Segundo Lunes

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Recogí mis cosas a toda prisa cuando terminó la hora de química y salí del laboratorio como un rayo, más rápido que nadie, dejando a todos atrás. Incluso a Kayssa. Cuando yo tenía química, los alumnos que estudiaban lenguas, daban latín, por lo que en mi mesa habría otra nota, estaba seguro. Entré a la clase casi con desesperación por saber si aquella persona aún sentía interés en jugar a las adivinanzas conmigo y ahí estaba aquel Post-It verde.

"Dicere quae puduit, scribere iussit amor." 

Me senté, sintiéndome aliviado. Despegué con cuidado la nota y sonreí ante ella, dando un vistazo rápido a mi alrededor para descubrir si alguien me miraba y, como en las películas, sentiría al instante que era aquella persona, me levantaría y la besaría. Porque eso pasa siempre en las películas. Pero nadie estaba mirándome excepto Kayssa, que se dedicaba a pincharme con la punta del bolígrafo en la nuca una y otra vez. La mandé a pasear mientras intentaba que el  profesor no me viera sacar el móvil de mi bolsillo para traducir a toda prisa lo que decía, que era algo como "Lo que me daba vergüenza decir, me ha mandado el amor que lo escriba". El corazón se me derritió.

Y tal vez os estéis preguntando cómo es posible que un adolescente de 17 años muriese ante este tipo de cosas, pero para alguien que no había recibido tales muestras de cariño en toda su vida, aquello era el comienzo de una experiencia totalmente distinta y nueva. Yo, el chico que no importaba, le interesaba a alguien.  Mis pensamientos estaban en el mismísimo Olimpo cuando una voz interrumpió cualquier tipo de ensoñación sobre el amor.

-Hemmings, haz el favor de prestarme atención. 

Como siempre, aquella excéntrica mujer, la profesora Hawkins, tenía algún tema aburrido con el que martirizarme la cabeza. Historia no era precisamente mi favorita. Tosió un poco y prosiguió, pero en cuanto presté un poco de atención me sentí aterrorizado ante lo que oía, pues estaba hablando de aquellas épocas en las que los homosexuales eran torturados y asesinados terriblemente. El mundo siempre había sido una basura. 

Siguió con aquel horror toda la clase, hasta que el timbre sonó, y me vi libre de huir hacia el patio de recreo. 

Lenguas Muertas. [Cake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora