Miserere

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1

Pestañaba, trataba de despertar. Se movía bruscamente, luchaba contra ese día que sabía no poder borrar de su mente.

2

Seis meses antes.

El día no podía comenzar mejor, Debra y Ellie se habían despertado antes y habían aprovechado el momento para jugar y observar que el sol les prometía un primer día de vacaciones lleno de aventuras y diversión.
-Chicas, despierten y bajen a desayunar!! -Gritó el padre desde abajo.
-Vamos! - sentenció Debra.
Ella era la mayor, no de muchos años, a penas tres. Pero bastaba para que su palabra valiese mas que la de cualquier otra persona.
Ellie, en vez era mas caprichosa, sabia que su ternura podía derribar todos los muros que se le presentasen.
Las chicas no lo pensaron dos veces y comenzaron a correr para lanzarse sobre los brazos del padre que las esperaba al pie de la escalera.
En la cocina su madre había preparado un desayuno sustancioso, sabia que para afrontar una jornada como esta necesitarían mucha energía.
-Buenos días, se lavaron las manos? - Fingiéndose seria.
-Obviamente! - Debra amaba esa palabra, sobre todo cuando debía mentir.
-Si me mientes es peor para ustedes, los gérmenes no perdonan a nadie.- Dijo su madre, tratando de mantener seria su expresión.
De todo lo que había preparado sobre la mesa, las chicas prefirieron comer solo los cereales con yogurt. Odiaban la leche.
-Amor, cuando harás revisar la cocina? Sigue oliendo fuerte cuando utilizo el fuego de atrás - Pregunto por enésima vez.
-Hoy mismo vienen -El padre le dió un beso.
-Finalmente - Reclamó
Los gritos de los chicos jugando en la calle comenzaron a oírse, poniendo en alerta a Debra.
-Podemos salir? - Prefería preguntar a su padre.
-Claro! - Dijo
Las chicas saltaron de sus asientos, y corrieron hacia la puerta.
-Pero no han terminado de desayunar! - Gritó sabiendo que no habría respuesta.
Como un rayo, el padre, las interceptó antes de abrir la puerta. Su sonrisa dulce no desaparecía ni siquiera en los peores momentos. Era un ángel en la tierra para ellas.
-Momento! - las intercepta.
-Que pasa, pa?- pregunto Ellie.
El padre abre la puerta pero las chicas se quedan en su lugar esperando el discurso que tan bien conocían.
-Señoritas, no se alejen y no se separen.-
-Si, ya sabemos - dijo Debra.
-Y estén muy atentas a los autos que pasan, si?-
-Si, papa- Ellie no soportaba esperar.
-Tú -mirando a Debra- eres responsable de ella, lo entiendes?-
Debra afirma con un gesto.
-Y yo de que soy responsable? -reclamó Ellie
-Pues tu... Eres responsable de ti misma, que es una cosa muy importante - sonrió
-Eso no me convence - cruzándose de brazos.
-Ya verás cuan importante es. Muy bien, beso a papá y fuera- les acerca la mejilla.
-Las chicas le dan un beso y salen rápidamente.
El padre se asoma a la puerta, colmándose de amor. Crecían a simple vista y él estaba orgulloso de ser parte de ellas.
Se asoma un poco mas para gritarles la ultima regla, la que siempre olvidaba. Al gritar el nombre de la mayor, las dos que estaban casi en la acera, mas allá del jardín frontal, se voltearon a mirarlo.
-Regresen antes de que oscu...-
La frase nunca fue terminada, la fuerza de la explosión lo despedazo antes que pudiera hacerlo. La casa se desintegró en segundos y las llamas la envolvieron, no dejando un mínimo de duda sobre la muerte de su madre.
Ellie yacía a varios metros mas allá de la calle, mientras que Debra había terminado sobre el jardín de los vecinos de enfrente.
El silencio envolvía el lugar, la gente que ella conocía del barrio le hablaba y se movían tratando de ayudarla, pero Debra no podía oírles. Buscaba a su hermana con la mirada y encontró a su padre, o al menos lo que quedaba de él. No se concentró en la terrible imagen que tenia delante, continuó buscando con la mirada a su hermana. Ellie estaba en brazos de una mujer, la traía hacia ella. No lloraba, no gritaba, solo la miraba desconcertada.
Debra comenzó a abrazarla y la sentó junto a ella mientras esperaban.
-Todo va a estar bien, no te preocupes.- Debra le dijo, mientras tomaba su mano.
-Donde están mama y papa?- Sin dejar de mirar fijo a la casa en llamas.
Debra miró donde el cuerpo de su padre yacía ahora cubierto por una manta.
-Ellos...-
-Están dentro?-
-No, ya no.-
-Entonces?- Ellie miró a su hermana.
-Estan en el cielo, con los abuelos y con nosotras cuando los necesitemos- Una lagrima se deslizó por su mejilla.
Ellie volvió su mirada a la casa y a los bomberos que trataban de controlar la situación.
Un grupo de médicos las controló y las subió a una ambulancia. Mientras partían, a través de la ventanilla de la puerta de la ambulancia, Debra echó una ultima mirada a lo poco que quedaba de su casa, de su vida.

Miserere (#Wattys2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora