NO DESESPEREN, QUEDAN DOS EXTRAS MUY IMPORTANTES PARA LA HISTORIA Y QUE DE SEGURO ESPERABAN LEER.
Me acerque un poco más a Aiden acomodando mejor mi cabeza contra su pecho y enredando una de mis piernas entre las suyas. Podía sentir el suave compás de su respiración a la perfección y eso sumado a las caricias que empezó a darme en el cabello debilitaban el gran esfuerzo que estaba haciendo por no volver a quedarme dormida y si bien es cierto que hay algo sobre las siestas que en vez de reponerme nunca han logrado nada más que hacerme despertar más cansada que antes, en este caso no era solo la flojera la que no me permitía levantarme. Me gustaba estar así, entre los brazos de Aiden pretendiendo por un momento que todo era perfecto.
Por desgracia el mundo real nunca es así.
– Jay vamos, arriba
– No quiero – Me sostuve a él solo un poco más fuerte sin ningún otro propósito que hacer énfasis en mis palabras.
– ¿Desde cuándo eres tan floja? – No conteste, no hacía falta que lo hiciera, ambos sabíamos la respuesta.
Estaba mentalmente agotada, ni siquiera sabía que eso era posible hasta hace unos cuantos días atrás.
Mi papá llevaba poco más de un año lidiando con el cáncer y yo llevaba esa misma cantidad de tiempo lidiando con un montón de sentimientos y pensamientos que eran tan variables e impredecibles como estaba resultando su enfermedad. Era una constante testigo de lo horrible que resulta una sesión de quimioterapia y de cómo si bien podían haber semanas realmente buenas en las que no parecía enfermo en lo absoluto, también existían esos días horribles que llegaban sin previo aviso y por más que pasara el tiempo e incluso cuando ya había logrado acostumbrarme a ayudarlo a tal punto de ya no sentir el más mínimo asco cuando lo veía vomitar, jamás podría llegar a acostumbrarme a lo horrible que se sentía verlo sufrir. No es que me este quejando de lo que tengo que lidiar en lo absoluto, sé que hay casos mucho peores, casos de personas que solo duraban meses y también sé que el que verdaderamente está sufriendo aquí es él, no yo.
Durante el tiempo que había pasado, los dos habíamos pasado por distintas etapas de esperanza y desesperanza. De vez en cuando mejoraba de forma increíble pero luego volvía a estar tal y como antes pero eso sí, nunca había empeorado de cómo estaba al momento de empezar con las primeras quimioterapias y era eso lo que había logrado cansarme mentalmente a un nivel que empezaba a presentarse de forma física. Luego de dos meses en que todo parecía ir de maravillas, él había vuelto a recaer solo que esta vez peor que antes, por lo que dos días atrás tuvo que pasar por un montón de exámenes y escaners y hoy le darían los resultados de estos. Había querido ir con él, siempre hacía todo lo posible por acompañarlo pero no le gustaba que pasara demasiado tiempo en el hospital o demasiado tiempo encerrada cuidándolo y siempre repetía que no quería que me alejara de mis amigos o que dejara de vivir una vida normal. No estaba de acuerdo en eso, pero de vez en cuando cedía y le hacía caso dejándolo solo, como hoy.
– Ya son las cinco, se te va a hacer tarde
– Bien, me voy – me levanté, recogí mis llaves de la mesita de noche al igual que mi mochila tirada en el suelo y salí de la habitación siendo seguida por Aiden – ¿Nos vemos pronto?
– Claro. Avisame como va todo ¿sí?
– Lo haré – abrió la puerta para mí y luego se inclinó a darme el beso de despedida que ya estaba esperando. Con una gran fuerza de voluntad logré apartarme de él.
– Jamie... – estaba a mitad de su patio delantero cuando lo escuche llamarme así que gire y esperé que continuara lo que fuera que quería decir, pero no lo hizo – no es nada, olvídalo.
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Just for us (JFH #0.5)
Teen Fiction¿Cómo se conocieron Aiden y Jamie? ¿Cómo terminaron? ¿Cómo eran antes de convertirse en padres? ¿Qué ocurrió con la madre de Jamie? ; si alguna vez una de estas dudas cruzó tu cabeza esta es la oportunidad de que las resuelvas y que conozcas el prin...