11. La casa equivocada

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—¿Q...qué?- Alioth una vez se planteó aquella posibilidad, pero al no ser del todo posible no le dolió tanto como en ese momento, en el que Narcissa se lo había confirmado.

—Como oyes.- dijo la mujer, suspirando. Se dispuso a irse de nuevo de la habitación, pero Alioth la interrumpió de nuevo.

—¡Narcissa! Por favor... Cuéntame algo de ella.- esta miró nerviosa por la ventana y al ver que su marido seguía sin llegar, se encogió de hombros y cerró la puerta.

—Te lo cuento porque mereces saber la verdad estando aquí encerrada.- le dijo, mientras se volvió a sentar delicadamente en la cama lo más alejada posible de Alioth. La niña sonrió y apoyó su cabeza en los nudillos mientras escuchaba el relato de su tía.

—Como ya te dije antes, Violet venía de una familia muggle, de la familia Tonks. Su hermano Edward también fue a Hogwarts, estaba en el curso de Lucius. Se llevaban tan mal...

»El caso es que cuando yo iba más o menos a sexto curso, Violet entró en Hogwarts, el mismo año que mi primo Regulus y un año después que Sirius. Siempre pareció una niña tímida y misteriosa, y sus ojos miel reflejaban una frialdad indescriptible. En el expreso, Regulus estuvo hablando con ella, yo le vi, seguramente porque no sabía todavía que estaba hablado con una sangre sucia... Ya en el castillo, cuando comenzó la selección, todos supieron que se trataba de la hermana pequeña de Ted Tonks, y Regulus se quedó bastante sorprendido. Pero eso no fue nada comparado con lo que pasó a continuación...

***

—¡Violet Tonks!

El gran comedor se quedó en silencio, mientras una pequeña niña morena con ojos color miel se acercaba al taburete que había al fondo del pasillo. McGonnagall le colocó el Sombrero Seleccionador sobre la cabeza, mientras la niña observaba como su acompañante de tren se cruzaba de brazos y fruncía el ceño. ¿Qué había hecho ella ahora?

—Ummm...- el sombrero no tenía muy clara su decisión.- Inteligencia, sí, mucha, muy por encima del promedio... Respecto al trabajo tampoco está mal, no es una persona que se pueda rendir fácilmente... Coraje, oh sí... Puede enfrentarse sin dificultad a cualquier obstáculo. Mucho talento, demasiado... Es una situación muy difícil... Inteligencia, valor, trabajo y talento, todo en una misma persona. Pero creo que lo mejor es que estés en... ¡SLYTHERIN!

Un murmullo general se extendió por la sala. Violet miró a su hermano y descubrió que estaba pálido y nervioso. Siempre habían creído que esta quedaría en Hufflepuff, como él, pero al parecer no había sido así.

La niña se puso muy nerviosa, se levantó y se dirigió a la mesa de su nueva casa, donde todos, incluido Regulus, la miraban con desprecio. Violet seguía sin saber que había hecho mal, estaba muy confusa. Al sentarse en la mesa (en la cual todos se apartaron de ella rápidamente) se dió cuenta de que todos el comedor le seguía mirando y que murmuraban a sus espaldas. La niña se puso aún más nerviosa, y estalló una carcajada general.

Violet se miró el pelo y, como se temía, había vuelto a suceder: ahora estaba tan rosa como sus mejillas. La niña se tapó la cara con las manos e intentó tranquilizarse, pero con cientos de niños riéndose a su alrededor le resultaba imposible. En ese momento quería desaparecer del mundo, no creía posible lo que le estaba pasando. Ella no era de Slytherin y no entendía por qué el sombrero había dicho todo eso de ella, si no era así... No era ni inteligente, ni valiente, ni trabajadora ni tenía talento. Solo era ella, Violet Tonks, y era normal. Aunque tal vez era la hora de dejar de serlo...

La niña respiró hondo y procuró no sentir nada... Nada: ni nerviosismo, ni confusión, ni furia, ni alegría, ni nada. Aquella era la única manera de que el color sobrenatural se fuera, y de que el cabello volviera a su tono original. Y lo consiguió: su pelo perfectamente alisado volvió a ser castaño, como antes.

Intentó aislarse de los demás, no pensar en nada ni escuchar nada. No prestó atención al resto de la selección, ni al discurso de Dumbledore, ni a las miradas de odio de sus compañeros de casa, ni a su hermano, que estaba muy preocupado por ella. Cuando la comida apareció en los platos no comió mucho y, en cuanto pudo, se levantó y se dirigió junto a los Slytherin a las mazmorras, donde se encontraba la sala común. Allí todos la seguían mirando con odio, pero ella les siguió ignorando y fue a su habitación para dormir.

Aquel iba a ser un largo curso.

***

Se escuchó la puerta de la verja del jardín abrirse. Narcissa se sobresaltó y miró por la ventana. Ahora sí que estaba Lucius en casa. Se marchó en silencio de la habitación y cerró la puerta como antes, como si allí no hubiera ocurrido nada.

La niña se quedó unos instantes mirando al suelo y pensando en la historia que le acababa de contar Narcissa: su madre, una sangre sucia, fue seleccionada para Slytherin en Hogwarts, algo que nunca había ocurrido con ningún hijo de muggles. Alioth siempre había escuchado que Salazar Slytherin, el fundador de esa casa, solo aceptaba a los Sangre Limpia. En algunos casos excepcionales el sombrero había mandado posteriormente a Mestizos a Slytherin, pero a hijos de muggles... Nunca. Era la cosa más impensable que podía pasar en Hogwarts.

Luego se planteó lo duro que debió ser para Violet ser odiada por todos los de su casa y, seguramente también, por todos los del colegio. Ella iba con la idea de estar en Hufflepuff como su hermano y hacer muchos amigos, pero el sombrero la seleccionó para la casa equivocada... ¿era aquella su verdadera casa? ¿y por qué el sombrero la mandó a Slytherin y no a otra, a pesar de sus demás cualidades? Y, lo más importante: ¿qué talento tenía Violet que los demás no tenían? Le seguían quedando muchas preguntas sin respuesta, ahora muchas más que antes, aún así que Narcissa le hubiera contado la historia.

Algo que le había llamado bastante la atención también era la condición de Metamormaga de su madre, a pesar de ser nacida de muggles. Aquello debía de ser fascinante, pensaba Alioth, pero para Violet Tonks, quien no podía controlar su transformación cuando se ponía nerviosa, aquello no era más que un suplicio.

En los meses siguientes la niña no averiguó gran cosa, por no decir que no descubrió nada nuevo. Escuchó un par de veces las conversaciones de Narcissa y Lucius sobre cosas que ya sabía; en Navidad volvió Draco, y Narcissa le preparó a la niña una comida más especial que de costumbre; descubrió un lavabo roto que había en el baño y del que salía agua a veces, por lo que pudo ducharse a menudo; y el frío dió paso al calor y al verano, completando así el primer curso de Draco en Hogwarts. Además, para su alivio, Lucius no volvió a entrar en la habitación para nada, aunque Narcissa y Draco tampoco lo hicieron. Estaba sola, sí, pero no estaba mal tampoco, dentro de lo que cabía.

Las cosas iban como la seda.

Harry Potter y La Mestiza Olvidada ||SEMANAL||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora