Capitulo 11

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Cerré con fuerza mis ojos como un ultimo intento de contener las lagrimas mientras seguía abrazando a Kenzie. Su vuelo salía en dos horas por lo que ya tenía que ir al aeropuerto.

Habíamos pasado la noche anterior en su casa casi sin dormir, solo hablando y hablando y hablando, tanto de recuerdos como presente y un poco del mejor futuro que podíamos inventar en ese momento. Habiamos tenido el tiempo suficiente como para hacernos la idea de que ya no nos veriamos y para despedirnos pero es distinto cuando el momento llega, después de todo hay una razón por la que a nadie le gustan las despedidas.

– Prometeme que vamos a seguir viéndonos – me dijo entre llantos mientras seguíamos abrazadas a la entrada de su casa, lo que hizo que un par de lagrimas que estaba conteniendo finalmente salieran.

–¡Claro que si! Tenemos Skype y Facebook y ahora tengo donde quedarme si un día decido visitar Europa – respondí con la mejor sonrisa que pude poner, una vez que me separe de ella

– Prometelo

– Lo prometo – me quede unos segundos ahí, sin saber que hacer o decir. Mi papá estaba en el auto esperándome y ella ya tenía que partir al aeropuerto o no alcanzaría el avión pero se sentía... raro e incomodo. No sabía que era lo último que debía hacer o decir, en parte porque hasta ese momento nunca había tenido que despedirme de verdad de alguien

–Ya, vete antes de que encuentre la forma de meterme en una maleta

– Buena suerte en tu viaje. – Volví a abrazarla una vez más para luego subir por fin al auto donde mi papá estaba esperándome con una increíble paciencia.

– Oye, arregla esa cara. Volverán a verse, estoy seguro – dijo al mismo tiempo que hizo partir el auto. Sé que era su intento por hacerme sentir mejor y de verdad espero que tenga razón.

Los días pasaron y aun no lograba acostumbrar a ir a clases sin Mackenzie, a hacer todo sin ella. Claro, había dejado de ir a clases un tiempo antes de irse pero era distinto, porque aún estaba aquí, aun compartíamos la misma zona horaria y aún podía llamarla cuando quisiera sin gastar todo el saldo de mi teléfono. Claro, no es que mi vida dependiera de ella y a diferencia de un par de años atrás, no estaba sola sin ella, pero es mi mejor amiga, la única que estuvo en todo momento conmigo y era imposible no extrañarla.

Metí dentro de mi casillero los libros de las dos clases que tuve después del almuerzo para luego sacar el libro que necesitaba para estudiar y guárdalo en mi bolso. Cerré el casillero y caminé directo a los estacionamientos de la escuela en donde Aiden me estaba esperando apoyado contra una de las puertas de su auto y observando su celular, probablemente jugando a ese juego de la pelotita roja. Llegue y lo abrace antes de que pudiera darse cuenta de lo que hacía, por lo que su celular junto con sus brazos quedaron atrapados entre medios de los dos.

– Hola – me alcé lo suficiente como para darle un corto beso en forma de saludo.

– Hola – dejé de abrazarlo al mismo tiempo en que le quite su celular... bueno, no se lo quite exactamente, más bien él me dejó tomarlo.

Me apoye contra el auto a su lado y continúe el juego tal y donde el lo había dejado. No tomó mucho tiempo para que perdiera todas las vidas pero en mi defensa, él iba en un nivel demasiado alto para mi, considerando que yo ni siquiera tenía este juego en mi celular como para tener algo de practica, además siempre me ha puesto un poco nerviosa él que miren mientras estoy jugando que era justo lo que él estaba haciendo.

– No me gusta este juego – dije al mismo tiempo que le devolví su teléfono.

– No entiendo cómo es que siempre pierdes. No es difícil – se incorporó dejando el acceso libre a la puerta de copiloto para luego abrirla – Vamos, tenemos toda una divertida tarde de estudios por delante.

Just for us (JFH #0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora