Segundo Martes

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Antes de ir a química, le robé un post-it rosa de la agenda a Kayssa y lo pegué en mi mesa, escribiendo rápidamente. "No sé latín, pero tal vez deberías decirme tu nombre."

Kayssa tomó mi mano y comenzó a andar, dándome un pequeño azote con las puntas de su cabello en la cara al girarse, arrastrándome con prisas hasta el laboratorio al final del pasillo. La hora se me hizo eterna, me mordí tanto las uñas que sentía que me dolían los dedos, tamborileaba con las manos sobre la mesa, mis piernas temblaban inquietas y la morena se reía con ligereza de mi cara de fastidio. Quería llegar ya a clase y, cuando al fin sonó el timbre, me levanté como si pudiera arrasar con todo a mi paso, pero la mano pequeña y delicada de mi amiga me detuvo. Hoy debía esperarla y, para cuando llegué a la clase, la profesora ya estaba allí, con aquel rostro sonriente que nos dedicaba la mayoría de las clases, intentando no pedir nunca los estribos. Me acomodé en mi pupitre, no había nota alguna. Sólo había tomado otro marcador permanente, rojo esta vez, y había hecho varios círculos alrededor de las iniciales que había escrito la semana pasada. Una flecha salía de ellos y llegaba hasta unas palabras. "No. Est tua quaerere."

¿Y podéis adivinar qué decía?

"No, Es tu búsqueda."

Capullo.

Lenguas Muertas. [Cake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora