h habíamos vendido 150 de las 200 rosas que teníamos, y empezó a llover.
Como hacía mucho viento desmontamos la carpa para que no se fuera volando. También llegaron unos 5 amigos, Marta incluida entre ellos.
Nos ayudaron a vender durante un rato, pero al final se redujeron a 3.
Con su ayuda conseguimos vender todas y cada una de las rosas.
Se puede decir que nos forramos ¡y además ganamos una experiencia difícil de olvidar!
Bueno, éste es el último capítulo de la historia. ¡Espero que os haya gustado!
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PEQUELU
Short StoryVa a ser el cumpleaños de una personita especial y le he escrito una historia muy peculiar ¡A disfrutar!