15.

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⌦ Hana.

Creo que Bobby me gustaba porque sabía que podía llegar a hacerme mucho daño, y ahora mismo en lo único pensaba era que me merecía sufrir y vivir todo el dolor posible. Había desarrollado algo de desagrado por mí misma después de todo lo que pasé hace años, y no podía evitarlo.

Así que cuando escuché aquellas palabras frías, sentimientos totalmente opuestos se encontraron y chocaron contra sí: Decepción, desilusión, agobio, y también alivio.

No podía explicar con exactitud por qué me sentía aliviada, ni yo misma lo sabía, supongo que tenía miedo de volver a depender sentimentalmente de alguien como lo hice de Alessa, cuando era mi mejor amiga o eso me hizo creer. Y sabía con certeza que si Bobby quería, podía engancharme a él con tan solo un par de palabras; eso no me gustaba nada.

En el camino de vuelta ninguno de los dos pronunciamos palabra alguna, se había empeñado en llevarme a casa porque según él este no era un barrio seguro y comenzaba a anochecer. Quería rechazarlo, pero finalmente dejé que me acompañara.

Así que ahí iba, montada en su bicicleta roja detrás de él y agarrada firmemente a su cintura. Él pedaleaba como si yo fuera un peso pluma, y no le costara ni lo más mínimo tener una carga más a cuestas. Parecía sumido en su mundo, siempre me habría gustado ver cuáles eran los pensamientos que ocupaban su mente, tan distante al mundo, tan inseguro, tan brillante. Supongo que siempre me habían atraído las personas que ocultaban cosas y él tenía un mundo entero escondido tras sus ojos oscuros.

La brisa chocaba contra mi cara y me hacía entrecerrar los ojos, así que la oculté apoyándome en su espalda y suspiré. Las calles eran oscuras pero él nos dirigía por la poca iluminación que las farolas daban. Volví a ver aquél muro, y las palabras pintarrajeadas en él. Red Parade anunciaba que quedaba muy poco para salir de aquél barrio; entrábamos en los barros altos de Seúl.

-Al final no hemos ni terminado el trabajo. -Lo escuché murmurar, parecía mucho más relajado desde que habíamos entrado en los barrios altos.

Suspiré.

-Todo por tu culpa, y tus estúpidos juegos. -Murmuré, intentaba no estar molesta con él, pero la situación me irritaba bastante.

-Sí, pero ha sido una buena tarde... ya sabes, tú has tenido tu primer beso y yo, bueno, yo he pasado el rato.

Le golpeé el hombro con la palma de la mano y él se quejó, aunque no le había pegado tan fuerte como para que reaccionara. La bicicleta en la que íbamos montados tembló, perdiendo el equilibrio por unos momentos y grité, pensando que nos íbamos a caer. Aunque Bobby volvió a equilibrarla en seguida.

-¡¿Por qué has hecho eso, agresiva?!

-¡Porque eres idiota, y estúpido! Que sepas que ese no ha sido mi primer beso, no vas a tener esa oportunidad nunca. -Contesté rodando los ojos, me había agarrado por inercia un poco más fuerte a él al pensar que nos íbamos a caer, así que volví a aflojar mis manos en torno a su cintura.

Al parecer, aquella pequeña confesión le pilló por improvisto y ladeó la cabeza por unos segundos para mirarme de reojo; entonando una sonrisa ladeada al comprobar que no mentía. ¿De qué se sorprendía el muy idiota?

-Vaya, ¿y quién ha sido el afortunado?

Tardé un poco en contestar, nunca había vuelto a comentarlo desde que corté toda relación con él, con mi ex novio. Él fue todas mis primeras veces, lo amaba con todas mis fuerzas y quería pasar toda mi vida junto a él, sin embargo... se fue.

Tormenta || iKON || BobbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora