Muy pronto

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Al día siguiente.

Me desperté a causa que Calum se movió. Abrí mis ojos y lo observé mirándome con atención.

—Buenos días. Disculpa. No quería despertarte—. Me sonrió. Yo me reí suave y me senté sobando mis ojos con delicadeza.

—Tranquilo. Igual ya era hora de despertar.

—Pero supuse que estás cansada—. Pasó un mechón de cabello detrás de mi oreja. Lo miré a los ojos como él a mi. Un silencio abundó la habitación y sentí como nuestras miradas se llaman. La distancia entre nuestros rostros era menos, cuando ya nuestros labios estaban rozando, que cerré mis ojos mientras mi corazón late a mil por minuto, alguien entró a la habitación y nosotros nos alejamos rápido.

—Lo siento picarones—. Dijo Ash.—Pueden seguir comiéndose—. Tomó algo y salió. Yo me reí y miré avergonzada a Calum.

—¿Crees que es muy pronto para que nos besemos?—. Pregunté tímida. Él no respondió pero si se puso de pie. Yo sin moverme abracé mis piernas haciendo un puchero pequeño. Hasta que sentí que los brazos de Calum rodearon mi cintura y me atrajeron más a él dejándome entre sus piernas.

—No lo es—. Comenzó a besar mi cuello. Por su pantalón de pijama puedo sentir un poco su bulto allí. Ya que estamos muy juntos. Cerré mis ojos y sonreí.

Él unió nuestras manos entrelazando nuestros dedos.

Luego de que paró de besar mi cuello giré un poco mi cuello a él y ahí fue la oportunidad que él tuvo para unir nuestros labios en un suave beso. Al principio estaba tan nerviosa y ansiosa que no reaccionaba. Pero ahora ambos estamos sincronizados. Me hizo girar a él y me senté entre sus piernas quedando a horcajadas y enrolle mis piernas alrededor de su cadera. Una de sus manos se pasó a mi espalda baja y la otra en mi cuello.

Mis dos manos rodean su cuello intensificando el beso. Poco a poco el se dejó caer a la cama dejándome sobre él. Nos alejamos por falta de aire. Pero no paró de acariciar mi piel erizada.

—Tienes 16, pero te gusta jugar—. Lo oí murmurar. Yo me reí y dejé caer mi rostro a un lado cerrando mis ojos para solo sentir las manos de Calum moviéndose juguetonamente en mi piel.

Siempre soñé con besar los lindos labios de Calum.

Siempre soñé con este momento.

—Y tu el viejo de 20 que ama a esta niña de 16—. Le murmuré en el oído para luego morder de este con suavidad. Calum se rió e hizo que lo mirara a los ojos.

—La chica de 16 que un día envió una carta con la que inició todo—. Nos hizo dar la vuelta dejándome debajo de él.

—Y el chico que hizo que uno de mis mayores deseos se cumplieran. Solo falta 1—. Acaricié su oreja mirando sus labios que sonríen.

—¿Y cuál es el otro...?

—Ya te lo mencioné anteriormente—. Miré a un lado.

—Cierto—. Besó mi cuello. Me reí suave.

—Tengo hambre viejo. Vayamos a cocinar—. Lo miré a los ojos.

—Vamos niña—. Se bajó de sobre mi y yo me senté. Me puse las pantuflas y a punto de salir sentí una mano en mi trasero. Me giré y vi a Calum con una sonrisa pícara. Me reí y quité su mano de allí para salir a la cocina con él detrás de mi.

(...)

—¡COÑO KARLA!—. Gritó Dana. Karla se rió y se escondió detrás de mi.

—Ya ya...—. Respondió.

—¿Dónde hay una tienda buena donde vendan zapatos? Quiero comprar—. Miré a Calum. Quién me miró rápido.

—Ammh... Sigamos caminando—. Dijo él.

Todos lo seguimos.

—Quiero ir a Starbucks, jamás he ido a uno—. Comentó Alex.

—Me pasa—. Dijimos todos. Calum sonrió.

—También vamos a uno entonces—. Miró por donde camina. Yo sonreí y lo empujé suave con mi hombro. Él me sonrió y pasó su brazo por mis hombros pegándome más a él. Nuestros amigos nos rodean y vamos riendo de algunas cosas tontas.

Hasta que llegamos a la dichosa tienda. Todos nos volvimos como locos midiendonos zapatos. Hasta Calum, pero, el no fue normal. Él se puso tacones e intentó correr con ellos para ver que se sentía.

¿Tomé fotos y grabé?

Si.

¿Nos echaron de la tienda?

A patadas.

—Bueno, igual no me gustó ninguno—. Me crucé de brazos.

Todos rieron.

—Estabas enamorada—. Dijo Alex.

—Además, es culpa de Calum—. Comentó Dana.

—¿Es mi culpa querer saber?—. La miró.

—¡Pero no ahí tonto!

—Bueno bueno... Vamos por la malteada—. Dijo Karla.

—Ahorita Calum quiere saber que se siente tomar por la nariz y también nos sacan—. Dije riendo.

—¡No se me había ocurrido!—. Sonrió alegre.

—Lo intentas y te golpeo—. Lo señalé advirtiendo. Él rió.

—Intentalo—. Alzó una ceja.

Cuando me acerqué me cargó en sus brazos y colocándome en su hombro para correr por toda la calle. Yo gritando. Y la gente me mira raro mientras mis amigos ríen. Cuando Calum me bajó, me tambalee un poco y él me abrazó fuerte. Ambos nos reímos y nuestros amigos nos alcanzaron.

Pasamos el día muy divertido a decir verdad. Riendo y echando broma.

Hasta que llegó la noche y todos nos fuimos a la casa de Calum y Ashton. Donde estaríamos todos allí para cenar juntos.

Disculpa, ¿Te conozco? → WhatsApp, C.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora